Te Cortaría en Mil Pedazos : relatos, historias propias. Resucitandote en cada historia. | Weblog de Cristian Sena

Tiritando por el frío y los nervios de que alguien nos vea —cosa que seria muy extraña, pero podría llegar a pasar—, apostados en unos viejos postes de luz acostados, somos tres. Estamos sentados y charlamos de cualquier cosa que puedan hablar unos pibes de catorce años, jugando a ser hombres.
Estamos refugiados, y pensamos dar inicio a nuestra aventura:

—Dame uno —dice Dieguito, completamente maravillado.
—Tomá, sacá uno. Son tres para cada uno, el ultimo lo fumamos entre los tres.

Un Phillips de diez nos hace vivir un intenso momento de adrenalina: fumar a escondidas.
Diego saca uno y lo prende. No traga el humo, lo escupe al instante. Da otra pitada y otra, no sabe que se está suicidando en cuotas. Vuelve a dar otra pitada, ni me mira. Tampoco habla, finge disfrutar su pasaporte a la muerte.
Juan le pide el encendedor y ríe, sus nervios le producen una sonrisa de oreja a oreja. Otro más que se sienta junto a Dieguito en el mismo bondi con destino a un jodido cáncer de pulmón.
Yo no dejo de paranoiquearme cada segundo que pasa.

—Loco, ustedes…¡Yo no se de que carajo se ríen! Si me ve mi hermano, si me ve mi hermano... —no dejaba de repetir, mientras los otros me daban consuelos tontos de jardín de infantes.
—No pasa nada, acá estamos bien —dice Juan, sin pensar que la ubicación es en frente a una comisaría, atrás de un galpón enorme, el Gimnasio Municipal de Berisso. Justo detrás de esa enorme construcción nos ubicamos nosotros, tres pibitos, con ganas de ver qué es esto.
—Aparte, mirá que tu hermano va andar por acá… —me dice Dieguito para tranquilizarme.
—Loco, mi hermano, ya me dijo, si me ve me lleva a boleos en el culo hasta mi casa, ya me advirtió, lo va hacer, no es joda, mi hermano con eso no jode. —les digo casi llorando.
—No te pongas mal, boludo, tomá —me dice Juan, pasándome la caja de cigarrillos —prendete uno, vas a ver como te tranquilizas.

Prendí ese cigarrillo, le di la primer pitada. El humo ingresó por mis pulmones, me dio una arcada que casi vomito. Esa es la sensación de fumar a escondidas, la tos que no se puede ocultar.
Diego pide otro cigarrillo. Juan y yo todavía estamos con el primero. Lo “fumamos” muy despacio, como tendría que ser.

—Pasame la caja —dice Diego, serio, como sabiendo lo que hace.
—Mirá que te queda uno, no te zarpes —le dice Juan en tono amenazante.
—Eso, ¿Por qué no aguantas un poco?, si recién apagaste uno —le digo yo, para que recapacite y no se convierta en una chimenea humana.
—Es que uno no me alcanza —dice Diego, dándole fuego, regalando una cuota más.

Hablamos de todo, hasta inclusive de Dieguito. No paramos de reír, fuma como un animal, está desesperado.

—Si los pudiera llevar a mi casa, esto sería diferente. Es injusto —dice la chimenea humana, resignado.
—Diego, si los pudieras llevar a tu casa, ya estarías muerto, déjate de joder. —dice Juan.
—Posta, sos un escuerzo. Mirá que vi pibes fumar, pero le das con tutti, tendrías que aflojarle un toque.
—Estoy en todo mi derecho de fumar mis tres cigarrillos, como yo quiera. Es más, la próxima vez me prendo los tres juntos. —dice Diego y sonríe. Nosotros dos nos quedamos serios, sabemos que es capaz de hacerlo.
—Chiste, boludos, ¿Como voy hacer eso? — aclara. Igualmente, seguimos serios y Juan decide cambiar de tema.
—Mi vieja el otro día me abrió el cajón del escritorio, donde tengo una cartuchera, esas de lata. Ahí siempre tiro la ceniza. Pensé que me molía a palos, pero creo que no se dio cuenta.
—¡Que mal! Yo me olvidé de sacar los cigarrillos del Jean y al otro día apareció la caja de cigarrillos en mi mesita de luz y el Jean colgado en la soga. No me dijo nada mi vieja, yo también pensé que me mataba. Pero bueno, mientras no le diga a mi hermano, todo bien.
—Yo fumo en casa —dijo Diego y los dos lo miramos.
—Sí, lo que escucharon, fumo en mi casa. —volvió a afirmar esa locura.
—¿Cómo que fumás en tu casa? —pregunto Juan.
—¿Y si te ve tu vieja? —dije yo.
—Yo me la banco, ya estoy podrido de fumar a escondidas, igualmente fumo en el patio, salto por la ventana a la noche y me fumo un puchito, o dos y después vuelvo a mi habitación.

Nosotros le creímos todo menos el “uno o dos” —sabemos que se debe fumar, mínimo, cinco.

—Asomate Juan, lo único que falta es que nos metan en cana. —le digo con el pucho en la mano.
—Dejen, voy yo. —dice Dieguito.
—¿Y? —pregunta Juan.
—No pasa nada, muchachos, este lugar es mágico. —responde Dieguito.

La tarde empieza a bajar, Diego ya se fumó sus tres puchos. Está diciendo indirectas para fumar otro más, es el entusiasmo de los primeros cigarrillos. Yo lo entiendo, después se le pasará, como pasa todo.

—Che, ¿Y si fumamos el ultimo ahora? Total, a ustedes les quedan dos más. —dice Dieguito.
—A ver si nos entendemos…si a mi me quedan cigarrillos, es por que los fumo como una persona normal. Si querés te convido uno de los míos. —dice Juan.
—¿En serio? —pregunta Dieguito.
—Te esta jodiendo bobo, cagate si no tenes más. —respondí yo, no lo podía ver tan ilusionado.

Juan se reía, yo me reía, Diego estaba a un lado. Abrí la caja, saque un cigarro y se lo revoleé, le di en la oreja.
Lo agarró, lo encendió y me dijo;

—Gracias, lo necesitaba.

Juan y yo nos descostillábamos de la risa. Hablaba de necesitar, que increíble.
Entre pitadas normales y pitadas de Dieguito la tarde iba pasando. En la caja quedaban dos cigarrillos, comenzaba la pelea de quién se llevaba la caja. Diego no participaba en esta disputa.

—Juan, llevala vos, confío en vos. —le dije desligándome del problema.
—No, no, por favor, llevala vos, si tu vieja ya sabe que fumás.
—Juan, cuando me preguntó de quién eran los cigarrillos, le dije que eran tuyos. Llevala vos. —le dije.
—Ah, sos un terrible forro. ¿Cómo le vas a decir que son míos? —me pregunta, indignado.
—Y bueno, ¿qué querés? Me agarró desprevenido, le dije lo primero que se me vino a la cabeza.
—Ok, se los regalamos a Diego.

Diego abrió los ojos, y al instante nos miró con carita de perrito mojado.

—¡Ni en pedo! —le grité en la cara.
—Forros. —expulsó Dieguito. Se paró, agarró la bicicleta y amagó a irse.
—¡Mentira! Tomá, llevátelos Diego, todo bien.
—Gracias... forros. —dijo eso y comenzó a pedalear por el pasto, repleto de pozos. Había que hacer una fuerza para irse por ahí…
—Vamos, esto no da para más. —le dije a Juan.
—Vamos —dijo Juan.

Caminamos hacia las bicicletas y le pregunté:

—Che, ¿me quedó olor en la ropa?
—No, casi nada —respondió Juan.
—¿Sabes Juan? El otro día me explicaron que si en mi casa son todos fumadores, jamás podrían percibir si tengo olor a cigarrillo, o si alguien ya fumó alguno. La nariz pierde esa parte del olfato y no puede reconocer el olor.
—¿Entonces para qué me preguntás? —dijo Juan.
—Por que eso no es exacto. La última vez, entre a mi casa y mi viejo me dijo:
—Si vas a fumar, decímelo, y fumá en casa, en donde quieras. Comprate vos tus cigarrillos, pero nunca agarres un cigarrillo de un desconocido.
—Yo no fumo, viejo —le alcancé a responder.
—Tu ropa no dice lo mismo.
—Ahh, ¿Lo decís por el olor que tengo en la ropa? Fue Juan viejo, él fuma. Y como estoy casi todo el día con él, se me pega el olor.




Por que el pasado es ahora. Por que la amistad no se corrompe, no se destruye, no se cambia ni se vende, no se compra y no hay descuentos de ocasión. Por que sin él hoy yo no estaría fumando, por que sin él hoy yo no estaría acá sentado. Por que a pesar de todo, es un gran amigo. Por eso y mucho más, esta historia es dedicada a él, el pequeño hombre ruliento que titubeo conmigo más de una vez, él que ahora se inhibe frente a las mujeres, aquel que hace los mejores asados y juega los peores partidos de truco. Más alla del que diran, nunca dejaras de ser ese pelotudo que quiero que sobreviva a mi lado. Y aunque ya lo habras escuchado, es bueno que otro pelotudo lo repita, estoy orgulloso de vos.
Feliz cumpleaños Juan Pablo.

PD: Sí, siempre te eche la culpa de todo. Después de todo, para eso estan los amigos ¿no?. Brindo por vos hermano.

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Un batero de Mendoza, increíble video.
"No es lo mismo: vivir de la música que la música te haga vivir"


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Y unos pies que dicen más de lo que muestran.


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Tarde pero seguro.
Nuevo texto en almibar: Juguete de Papá.

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Es hermosa. Es morocha, es flaca, no es la mujer más linda del mundo, pero a mi me gusta y con eso me basta. Seguramente a ninguno de mis amigos le gustara, pero a mi me encanta y eso me parece perfecto.
Siempre lleva unos collares hindú, se hace la hippie, yo soy de los que piensan que hippies no hay más. Se extinguieron hace décadas. Ya nadie puede ser lo que quiere ser. No hay tiempos para el hippismo. Es normal, es inteligente, es rápida para respuestas difíciles, no duda, no piensa demasiado, actúa. Es única.
Usa anteojos negros, un suéter que le queda un poco grande, su pelo tiene vida propia. Un flequillo, una colita y unos mechones que le acarician la oreja, lo que daría yo por susurrarle al oído cualquier cosa.
Se sienta en un banco, y saca un libro. Lee Piotr Kropotkin, se prende un cigarrillo, y sigue observando el libro.
Es delicada, sutil, muy femenina. No trabaja, estudia, ya dejo dos carreras en curso. Todavía no sabe que quiere ser, pero si sabe lo que es.
Esta por cumplir veinte años, no sale de noche, tiene muy pocas amigas, y por primera vez me esta mirando.
Sos hermosa, balbuceo para que lea mis labios. No se inmuta, con los anteojos puestos no se si en verdad me miro a mi. Espero que no, ojala que no me haya visto no quiero quedar como un pajero antes que me conozca.
Fuma y descansa la vista mirando al cielo. Muero por besarle el cuello, bajar, y perderme en su ombligo.
No tiene hijos y para mi eso es todo un descubrimiento, me gusta más.
Es sencilla, usa jean y zapatillas rotas. No miente, no simula, pero no sé si dice la verdad.
No le gusta que la ayuden, no pide favores, se cree inmortal, si supiera que todas las veces que me ofrezco para algo es para estar un rato más con ella.
Prácticamente no hablamos, hay como un rechazo mutuo, un miedo que me dice que podríamos enamorarnos. Sabemos que el amor no dura para siempre. Y eso es un gran problema.
Ambos simulamos no vernos, pero en un descuido siempre nos estamos observando, examinando, estudiando.
Ella tiene una voz hermosa, es muy fotogénica. Muy lindas curvas y unos pechos hermosos. No se cuida, no va al gimnasio, no hace deportes, solo lee, estudia y sueña con príncipes azules.
No le teme a nada, pero es muy frágil, como las copas de cristal; solo sirven mientras no se golpeen. No sé si todavía esta enamorada de su ex novio, calculo que no, pero por momentos algunas actitudes me dan a entender que si.
Hay días en los que se pone un sombrero verde musgo con una franja negra, la hace tan sexy. Sabe como seducir a un hombre.
No usa Internet, no conoce Internet, por un lado eso me alegra, y por el otro me desalienta, me gustaría que este conectada todo el tiempo, a toda hora, aunque no me hable, verla ahí, saber que esta ahí.
Tiene ojos negros y me hubiera encantado que tenga ojos color miel, o verdes. Pero no los tiene y me gusta igual.
Estoy perdido y tengo miedo que ella un día no este más.
Es vegetariana, o lo era, o lo fue, no se muy bien. Ya no la veo comer más tartitas de espinaca en el buffet de la facultad. Debe estar preocupada por algo, antes comía todos los días, hace tres días que no come.
Mira si un día venís y me decís que me amas, ¿Te atreverías a sorprenderme una noche?. Decirme algo como “Lo siento, no dejo de pensar en vos, te amo” y luego comenzas a besarme, impidiéndome salir corriendo.
No me importa que estés casada, que seas lesbiana, que vivas en Londres, en Japón, ya nada me importa con verte, solo verte, por que después de todo, sos una razón más que me da la vida para seguir sobreviviendo, sos mi amor imposible, un milagro, un sueño.
Una taza de café, una hermosa melodía, sos un sentimiento, sos mi amor.
No soy tu tipo de hombre, tu sonrisa te vende cuando observas a otros hombres, pero eso no me apena, al contrario, no puedo dejar de pensar que lo podría ser, que no soy tan diferente a los demás. Que aunque no sea lindo, puedo llegar a amarte y a Marte también. Y cada día que pasa me cuesta creer más en la belleza interior.
Y aunque estas líneas marquen un final predecible, un final gris, el saber que nunca estarás conmigo, el saber que nunca gustaras de mí, el saber que los dos de a poco nos vamos ahogando en silencios, silencios en los que yo puedo gritar que te amo.
Por favor, nunca desaparezcas, espero que algún día comprendas que hay gente que te ama. En silencio, en la oscuridad de una habitación, en la cola del buffet, en tu banco, en tus libros, en las fotos que algún día te mostrare.
En estas líneas que olvidaras mañana.

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Esta tarde aproximadamente a las 17:45 o un poco menos, de la emoción no preste atención a la hora, recibí una carta de Norma Wallis una ex novia de mi adolescencia, de mis 22 años dorados, yo con Norma conviví 3 años desenfrenados, época hippie, de sueños, promesas y deseos. En el año 1974, acá en Argentina estaba todo bastante agitado, es por eso que decidimos dejar la ciudad y márchanos a las sierras, era algo que veníamos prometiéndonos hace mucho tiempo, nuestra vida fue hermosa, fue tan lindo que siempre supimos que esto algún día se iba acabar será por eso que esa época en mi vida fue la mejor y la recuerdo tanto, comencé a leer la carta y me emociono muchísimo, hasta las lagrimas, la carta decía así:

“Joaquín:
Nose si me recordaras como yo te recuerdo, ya pasaron más de 20 años, pero te escribí a partir de un libro tuyo, ¿te acordas que vos me decías que algún día serias un escritor “famoso”?. Entre tantos amaneceres que me dedicaste, canciones que si ahora cierro los ojos todavía las puedo escuchar, esas son cosas que nunca las voy a olvidar...” –hasta ese momento no imaginaba que Norma sería, es que con el tiempo uno conoce mucha gente.
“...Te adjunte una foto, yo te conozco sé que en este momento estarás buscándola para saber quien soy, sos tan desmemoriado, una de las pocas personas a las que les creía si me decía “me olvide”, eras un buen hombre, supongo que también lo serás ahora, te cuento que al final soy madre y que se llama “Lucia”, sí, le puse Lucia como a vos te gustaba, de tanto que me hablaste comenzó a gustarme ese nombre, recuerdo que siempre me comentabas con tanto entusiasmo que si algún día teníamos una nena se llamaría Lucia, pues así se llama.
El padre es un buen hombre, unos tres años más grande que yo, es de acá de las sierras lo conocí 10 años después de que vos te fuiste a buscar esa vida de cantante y escritor. Te comento que acá tu libro esta en oferta a $7,90 nose si serás tan buen escritor o fue mala suerte, tu nombre en la portada fue lo que me llamo la atención y lo compre, sin saber de que se trata, recién leí un par de paginas, con más tiempo prometo terminarlo, me gusto la trama, aunque siempre me gusto como escribís más allá de tu locura y fantasía.
Saliste muy lindo en la foto de la contratapa, aunque estás un poco más viejo, apenas, no te alarmes ni me insultes, no quiero crear un complejo de vejez. Te comento que yo también estoy un poco vieja, pero bueno son cosas de la vida.
Lucia tiene 10 años, sabías que a veces le leo algunos de tus escritos, siempre me pregunta lo mismo “pero mamá, ¿estas historias a quien se las escribía, acá en el campo vivía mucha gente, antes?” yo sonrió, cuando sea más grande le diré que fueron dirigidas a mi, se que me va a preguntar “¿Por qué se fue, si te quería tanto?” no quiero meterle en la cabeza que el amor es hermoso pero asimismo es doloroso, quiero que aprenda sola, y si algún día otro hombre la deja por sus sueños ella sabrá entenderlo o por lo menos tendrá mi ejemplo, es bueno que sepa que el amor además de estar en la cama, también es dejar volar a la otra persona, aunque duela, el amor es así.
Todas estas cosas con el tiempo las aprendí de vos, y ahora puedo entenderte Joaquín y esta carta no es más que para agradecerte, no sabes lo que crecí después de que vos te fuiste, no te confundas, no son reproches, ni mucho menos al contrario, esta carta la escribe mi corazón, sin ese libro jamás podría haber sacado tu correo postal, son “accidentes felices de la vida” como decías vos cuando algo bueno te pasaba.
Ahora entiendo todo, y aunque me costo darme cuenta sé que en realidad vos me amaste a tu manera y no querías lastimarme más, te fuiste en busca de ese sueño, que como vos bien me dijiste esa noche con los bolsos y las lagrimas en los ojos “te amo, pero tengo que marchar, mi vida esta allá, voy en busca de mi sueño, pero volveré, por que te amo, volveré a vos, nose de que forma reapareceré, tal vez ahora salgo y me muero, tal vez en el viaje me asesina algún puñete, no lo sé, pero de alguna forma volveré a vos”.
Y ahora estás acá en forma de libro, y es increíble, no se que más decirte, pero te agradezco con el alma, Lucía espera conocerte, por que le dije que yo conocía al que escribió este libro, no le dije que era el mismo que escribió esos escritos con el que ella cada noche sueña y me cuestiona cada línea, ella también esta aprendiendo de vos, aunque no lo puedas creer.”

Sin embargo escucho la voz de la dulce Norma todas mis noches, veo que sigue siendo el mismo ángel que fue siempre, no cambio, el único que cambio fui yo. Cuando me siento perdido en el mundo releo esta carta, ella no sabe que todavía es mi motor, mi inspiración.

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Nuevo texto en almibar: Dos meses.

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Corrió como cuatro cuadras, se freno y me dijo:

—Para, yo llegue hasta acá, te juro que no doy más —Puso una mano en su rodilla y con la otra se sujeto de mi codo, parecía cansado.
—No, dale, ¡¿que para?! tenemos que seguir —Le dije mientras lo tironeaba del brazo.
—No te das cuenta que si paramos ahora, fuiste, hay que seguir —Y amagué a seguir corriendo y me detuve, mire para atrás y estaba ahí apoyado con sus dos manos en las rodillas, doblado como un acordeón, agitado.
—Es la droga, boludo —Me grito.
—¡Qué droga gil! —Le respondí, con toda la bronca.
—Loco te quiero como un hermano, si vos caes, yo caigo, dale —Y ahí lo logre, se paro, inflo el pecho y corrió tan fuerte que me paso por al lado y me golpeo el brazo, giro su cabeza y me dijo;
—Dale loco, es verdad, no llego —Comencé a correr a la par de el.

Y corrimos... como corrimos esa noche, fue el viaje más largo que hice en toda mi vida, si lo recuerdo como si fuera ayer. No quedaba tan lejos la Terminal de ómnibus, calculo que unas veinte cuadras.

—Toma —Le dije cuando estábamos por entrar.
—No, boludo yo no uso eso, aparte es de noche —Me respondió.
—Toma, se te nota mucho —Agarro las gafas oscuras y se las puso.
—¡Corre loco, corre! —Lo abrace como si se fuese a la guerra, sintió mi abrazo como si fuese el abrazo de un padre hacia un hijo, lo sé, se le doblaron las rodillas y sostuve su cuerpo unos segundos —Eso es un abrazo sincero, pensé.
—¡Mucha suerte! —Alcance a decirle mientras corría a su encuentro, con la mujer que amaba.

Estaba por llegar, ya estaba ahí, podía ver a su novia con esa panza hermosa, me había contado que era un varón, que se llamaría Francisco.
—Le voy a poner Francisco, en tu honor hermano —Me confesó en una noche de ginebra, en el bar del Polaco; donde ideamos todo.

Ya tenia su vida echa, solo le faltaba tomar ese ómnibus con su novia, se estaban yendo a paraguay, tenia parientes allá. Yo cuando se calmara un poco todo, le prometí que iba ir a saludarlos y a conocer a Francisquito.
Pero fue el calor el que lo detuvo, no fue ni dios, no fue ni su mujer, ni la droga, ni el miedo, fue el calor el que lo mató.
Y lo vi caer, y no pude ir. Tuve que correr, lo recuerdo como si fuera ayer.

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La tristeza, sabe a resfrío sin fiebre.

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El síndrome Davidson llego a Berisso, seguramente también esta en tu barrio, es más me atrevería a decir que toda la Argentina esta infectada por este virus horrible.
Para los que desconocen el síndrome les puedo contar a forma de resumen que afecta a pelotudos de 16 hasta imbeciles de 30 años de edad.
¿Cómo darme cuenta si estoy infectado? ¿Si mi amigo posee el virus?.
Hay varias formas, el síndrome se divide en cuatro etapas:

La primer etapa cuando eras un niño y recién te sacaban las rueditas de la bicicleta. Acá se define si realmente serás un futuro pelotudo o si solamente te querías divertir.
Es cuando le atabas al cuadro un globo o una bombita, a la altura de la rueda trasera, para que cuando comience a girar, empezara a hacer un ruido como si fuese una moto. El golpeteo que hacia el globo con los rayos era “pa pa papa papapapapa papapapapappapapa” mientras más velocidad agarrabas más rápido hacia el “papa”, y bueno, si solamente te divertía no pasaba a mayores.
Ahora sí ya ponías dos globos, en ambas ruedas, y si se te explotaba alguno frenabas a cambiárselo, ya estabas hasta las manos.

La segunda etapa es psicológica y afecta a las tristes personitas que jamás en su vida se animaron a tirar cohetes. A los cagoncitos que no prendían una bomba de estruendo por miedo a perder la mano. Estas personas ya comenzaran de grande, a querer saldar esa deuda pendiente.

La tercera etapa es cuando comenzas a pasarte todo el día como un pelotudo en Youtube mirando videos de autos corriendo picadas, esto aunque parezca normal, y el sujeto que lo experimente goce con esos videos como si fuese una porno casera, es el comienzo del todo.

La cuarta etapa y la peor, que es cuando realmente, estas contagiado hasta el pistón, es cuando te compras una Zanella.
El comprarse una Zanella o similar, cuando no se utiliza como un movil, es de resentido social. Es querer llamar la atención, es querer que todos te deseen la muerte. Es en simples palabras, de cabeza de tortuga.
Yo pienso que la Zanella con esos caños de escape horripilantes y esa velocidad en cámara lenta que experimenta, es como el paco de la sociedad motociclista o aun peor.
Después siguen los que se compran una moto con un par de cilindros más, como la Bizz/Econo/Kaizer/Etc, a estas personas habría que sacrificarlas, pero no a todas, solo a las que le cambian el caño de escape para poder hacer contra explosiones.
Estos ya manifiestan el síndrome tatuado en la frente, generalmente son fracasados que nunca en su vida pudieron aprender mecánica. O los más enfermos, (por que recordemos que al tener un síndrome, son enfermos), deciden poner un taller de motos, y jamás en su perra vida arreglaron una bien.

Por la puerta de mi casa todas las noches, aprox. a las 2 de la mañana, pasa un hijo de puta en una moto y empieza “pum pum pum papapapapa pum pum”, daría una pierna por salir con una bazooka y mostrarle lo que es una verdadera explosión.
Cuando pasan por la calle principal de mi ciudad, yo los observo entrecerrando los ojos y repitiendo para mi mismo, “que se caiga, que se caiga, que se caiga, que explote, que explote, que explote”, nunca sucede, pero sé que algún día pasara, cuando eso pase me voy acercar corriendo y voy a empezar a saltar descontrolado como en un pogo de AC/DC, tirando chasquibunes al piso, de ahí al psiquiátrico, pero feliz.
Ayer un amigo vino y me contó que él también vio algunas manifestaciones del síndrome Davidson en autos. Yo me quede congelado escuchando su relato, me impacto, no sé si lloro, pero estuvo muy cerca, tenia miedo, temblaba.

—No sabés lo que vi.
—¿Qué? ¿Qué paso?. No me asustes.
—Jorge está hecho mierda, creo que le pego el Davidson.
—Nooooo boludo, Jorge, ¿de verdad?
—Sí, hace como un mes que no lo veía, está de vuelta, cuando fui a la casa no lo podía creer. Hay que ayudarlo, juntemos guita para que cambie el auto o al menos para que lo trate algún profesional, alguien tiene que ayudarlo.
—El auto, pero si el auto de él, andaba bien. ¿Lo choco?
—Ojala lo hubiera chocado, es algo peor. Por dios, no puedo sacar la imagen de mi cabeza.
—Espera... te va a hacer mal, sentate, contame, ¿Qué esta haciendo?.
—¡¡¡¡Esta tuneando el Peugot 504!!!!!

Pobre Jorgito, nada más desagradable que intentar tunear un Peugeot 504, que mal gusto.
Y eso es el síndrome Davidson el pensar que una Zanella es una Harley Davidson. El creer que una explosión suena igual a una moto ninja ultimo modelo de Kawasaki. El creer que todos los autos son tuneables, el llenar una moto de led azules, el creerse original por que le puso quince parlantes al fitito y solamente suenan los agudos por que para un buen buffer es mucha guita. Además si al fitito le pones sonido no lo podes arrancar, de por sí, ya cuesta que arranque.
Lo bueno es que el virus Davidson es muy obvio. Por que estos cabeza de tacho que hacen las contra explosiones andan en comunidad. Una forma de poder acabar con el síndrome, es que todos pensemos lo mismo cuando vemos más de 10 pelotudos haciendo mierda la moto, pensar “que explote uno, que explote uno, que explote uno”.

Por otro lado, estoy podrido de las picadas, muchachos, sean realistas. En Argentina no hay picadas, no saben lo triste que es ver correr un fitito todo destartalado contra un 128 pintado a pincel. No faltan los autos con 7 colores diferentes de pintura, todos esmaltes sintéticos y antioxidantes, bordo, negro, blanco, entre otros. Obviemos el tema de los polarizados caseros.
Y de pronto ves al dueño, un gordo peli largo, con un joggin todo roñoso apoyado en el capot o en el baúl del auto, tomando cerveza del pico y decís “¿Tan mal estamos?”.
Pero sobre gustos no hay nada escrito, hay gente a la que le puede gustar, y hay gente como a mi que nunca me gusto. Y que además puteo cuando un pelotudo de estos matan a personas por correr una picada. Y cada vez hay más casos de hijos de puta que destruyen familias por pensar que están en rápido y furioso.
Chicos, las únicas y las mejores picadas que hay en Argentinas están en Puerto Madero, en los Restaurantes de allá.
Déjense de joder, cada vez más patéticos, cada vez se conforman con menos.
¿Argentina primer mundo?.

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Nuevo texto en almibar: M. M.

Gracias a todos los que se estan animando de a poco a comentar. A los que todavía me siguen desde wordpress a los nuevos, a todos en general. Una alegría el saber que siempre alguien esta ahí, con las manos frías, perdiendo unos minutos de su vida al comentar en este humilde blog. Gracias, a veces necesito saber que estan ahí. Un saludo grande. Buen fin de semana y cada vez somos más. Espero algun día poder hacer una fiesta (de disfraces, obvio).

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Cuando salía de la facultad y la veía por entremedio de todas las cabezas, automáticamente todo podía esperar, todo menos ella. La paz que generaba verla sentada en los escalones del frente, acurrucada por el frío. Dulce, frágil, y cuando me veía, su sonrisa se dibujaba de una manera que realmente me hacia sentir que estaba vivo. Que algo de todo lo que hago, esta bien, que no pierdo el tiempo, que es una parte de mí.
Y yo acercándome a ella, para fundirnos en un abrazo, un abrazo de guerra, un abrazo real. Siempre eran cinco o seis segundos, luego venia el beso y por ultimo la agarraba de la mano y emprendíamos la vuelta.

—¿Cómo estuvo el viaje?
—¿Qué tal te va?
—Te compre un chocolate, pero te lo doy a la noche.
—Te escribí una carta. Y por sobre todas las cosas, te extrañe.

Solamente los Jueves me esperaba en la facultad o algún que otro día en donde era una verdadera sorpresa. Era encantador, el saber que la facultad te entendía, y te dejaba unas horas en paz, en donde no se involucraba en ninguna charla.
Saben una cosa, yo jamás pensé que el amor se desgastaba, ni tampoco nunca en mi vida imagine que nuestro amor terminaría. Y saben algo más, todavía no estoy seguro si nuestro amor termino.
Pasaron años así y algunos más lindos. Pero de pronto un viento cerro la puerta de golpe y ni siquiera alcanzamos a salir. Es por eso que siento que nuestro amor nunca concluyo y sí me muero de viejo, podré morir diciendo que hay amores que nunca terminan.
No puedo filosofar sobre el amor, ya que hay temas que son imposibles de hablar, pero hay temas de los cuales nunca se tendrían que hablar.

—Amor, tenemos que hablar.
Y mi corazón se retorció, imagine que era yo solo el que tenia problemas, el que quería hablar, pero no, ella también.

—Sí, yo también venia pensando eso, creo que tenemos que hablar.
Y su rostro se puso blanco, y sus ojos se cristalizaban al mismo tiempo que yo agarraba su mano, al igual que la agarraba cuando salíamos de la facultad.
—Creo que ya no es lo mismo que antes.
—Amor, todo en la vida es irrepetible, jamás volverá a pasar, nada nunca será igual de lo que fue. Y sí, es verdad, ya nada es como antes.
—Yo no puedo fingir más, estoy mal, estamos mal, ya no siento la alegría que sentía antes, es como que todo me esta sobrepasando.
Y comencé aturdirme sentado en esa cama, esa cama que esconde un misterio. Secretos, historias, confesiones, ahí en donde todo una vez se confirmo, donde todo nació, ahora se estaría destruyendo. Y le dije lo que nunca tendría que haber dicho.

—Tendríamos que tomarnos un tiempo.
Me abrazo y comenzó a llorar, la abrase y perdido, comencé a llorar también. Diciéndole al odio, puras mentiras, “que volvería”, “que lo pensaría”, “que esto no era el final”, “que nos tengamos paciencia”. Puras promesas, ambos creíamos que era lo correcto.

—Bueno, me voy, te llamo cuando llego.
—Bueno.
—¿Me acompañas a la puerta?
—Sí, discúlpame.

Y llegamos hasta la puerta, la bese por ultima vez y que yo recuerde, fue el momento más triste de mi vida.
La bese y huí como un cobarde, pensé por un momento en volver y decirle que no me deje, que... que se yo, que probemos, que por ahí fue hoy y nada más, pensé en volver y gritarle que la amaba, que no me deje, en fin, solo eso, que la amaba.
No, no fui y como un idiota cada paso que daba me iba hundiendo, en arenas movedizas, y cada vez más hundido, caminaba despacio como un condenado a la horca, pensando, soñando que ella aparecería, que me gritaría que vuelva, que me amaba, que me quería, que no me vaya, que no la deje.
Y nunca volví, y ella nunca volvió. Y solo nos quedaron mentiras y un puñado de promesas rotas.
Cuando llegue a mi casa, no llame, pensé que ya no le importaría saber de mí. No llame, imagine que ella ya no existía más. Que todo había terminado.
Y cada día que pasaba, pensaba en llamarla y decirle al menos, ya llegue, estoy bien. Y cada semana necesitaba escuchar su voz, solo eso, su voz, el saber que estaba viva, que realmente existía, que solo fue un mal día.
Nunca llame y ella tampoco lo hizo y ahí es cuando me vele en mi habitación. Ese fue mi funeral.
Cada jueves que salgo de la facultad, observo entre las cabezas para ver si ella esta sentada ahí, dulce, frágil, acurrucada por el frío.

Por momentos, ¿No sienten qué los recuerdos desaparecen?.

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—¿Entendes? a mi me gustan los hombres, pero yo no sé, no puedo tener miles de amigas. Seguramente soy yo el problema, pero a mi me gustan los flacos. Quizás me intrigué su forma de llevar la vida. Su “me importa un huevo”, yo tengo más amigos que amigas. Y en verdad, por momentos necesito una amiga. Necesito compartir el sufrimiento del “me vino”, o el “como me calienta ese flaco”. Yo si le digo a un amigo “como me calienta ese flaco”, él seguro se lo dice al pibe. Pierde toda la magia.

—Sí, es todo muy raro, por que por ejemplo a mi vos me gustas, me llama mucho más tu forma de ser que lo que sos físicamente, no es que seas fea o linda, pero tenes que creer las cosas que te digo, por que si yo te digo algo lindo lo primero que pensas es que te quiero garchar y no es así, hay cosas que no son así, no siempre es garchar a pesar de que todos tus amigos piensen en eso.

—Sí, ya se, te gusto, pero vos no me gustas, aunque no sé si es tan así. Suena como el culo pero es bueno que lo sepas, no me gustan los hombres que me piropean, y eso es parte de mi mambo. Si yo estoy rodeada de flacos, onda, crecí así, ¿Cómo puedo creer en un hombre que dice que no me quiere garchar? cuando toda la vida yo escuche que todos quieren garchar.

—El tema es que por ahí vos preferís que yo no te diga nada. Y listo. Yo necesito decirte lo que me pasa con vos, de ultima si no me das pelota, ya fue, sos una mina más, no me voy a morir, ni vos a vas a sentirte mal, si no se dio, no se dio, que voy hacer.

—Claro, ahí esta el punto. Cuando me gustas, pero sos un amigo. Somos todos del palo. Yo te digo la verdad, me gustas. Pero que van a pensar los demás.

—¿Los demás? ¿Qué demás?, acá estamos vos y yo, los demás, ¿vos te pensas que ellos te quieren como un amigo más? estas totalmente confundida. Que ellos no te vean como una mina es totalmente diferente. Vos si te sacas la ropa más de uno se te va tirar. Es así.

—¿Entonces vos que haces acá?

—Nada. Me gustas. Después de tanto años decir que me enamore de vos, suena muy pelotudo. Igualmente soy consciente de que vos me decís que no y se me viene todo abajo, pero no me importa. Sí es así, no me veras más, no tengo nada que perder. Yo no tengo nada en realidad, no los considero mis amigos, es decir, sos vos por lo que sigo viendo a los chicos. Encontrarte a vos me daba felicidad, y seguro que soñas con que alguno venga a decirte lo hermosa que sos. Que alguno te invite a un bar, a fumar un faso, a charlar de la vida después de la muerte. Y es normal.
Pero me da lastima que siempre seas un objeto siendo tanta mujer. Sos una mujer, hermosa, si algún día descubrís lo inmensa que sos, no podes seguir así, vos mereces, por que es así, mereces alguien que te ame de verdad. Alguien que te quiera, que descubra tu cuerpo de mujer.
Y esta todo bien, si te llevas mejor con hombres, si estas más cómoda, si que se yo, los consideras una familia. pero vos sos mujer y no esta bien visto. Y como yo, se habrán enamorado muchos, que lo callaron, que lo guardaron, pero te repito, no tengo nada que perder y creo que vos tampoco tenes nada.

—Es que los conozco tanto que no se en que creer.

—Creen en lo que pensas. Si yo no te muevo un pelo. No digas nada. Me voy, como se fueron otros. Pero yo te quiero y me gustas, así como sos. Única, aunque no lo creas, aunque sientas que sos un bicho raro, a mi me gustas.

—¿Y por que no me besas?

—Por que te respeto como mujer, jamás te obligaría hacer algo que no quieras. Quizás tus amigos ya perdieron el respeto y te ven como un varón más, pero vos no sos un varón para mi. Sos autentica, una mina de fierro.

Cuando termine de decir eso, ella comenzó a besarme y no puedo describir la sensación que sentí. Todo el mundo, todo el bar, nadie existía, nadie. Ella, la morocha que supo ganarse mis sueños, me estaba besando. Mas allá de todo es una mujer, que nunca nadie descubrió. La que nunca jugo con muñecas, la que peleaba con su hermano, la varonera. Era un mujer, con todas las letras, solo le hacia falta amor, las palabras justas, el momento justo, se sintió mujer y lo puedo asegurar, su vida cambio.
Y eso trajo un cambio en mi vida todavía imposible de creer. Por fin, por una vez el amor esta de mi lado. Por fin puedo decir que encontré al amor de mi vida. Y más allá de todo lo que algunos puedan decir, descubrí a una mujer, oculta, tras la barra de amigotes, que solo piensan en coger, fútbol y rock and roll.

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Berisso, 08 de Junio de 2008

Querida hermana Antonella Lujan Sena:

Cómo podrás observar los hombres ya no te miran como antes. También notarás que comenzarás de un día para el otro a llenarte de “amigos”. No te asustes, pero es por esto que me veo obligado a lanzar este comunicado nacional que tal vez vos recibas a modo de carta documento, pero de eso ya se encargará mi abogado.
Es de suma urgencia y necesidad. Si fuese político, sería una Ley de Guardabosques. Pero simplemente escribo un blog del que, gracias a Dios, vos sos mi fan Nro. 1 (a pesar de que muchas veces ejerza represión y borre comentarios tuyos porque delatás las historias).
También lo hace más urgente el ser consciente de tu cumpleaños numero quince (15). Es por esto que necesito que sepas algunas cosas, debido a tu desarrollo hormonal y tu pequeño (pero no ignorado) crecimiento de pechos.

Has de saber que el universo esta lleno de animales venenosos, como pueden ser los Escorpiones -aunque esto que acabo de escribir te parezca una boludez, es más importante de lo que te imaginas-. Es sumamente primordial que te cuides de ellos.
Para ser más claro, voy a transcribir la información que encontré en Wikipedia (invento que a vos te salvó la vida en esta etapa escolar) para que sepas cómo actuar en el caso de que alguno te clave su aguijón:


“Es importante reconocer los primeros síntomas de este envenenamiento y NUNCA esperar que aparezcan para acudir a un centro hospitalario. Los primeros síntomas luego del dolor son: mareos, vómitos, sudoración y salivación excesiva, taquicardia o bradicardia y dolores abdominales. Es recomendable tener el suero antiescorpiones en casa (si vive en un lugar de alta incidencia de Escorpiones) y llevarlo al hospital en caso de un accidente.
El veneno de los Escorpiones es un "cocktail" compuesto por diversas toxinas: se han identificado 80 toxinas diferentes en varios estudios sobre venenos de Escorpiones diferentes. Hay una gran variedad de toxinas, con diferente actividad, que pueden estar relacionadas con la filogenia, dieta, hábitat, etc. de cada especie, pero no todas ellas son venenosas para el hombre. Apenas unas 10 actúan sobre nuestro organismo y pueden ocasionar la muerte de un niño en pocas horas.”

Ahora con esto en claro, es bueno que sepas que el animal más asesino sobre la faz de la tierra es el hombre. Y voy a proceder a una explicación de la cual jamás te olvidaras.

Como bien dice la Wikipedia, el aguijón del Escorpión, es sumamente doloroso. El hombre también tiene aguijón y hará todo lo posible por clavártelo. Es por esto que no todos pueden clavártelo (o al menos eso es lo que más deseo en el mundo).

Los primeros síntomas que algún día sentirás, tienen que ser con el hombre que realmente ames, ya que a diferencia de morir, traerás un ser a la tierra. Es por esto que en todos los kioscos del país venden los “antiescorpiones”, o vulgarmente llamados “Forros”.
Es sumamente importante -eso incluye: cachetazos, puteadas y portazos-, que lo obligues siempre a usar preservativo. Y aunque seas católica, sabrás que el Papa es puro cuento y si no lo sabías, este mensaje cada vez agrega más contenido vital para tu supervivencia.

El veneno del Escorpión, como el chamullo del hombre, también se encuentra en “cocktails” o vulgarmente llamados “Bares y boliches”. Así mismo existen más de 80 clases de hombres. Todavía no llegue a identificarlos a todos, pero créeme que cuando lo logre, te lo enviaré por triplicado así estés en Japón.
Si bien todos los hombres no son venenosos, eso lo sabrás después de combatir con muchos de ellos. Conocerás sin querer la derrota, la humillación, la perdida, el desamor. Pero no creas que todo es malo. También serás feliz, aprenderás a cantar olvidándote lo desafinado que lo haces, sentirás maripositas en la panza, soñaras con él, vivirás pensando en él y hasta le cocinarás. Pero asimismo vos, sin quererlo romperás corazones, humillarás a otros hombres y convivirás con toda especie de Escorpiones, hasta que llegue aquel que realmente te ame.
Y acá me detengo, por que es un punto clave del por qué envío esta carta documento, con abogado por medio:

Nunca estés con alguien porque no podés decirle que no lo amás, no hay que usar a las personas, pero de eso sabrás a futuro, cuando comprendas que paradójicamente ellos si te usarán. Pero podrás evitarlo. No es fácil, de hecho, conocerás amigas que están destrozadas por que algún novio, amigo o conocido las usó. O en el peor de los casos, lo aprenderás en carne propia.

Nadie es más importante que vos. Todavía no conozco (y tengo unos años más que vos), persona más importante que vos. El día que la conozca sin dudarlo, tendré que asesinarla.

No creas en todo lo que te dicen, son palabras. Generalmente las cosas que se dicen rara vez se cumplen, pero tampoco quiero acomplejarte. Estas cosas que lamentablemente te puedo contar es por que las viví.

Si alguien en algún momento te falta el respeto, perdonalo, idiotas sobran. Hablo de insultos, promesas y cosas que te van a decir para llevarte a la cama. Eso es también una falta de respeto.

Esto es lo más importante: si alguien en algún momento de tu vida, así tengas ciento dos años (102 años), se propasa con vos físicamente, no dudes, por más humillante que lo sientas, en decírmelo. Recordá que podés confiar en mí más que en nadie.
Es más: en el caso que así fuese, podrás -si gozás de morbo- presenciar la golpiza. No lo mataremos (hablo en plural, por que de eso se encargará Diego particularmente por que es más robustito. Igualmente, cuando esté en el piso lo más probable es que le pegue unas cincuenta o setenta patadas, en donde vos también podrás pegarle y si querés podrás invitar a todos tus amigos a que lo pateen… ¡Che, que una patada no se le niega a nadie!), pero jamás volverá a vivir tranquilo. Es decir que por más aprecio que le tengas, podrás decírmelo igual.

Estudiá. Estudiá lo que quieras. Si deseás ser astronauta, estudiá igual. Nunca dejes de estudiar, te sentirás mejor como persona, y yo, estaré aún más orgulloso de vos.

Sos hermosa y muy valiente, de hecho muchas de las cosas que viviste demuestra tu valor y tu fuerza. Tenes que tener en claro que si sos hermosa para mí, sos hermosa para otros Escorpiones también.

Volviendo al tema de los Escorpiones… el amor, aunque parezca venenoso, no mata. Todavía no conozco alguien que haya muerto por amor. Es decir que siempre sobrevivirás, y si en algún futuro cercano, alguno de los dos se aleja por X motivo (no hablo de muerte, hablo de mudanzas), podrás venir, sólo cuando alguna de estas cláusulas se cumplan y las enumero para que veas que son pocas:

1. En caso de que te sientas sola y quieras hablar con alguien.
2. En caso de que me extrañes y quieras verme a pesar de escuchar mi hermosa voz por teléfono.
3. En caso de que tu facultad quede cerca de mi casa.
4. En caso de que extrañes mi malhumor.
5. En caso de que todo el mundo te parezca extraño. Podrás venir, lo maldeciremos juntos.
6. En caso de que yo te lo pida, obviamente, en este caso en particular tendrás que dejar todo lo que estés haciendo en ese momento y tendrás que venir corriendo hacia mí.
7. En caso de que necesites un favor, este caso es dudoso y no se aplica en todas las personas, solo vos podrás acceder a él. Siempre y cuando lo hagas con moderación.
8. En caso de que estés aburrida y no encuentres otra forma de divertirte. No te prometo un “Parque de la Costa”, pero si una humilde *Kermesse de boludez”, y quién sabe si traes cerveza (que no hace falta decirlo - con el tiempo la memoria vas a ver como desaparece-, pero te recuerdo que mi preferida es la cerveza Negra), nos emborrachemos y terminaremos vomitándonos mutuamente en un mensaje fraterno de amor.
9. En caso de que necesites plata, es mi obligación informarte que los bancos dan préstamos a una tasa muy baja de interés. Pero también podrás manguearme a mí, si es que tengo te daré y sino me darás vos. Por eso te recomiendo que saltees esta cláusula.
10. En caso de que ningún -valga la redundancia-, caso de los descriptos anteriormente se cumplan podrás venir igual.

*Kermés o kermesse (del turco kιrmιz, color rojo) es el nombre que se da en Argentina, México y Chile a fiestas barriales con puestos de juegos de destreza, puestos de comida y bebida, sorteos, y números artísticos.

Se que a tu edad leer te da paja –perdón por el vocabulario clase A- pero eso lo pude notar al ver que te llevás materias como Ciencias Naturales, Ciencias Sociales o Geografía. A propósito de eso, sos la primer persona que conozco que se lleva Ciencias Naturales. Es una razón más para que sepas que sos especial.

Quizás, muchas de estas cosas no las entiendas ahora, pero es mejor que queden asentadas en este frágil papel y asimismo en Internet. Para que siempre tengas acceso a ella.

No sé si habrás percibido, pero los hombres son igual de peligrosos que los Escorpiones, la única diferencia es que los Escorpiones no son animales domésticos.
También tienen algo en común: el Escorpión clava para comer, y los hombres te clavan para comerte.
Es por esto que decidí enviarte esta carta, para que tengas cuidado de los Escorpiones. Si bien en Argentina no hay muchos, en nuestra ciudad yo conviví y conocí muchos de ellos.
Sé que te hubiera gustado un I-Pod de regalo, una Notebook o algo top. Pero quiero que sepas que tu hermano, una de las mejores cosas que humildemente y sin aprender sabe hacer, es escribir con faltas de ortografía.
Tal vez en un futuro cercano recibas mi regalo de quince. Igualmente dudo que te enteres que es por tu cumpleaños. Por lo menos, yo jamás te lo diré.

Queda asentado en el día de la fecha el envió de esta carta. Lo que voy a decir a continuación, no me lo recomendó mi abogado, pero también quiero que quede asentado:

Te amo, por sobretodas las cosas que están inventadas y las que aún no se inventaron. Te admiro. Estoy orgulloso de vos y por si eso fuera poco, por momentos te extraño.
Asimismo no quiero que al leer estas palabras pierdas el respeto que con tanto esfuerzo y llantos tuyos creados por mí, logré construir.
Nunca estarás sola.
Y me voy yendo, por qué mamá nos llamo a comer y el abogado no está acá para bancarse sus gritos de ama de casa menopáusica. De más esta decir que está carta no se la muestres a ella.

¡Viste vos como pasa el tiempo! Quince años, pavota, tarambanita.
Parece mentira… si todavía recuerdo cuando tenías cara de Down, te faltaban los dientes, tenías los dedos largos y te hacías caca encima.

¡¡¡Feliz cumpleaños Toly!!!!

PD: Discúlpame cuando en el hospital no me acerqué a acariciarte de Bebita, pero tenes que entender que estaba celoso. Yo era el más chico. YO. ¿Entendes?, YO LO ERA.
Igualmente el tiempo hizo que sea el hijo preferido de mamá y papá, el sobrino preferido de los tíos y el mejor nieto de los abuelos.

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¿Alguna vez sintieron que un amigo se está muriendo y no lo pueden ayudar?.
Con Daniel estoy sintiendo eso y no encuentro forma de ayudarlo, no la encuentro y por momentos me dan ganas de morirme con él. Me siento un estúpido; anulado, bloqueado por cosas ajenas a mí. Me llena de tristeza, de dolor, de un no sé qué. No puedo dormir, no puedo dejar de pensar en que un día de estos se va a morir, y temo que toda la culpa sea mía por no poder ayudarlo. Ya estoy preparado para que un día vengan y me digan, “Daniel se suicido”, o “Daniel murió”. Y eso me hace llorar, en ese momento es cuando siento que nada tiene sentido, que no sé para que vivo.
Yo sé que hay cosas que están ajenas, que no se pueden intervenir por muchos factores, y una de ella es la droga.
Daniel se droga. No tengo nada en contra de los drogadictos, es más, trato de entenderlos aunque a veces putee a todos los dioses, comprendo que se equivocaron. Que son humanos, que tomaron una decisión que tristemente les cambio la vida.
No soy de los que dicen “pobrecito”, ni tampoco soy de los que gritan “que capo, se droga”. No, lo veo más allá de un drogadicto, es una persona enferma, que necesita otro tipo de trato, la gente muchas veces se olvida que es una enfermedad, y es así.
Si no te cuidas del Sida también te morís. Si no te cuidas de la droga también te morís. Son similares. Ambas enfermedades se transmiten en un descuido y los descuidos son de seres humanos. Son errores, los descuidos pasan por que uno esta pensando en otra cosa, no esta realmente consciente de lo que esta haciendo.
Que una persona se drogue no es más que una suma de problemas que no puede canalizar en otra cosa que en la droga. Es su punto de salida, él cayo en esa.
Sé que es difícil de entender o tratar de comprender, los más apresurados dirán “que se joda”. Pero yo digo “me duele”.
Y me duele verlo a él. Me duele enterarme de cosas, me duele que su vida sea un infierno. Por que la vida si algo me enseño es que es injusta, forra, cagadora, jodida, y nadie se construye un futuro. Es imposible. Los noticieros son ejemplos, dos nenes matan a otro nene.
No creo en el destino, no creo en que toda persona tenga una función.
Daniel está casado con Gabriela. Gabriela es la típica lobo con piel de cordero. Su pasado es peor que el de Daniel. Su padre es un borracho de mierda, su madre es una estúpida que siempre se arrodilló a sus pies. Una esclava, sirvienta de él.
Gabriela aprendió todo lo malo de la familia. Convivir con dos monstruos, crecer así, y nunca pudo cambiar nada. Siempre fue así. El padre la fajaba y la madre simplemente seguía lavando los platos.
Dos semanas atrás vino Daniel y me dijo que le dio una piña, que estaba arrepentido, pero que ya no daba más. Que su vida era horrible, que todavía no sabe lo que es ser feliz. Y lo más triste, que se quería morir.
Trate de hablarle pero ya no somos pendejos, ya no me escucha, ni siquiera se esfuerza por entenderme, esta ciego y esta mal. ¿Qué hace un amigo en casos así? ¿Qué podría decirle “que todo va a pasar”?. Hace años que todo va a pasar, ya se canso del tiempo.
Se juntaron, se fueron a vivir solos y todo lo pagan en cuotas, se mueren en cuotas.
No se pueden separar, aunque suene increíble, ellos se extrañan, se quieren y se odian, yo le dije a Daniel que no es buena esa chica, que haga otra cosa, pero el simplemente me responde que no tiene a nadie más que a ella. ¿Y tu familia? ¿Y yo?.
Daniel esta solo. Aunque todos estén presente, por más que yo este ahí diciéndole eso, él piensa que esta solo. Que ya nadie lo quiere. Eso es ser drogadicto. El sentirse solo, el pensar que nadie te quiere, vivir agresivo por paranoia de que nadie nunca te va ayudar.
Yo jamás me drogue y sin embargo trato de explicarle que yo también lo siento, muchas veces, muy seguido. Intento –en vano– decirle que si él se va, yo me voy con él.
Daniel llega del trabajo, le da un beso a su hijo y ahí esta Gabriela, esperándolo con el cuchillo en los dientes, tratando de no ser como la madre. Insultándolo, humillándolo, criticándolo, jamás la vi orgullosa de él. Ella no entiende que él esta enfermo y él no entiende que ella realmente no lo odia.
Por que ella es así. Lo critica sin piedad, y se equivoca. Por miedo a ser como su mamá, no disfruta de la vida, no goza del amor, no se da cuenta que todo lo que hace él es por ella, y por su hijo.
Nunca le falto algo. Él quiere amarla, lo intenta, una y otra vez. No la puede dejar. Pero yo sé que algún día algo malo va a pasar. Estoy seguro. Y no puedo dejar de culparme, no sé que hacer para ayudarlo. No encuentro forma y eso me da muchísima bronca, impotencia, tengo miedo de poder seguir viviendo si algo malo ocurre.
Hace una semana vino Daniel, en una visita ráfaga, ni siquiera se quedo a tomar unos mates, se levanto la manga del buzo y me mostró un corte, profundo.

—¿Qué hiciste Daniel?
—Yo nada, fue Gabriela, discutimos, se enloqueció y me clavo un cuchillo. No se que hacer hermano, no sé que hacer.
—Así no podes seguir viviendo, hace algo
—Trato viejo, créeme que lo intento, pero no puedo, todo se viene a pique. Me echaron del laburo. Estoy ajustado, ya no sé que inventar.
Me voy a buscar al nene, en la semana paso con más tiempo. Nos vemos.

Cierro y me apoyo en la puerta. No puedo evitar llorar, me siento una basura, un cagón, me sobrepasa la situación. Y el presentimiento de que esa sea la ultima charla me carcome por dentro. La vida es puta. Él es un gran amigo, yo no sé cuando comenzó a mutar en esa persona que por momentos desconozco.
Cuando fue que dejo de vivir. Y daría cualquier cosa por que su vida cambiara, lo que sea, soy un afortunado y él es un mendigo acostumbrado a los quilombos.
No entra en mi cabeza de pelotudo correcto las cosas que hace, no entra en mi cabeza como la mina puede vivir así, como pueden sobrevivir así.
Me da pena, pero aun así, siento más pena por mí.

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Y de pronto todo el bar estalla en gritos y llantos, se escucha una orden en la que nadie se saca el traje y es superman. No, nadie, ningún hipócrita que siempre pelearía con los ladrones salta a escena al grito de “¿Qué les pasa a estos putitos?”. Nadie.

—Todos al piso carajo.
Y todos al piso.

—Billeteras, celulares y carteras, al lado de ustedes, vamos hijos de puta.
Y todos colaboran.

La miro a Norma:
—¿Te das cuenta Norma?
—¿Qué?
—Mi vida es una mierda, si no me la cago yo solo, dios me manda asistentes.
—Cállate que te van a matar.
—No creo Norma, lo más probable es que te maten a vos.
—Ah bueno, andá a la puta que te parió.
—No, pero es verdad, de seguro, si no te matan ahora, te pisa un auto en la puerta.
—Estas nervioso, no va a pasar nada.
—¿Nervioso?, es verdad, fíjate que hay cuatro bancos en una cuadra, más de diez bares, como cinco maxiquioscos, joyerías, carnicerías, y entran justo en este bar de mierda a robar.
—Mirá vas a ver lo que te digo. Te juego un café de Mc Donald, a que no me matan.

Me pare y un arma me apuntaba fijo a la cabeza.
—¿Qué les pasa putitos de mierda?
—¿Cómo dijiste? Repetí lo que dijiste si tenes huevos. —Me decía el encapuchado, a simple vista era el jefe por que no hacia nada más que apuntarme.
—Dije ¿Qué les pasa putitos de mierda?. Haciendo referencia a ustedes tres, que por que tienen armas se creen superiores a mí. Para que sepan, no me llegan ni a los talones.

Una piña que no sé si fue un ladrón o un rehén me tira al piso.
—Flaco cerrá el culo, por que si no te matan ellos, te mato yo. Soy policía, todo está bajo control.
—Sí y yo soy Neo, nada de esto está pasando en realidad.

Me recupere de la trompada y me volví a parar.

—Disculpen, no sé quien me pego, pero quería terminar de hablar. Digo, que yo lo ultimo que haría es robar un bar, en donde por si eso fuera poco tiene escasos clientes debido al café horripilante que preparan. Me parece que le están pifiando muchachos, no creo que nadie sea tan estupido, primero para robar un bar, segundo para entrar a los gritos, y tercero para escuchar a un pelotudo como yo.

Otra piña más, caigo de boca al piso. Norma está llorando. Nuevamente la persona que me hablo recién, me vuelve a insultar.

—La concha de tu puta madre, si safamos de esta. Te meto en cana por forro.
—Ah bueno, listo. Ahora te pinta el Robocop.

Me pare de vuelta.
—¿Puedo?.
—Flaco, ¿vos queres que te mate? ¿sos pelotudo, estás buscando eso? —volvió a decir el encapuchado. Esta vez apuntaba al pecho.
—Mirá, las probabilidades de que me mates son muy pocas. Te explico por que; primero, ya me hubieras matado hace cinco minutos. Segundo, yo soy un tipo de tanta mala leche, que encima de que ahora estén robándome, de seguro, algo que nunca se vio en Argentina pase y venga un iraquí, se inmole en la puerta del bar, pero como eso no es nada para un tipo con tanta mala leche, voy a ser el único sobreviviente y me culparan a mi de todo. Y tercero, ¿Puedo sacar un cigarrillo?.
—Sí, podes.
—El encendedor lo tengo en el otro bolsillo, ¿puedo?
—Si flaco, podes.
—Así da gusto que te choreen, por que uno esta tranquilo, discúlpame ¿Fumas?
—No, deje.
—Ah entonces no fumo, yo cuando había dejado de fumar, odiaba que fumen, es más si en esa época tendría un arma. Los mataba a sangre fría sin dudarlo.
—Flaco, la voy hacer corta. Si queres fumar, fumá. Pero cerra el culo que ya me tenes podrido.
—Bueno, pensé que eras mas piola, disculpa, te subestime.
—Muchachos —grité a modo burlón—, sigan robando que esta todo bien, acá les dejo mis cosas. Una cosita más, el reloj es de fantasía, ¿Lo quieren?

A todo esto se acerca uno encapuchado y me dice:
—Flaco, ¿sos vivo?, ¿sos vivo flaco?, ¿sos vivito?, ¿sabes que le pasa a los vivitos?, me los cojo delante de todos.
—¡Es puto!, ¿Sos puto? es la primera vez que me roba un gay. Estoy realmente emocionado.

Se para Norma y trata de amansar a las fieras.
—Muchachos, esta nervioso no sabe lo que dice.
—Sí, se lo que digo, son putos, Norma, p-u-t-o-s
—Bueno sí, son putos, veni sentate conmigo, dale.
—Naaa mirá que me voy a perder esto.

Otra piña más.

—Forro, la concha de tu madre. Hijo de mil puta ojala te maten.
—Sí, y si me matan mis ultimas palabras van a ser, “Hay otro puto más, ese policía”
—Si, anímate y si no te morís del todo, te termino de matar.
—Pero a quien vas a matar vos, pan triste.

Esta vez no me pude parar, pero desde el piso, gritaba:

—¡Más de diez minuto para robar un bar!. Muchachos, están fritos. ¿Qué están esperando un café? ¿Quieren que los acompañe a la puerta?.
—¿Jefe lo puedo matar? —preguntó otro encapuchado.
—¡No podes! ¿Preguntas para matar?. Ja, otra loca más.
—¿Jefe puedo o no puedo? —se altero el encapuchado.
—No, andá y cagalo a trompadas. Pero no quiero muertos.

Y en eso que se acercan, Norma se levanta y se para en frente de mí. Le pegan un trompadón que la tiran al piso, se aproximan a pegarme a mí, ahora se sumo otro más.

—A ver como peg...
Y todos mis dientes volaron por el bar. Una patada, dos patadas, tres patadas. Mientras me retorcía del dolor, gritaba “soy el centro de atracción, soy el parque de la costa”.
Eso enfurecía al ladrón que me pegaba cada vez más fuerte y en diferentes lugares. Ya no podía respirar sentía que me iba a desmayar, me desestabilizaron todas las ideas.
Desperté en el hospital.
El policía vino al hospital intento matarme un par de veces, pero no lo consiguió, se frustro y no vino más.
Norma nunca más quiso volver a salir conmigo. Nos separamos. Dijo que yo estaba loco, que no la quería una mierda. Habla de querer y ella nunca me pagó el café que le gane.

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