Te Cortaría en Mil Pedazos : relatos, historias propias. Resucitandote en cada historia. | Weblog de Cristian Sena

Experimentar con amigos es lo más lindo que hay.
En este caso lo que hice fue sentar a 4 de ellos y hacerles diez preguntas sin que ellos sepan que es lo que les iba a preguntar. Las respuestas fueron rápidas y sorprendentes. Lo que más me atrapó es que algunos no sabían que responder, o dudaban, se creo un clima tenso, de mucho nervio. Ellos se comprometieron y se animaron a responder.
La ultima pregunta era para que vean lo difícil que es hacer silencio.
Así que acá les dejo el video de la experimentación.



Las preguntas fueron las siguientes:

1- ¿Tu trabajo ideal?
2- ¿De que te arrepentís?
3- ¿Un defecto?
4- ¿Una virtud?
5- ¿Una razón por la cual dejarías de vivir?
6- ¿Cuando sentiste que maduraste?
7- ¿Que es lo que te da felicidad?
8- ¿Que pensas de tu papá?
9- ¿Como te ves en treinta años?
10- Un minuto de silencio
Extra: ¿A quien se lo dedicas ese minuto?

Háganlo, si lo hacen con seriedad, avísenme que posteo el video acá. La idea es que nadie lea las preguntas más que el interlocutor, generar sorpresa.
No se puede hacer por acá, ya que uno tiene tiempo a formular una respuesta.

Un agradecimiento a Juan, Yesica, Berto (Que por lo visto no puede responder enserio), y el Bocha.
Espero que les haya gustado.

PD: Sí, la calidad del video es horrible, pero el audio es bueno.

Gracias a la web Mandelrot por su agradable mención.

Seguir Leyendo...

Casi se muere al nacer, y por eso ella se cree especial. Fuma despacio y te mide en cada pitada, se desliza por el bar, se esconde atrás de un vaso de cerveza.
Toma y hace arcadas, finge, los hombres ya no saben como hablarle. Ella los anula, bosteza y se despeina.
Fuma y no traga el humo, se divisan sus ojos grises, le gusta la oscuridad. Ella solo observa.
Maldice a los hombres, y otra arcada más. No cree en el mañana, no cree en nada que cualquiera le pueda llegar a decir, y eso sin dudas, la hace especial.
Se retuerce, se muerde la lengua, te escupe veneno, te hace probar su miel, y se acurruca en un relejo de luz que acaricia sus pómulos.
Fuma y te mide despacio, nadie la corre. Esta sola. Se cree especial. Hace meses que no llora, hace años que no ama. Nunca invita un trago, y sin embargo todos quieren sacarla de la oscuridad.
Simula estar aburrida, ella se divierte, ella sabe lo que hace, solo ella. Esta sola.
No sueña. No busca refugio en el calor de un hombre, solo busca dolor. Ella disfruta el dolor, fuma y te mide, te tatúa el alma.
Ahí se esconde ella, detrás del montón de gente, detrás de las luces, ahí esta. Sola. Ella esta sola.
No tiene amigas, no tiene a nadie, ella disfruta estar sola. Se encarga día a día en destruir su vida. ¡Ay, lo hace tan bien!.
Ella esta sola. Sola. Hay que estar atento, en un mínimo descuido te empuja al precipicio. Volverá a reír, ríe por no llorar. Encuentra satisfacción.
Ya no se refleja en los espejos. Ya no produce sombras, solo escalofríos.
De tanta inocencia se convirtió en alguien que no sabe decir no. De tanto aparentar ser lo que no es, ya no sabe decir basta. Solo la oscuridad le hace compañía, solo este texto le muestra quien es. Solo quien lo escribe es capaz de romper su milagro. Pero eso nunca pasará, somos iguales.
Suspira, exhala y te mide. Ella se cree especial.
No esta muerta, tampoco viva.
Ella esta sola. Él también.

Seguir Leyendo...

I am so happy.
Nuevo texto en almibar: "Y todo en un minuto".

Gracias por los comentarios, fué la primer historia En Serie, me alegro que les haya gustado (Los respondo el Lunes).
Les comento a los que no saben, estoy haciendo una mini radio, Domingos, Martes y Jueves, de 23:45 a 02:30, están todos invitados.
Venganse si quieren, improvisaremos juntos. Es radio y chat, como para pasar el rato.
Calculo que cuando arranquen las vacaciones le bajare un poco el horario.
Buen fin de semana.
Dirección de la radio, igual que esta, nada más que se le agrega el radio.
http://radio.tecortaria.com.ar
I am so happy.

Seguir Leyendo...

Parte 8 - Final

Adiós y buena suerte
Jueves, 10:42

Es ella. Aunque no sepa su nombre. Es ella. Son sus tetas, es su sonrisa, su accidente.
Tengo miedo, ¿Cómo explicarle que soy el culpable de todo?.
Fue la casualidad lo que nos unió. La soledad, la necesidad de querer estar con alguien, de querer conocer a alguien. De enamorarnos. Es la misma casualidad que me unió con Paola.
No creo que logre salvarla, me parece que ya nada es como antes. El cagón esta por ganar la batalla. Sinceramente prefiero irme a casa con las manos vacías, dormir un poco y seguir con mi rutina de mierda. Como un cobarde más. Fingiendo ser valiente.
Esta oportunidad es lo que siempre soñé, siempre tuve la fantasía de volverla a ver y volver a empezar, y ahora que puedo, se me hace imposible.
¿Tan pelotudo puedo ser?. ¿Tanta inseguridad puede tener una persona?. ¿Quién rechazaría una oportunidad así?, yo solo.
Solo nos queda un poco de cerveza y este sueño se esta por derrumbar.
Afuera esta lloviendo, con fuerza, es como si dios me estuviera cagando a pedos. Pero ¿Qué es lo correcto?.
¿Fingir de ahora en más que nunca la conocí?. ¿Esperar a que ella se acuerde de mí?.
¿Adoptar a su hijo como mío?. ¿Besarla?.
Ya nada tiene sentido.
Después de todo, un fracaso más, me hace más fuerte. Igual tengo miedo, tengo miedo que al salir de acá no pueda dejar de pensar en ella.
El miedo se confunde con la culpa. Con la impotencia, me siento una basura, la basura más grande. Eso retiene todo impulso hacia ella, muero por besarla, por agarrarle la cabeza y decirle “Acá esta tu historia de amor”.
Creo que lo mejor es desaparecer, huir como un cobarde. Esconderme en su recuerdo.

—Van a ser las 11, ¿Querés que vayamos?.
—Sí, ya es medio tarde.
—Vamos, te acompaño a tomarte un taxi.
—Bueno, vamos.

Y abandonamos el bar. La abrace por el hombro y sentí su cuerpo caliente, me sentía morir. Cada paso que daba me hundía, la ciudad comenzaba atormentarme, a pegarme en todo el cuerpo.

—Ahí viene uno, ¿lo paro?
—Sí

Y el taxi de a poco se fue acercando. Le pregunte si la podía abrazar, me contesto que si. La abrace con fuerza, con mucho amor, ella no entendía por que ese brazo, pero fue mi despedida. La despedida que nunca tuvimos. Le di un beso en la mejilla y le dije que tuviera cuidado, que cuide al nene. Adiós y buena suerte.
El taxi arranco despacio. Recordé que no sabía el nombre y empecé a correr desesperado, freno en el semáforo, y golpee la ventana de ella, se asusto y comenzó a bajarla, cuando la termino de bajar. Le pregunte como se llamaba.

—Disculpa, pero no se tu nombre.
—jajaja que despistada que soy, pensé que ya te lo había dicho.
—No, no ¿Cómo te llamas? ¿Cómo te llamas?
—Paola, yo me llamo Paola. Cristian es mi nombre preferido. Ya te lo dije ¿no?

El taxi arranco. Se llevaba una parte de mí. Nuevamente la vida se encargaba de humillarme, de cansarme.
¿Cómo comprender tantos sentimientos sin haberlos vividos?.
Y me quede en el medio de la calle, empapado por la lluvia, aturdido. Ciego por la bocanada de humo que largo el taxi, ahí me quede, sintiéndome morir en vida.
Diciendo en voz baja:

..No, pero lo imagine...






Parte 1 - Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7 - Parte 8

Seguir Leyendo...

Parte 7


Ya no podré mirarte más a los ojos
Jueves, 10:06

Al volver del baño se sienta en la silla y no puedo evitar la pregunta.

—¿Cómo sabes donde queda el baño?
—En realidad no sabia donde quedaba. Igualmente me da la impresión que a este lugar lo conozco. Disculpa, parezco una tarada que a todo le da la impresión de conocer.
—No, todo bien, si yo te cuento las cosas que pasan por mi cabeza en este momento, saldrías corriendo.
—Espero que no sea nada malo, ya me estas asustando.
—No, quédate tranquila, sos muy simpática. No te voy a decir que sos linda, por que ya te lo habrán dicho muchas veces, no quiero ser uno más.
—Igualmente, lo de simpática también me lo han dicho.
—Yo antes era original con las frases, pero es como que las use a todas y ahora no me quedo ninguna más que las clásicas.
—A mierda, entonces sos bastante mujeriego.
—Ojala.
—Vamos, no te hagas el humilde, si con el blog te habrás curtido a más de una.
—Ojala.
—Sos un aparato.
—Sí, pero no creas en todo lo que escribo.
—¿Y esto lo pensas escribir?
—Si vos me dejas, seguramente, no sé cuando, pero lo escribiré.
—Sí, te dejo.
—Gracias.
—Son las diez y media, ya tendría que ir yendo.
—Pero no estás cumpliendo con tu palabra. Dijiste que terminabas la cerveza, yo también en un ratito me voy. Tengo que estudiar.
—¿Estudias letras?
—No, no viste que escribo pésimo.
—Escribís re lindo.
—No, una cosa es escribir bien y otra intentar escribir bien.
—A mi me gusta.
—¿Cuánto hace que seguís al blog?
—Después del accidente. En la clínica mi viejo me trajo una notebook, en la habitación que estaba tenia Internet, esa inalámbrica y empecé a leerlo ahí. Ni idea como llegue.
—Ah, mira que bueno. Hospitales con Internet. Que locura, este mundo.
—Clínica privada. Con lo que cobran tendría que tener Cine.
—¿Y que te paso?
—La verdad, no recuerdo muy bien que fue lo que paso. Lo que sé, es por que me lo contaron.
Mi hermana más chica me contó que choque con el auto. Te lo resumo.
—Dale
—Yo salía con un flaco, que no sé en donde vivía. El tema fue que discutimos re mal, él se enojo y se fue de mi casa.
Yo de apurada salí con el auto a buscarlo y me hice percha.
Físicamente estoy bien, no quiero que te asustes, pero fue el golpe en la cabeza, es decir que prácticamente perdí la mayoría de los recuerdos.
Cada recuerdo se almacena en neuronas. Que forman redes de neuronas y ahí se guardan los recuerdos. Bueno, yo sufrí perdida de esas neuronas, es decir, están como desactivadas, con el tiempo, recorriendo lugares, viendo diferentes caras, esas neuronas de a poco se van activando. Muy de a poco. Lleva mucho tiempo, es un proceso muy difícil, pero bueno, lo importante es que ahora estoy bien.
—Ah, mirá vos, lo que es el cuerpo humano. Es decir, ¿Vos no te acordas de nada?
—No, no es tan así. Me acuerdo de algunas cosas, gracias a mi familia me voy acordando, ellos me cuentan cosas que hice o que viví y más o menos voy encajando las piezas. Es como armar un rompe cabezas.
—¿Y del flaco no te acordas?
—De él no. Yo pienso que algún día lo recordare. Por que a veces siento como que extraño a alguien y no sé a quien. Es re feo eso. Por que estoy en la cocina y me pongo a llorar, y a mi familia no le puedo explicar por que lloro.
—¿Y tu hijo?
—Mi hijo es de otro chico que conocí hace dos años. Pero no funciono, lo bueno es que él se hace cargo del nene.
—Ahora entiendo por que decís que estás encontrando la felicidad. Después de ese accidente, volviste a nacer.
—Prácticamente sí.






Parte 1 - Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7 - Parte 8

Seguir Leyendo...

Parte 6

La primer cita
Jueves, 9:46

Al bar a donde voy a ir, fue al primer bar en donde salimos por primera vez. Es chiquito, con luces amarillas, pasan rock y las mozas están re buenas.
Se llama “Bohemia”, y volver a ese bar me cuesta horrores, cada vez que voy con mis amigos veo en la mesa del fondo a dos personas sentadas.
Un flaco morocho de pelo corto y una morocha de pelo ondulado, ambos tomados de las manos, charlando, riéndose, simulan que el tiempo no pasa. Esos somos ella y yo, 5 años atrás en nuestra primera cita.
Aunque todavía no sé el nombre de esta chica no me atrevo a preguntárselo. Prefiero guardar el misterio a saber que no es ella.
Entramos y nos sentamos en la mesa del fondo para no confundirme con nadie, hoy más que nunca afirmo que un clavo saca a otro.

—Acá estamos mejor, esta lindo. ¿Tomas cerveza?
—Sí, dale, tomamos una cerveza y yo me voy a ir a ver como esta el nene.
—Bueno, dale.

Mientras me paro para ir a buscar la cerveza a la barra, ella comienza a sacarse la campera, yo me arrimo por su espalda y le digo si quiere que la ayude y coloco la campera en el respaldo de la silla.
Inevitablemente miro sus tetas. Son sus tetas, son las tetas de Paola.
Comienzo a caminar para la barra, camino como un ganador, como si fuese el hombre más seguro del mundo.
Me pregunto si mi suerte estará cambiando, si después de tanto sufrir esta es mi recompensa.
Una sonrisa se dibuja en mi rostro, por fin la encontré, la búsqueda termino.
La miro a ella desde la barra y le sonrío, me sonríe mientras se prende un cigarrillo.
Fuma, ella empezó a fumar y después me dejó.
Agarro la cerveza y vuelvo a la mesa. En un flash aparece Paola con 5 años menos, muy rápidamente la cabeza me trae imágenes de su sonrisa, y se funde con la sonrisa de ella. Son idénticas.

—Che, y contame, ¿Qué haces de tu vida?
—Soy mamá, soy feliz. Después de tanto, encontré mi felicidad.
—Que bueno eso, me alegro mucho que seas feliz. Y que yo sea tu felicidad.
—jajaja tonto. No quise decir eso.
—Ya se, era un chiste.
—Es muy lindo este bar, nunca vine acá.
—Sí, esta bueno, me gusta por que no viene nadie.
—Voy al baño, ya vengo.
—¿Sabés donde esta?
—Si si.

Se para y sus curvas me dan escalofríos. Enciendo un cigarrillo y no sé en que pensar, no dejo de sorprenderme a cada segundo. Algo me intriga, y no comprendo como puede ser.

¿Cómo sabe donde queda el baño?






Parte 1 - Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7 - Parte 8

Seguir Leyendo...

Parte 5

La charla 2
Jueves, 9:21

—Me vas a matar.

Lo único que me falta ahora es escuchar voces.

—Me vas a matar. ¿Cristian?

Esa voz traslada recuerdos en mi cabeza a una velocidad inexplicable. Pero mirá que va a ser ella.
No me muevo, mis manos siguen en mi sien, quietas ahí. No me atrevo a mirarla, no tengo ganas de ver a nadie, quisiera estar solo.
Me toca el brazo, me zamarrea.

—Che flaco, ¿Estás bien?

Me despabilo como si hubiera dormido treinta horas seguidas, veo todo difuso, se confunde su cara con las luces del playón, no puedo lograr un enfoque. Me refriego los ojos, y todo se empieza a ordenar.

—Sí, todo bien, me duele un poco la cabeza.
—Ah....

Y ese silencio fue mutuo, ambos nos estamos viendo las caras, ahora un poco más cansadas. La vida te cansa. Te intenta domar a los golpes, y va dejándote secuelas en la cara y en el cuerpo.

—No sabés lo que me paso.

Tiene escote y ya no entiendo nada. Creo que son las mismas tetas. No puedo sacarle la mirada de ahí y creo que se dio cuenta, se empieza abrochar la campera.

—¿Qué te paso?

Intento hacerme el pelotudo, pero ya abrocho el ultimo botón, ahora quede con la duda.

—Mi nene, levanto fiebre. Ahora lo deje con mi hermana, por suerte estaba un poquito mejor. Discúlpame que llegue tan tarde, no pensaba venir, pero no tenia forma de avisarte.
—Todo bien, no hubieras venido.

Y mis esperanzas se me van de a poco. No sé por que algo me impide estar con una mujer que tiene un hijo. Algo genera un rechazo extraño. Pero ese rechazo al mismo tiempo me transforma en un actor que simula a la perfección que su hijo realmente me importa.

—Bueno, lo importante es que el nene este bien. Y con estos climas los nenes se enferman enseguida.
—Sí, igual ya esta medicado, pero estuvo toda la noche con fiebre.
—Pobrecito.
—¿Sabes, te veo cara conocida?
—Sabes cuantas veces me dijeron eso. Nunca me dijeron lindo, pero que era parecido a otro flaco, miles.
—Ya me acordare, no soy de olvidar caras. Me encanta tu blog. Estoy re adicta sabés, me siento identificada en un montón de historias, pero es tan increíble. Por que escribís de una forma en que cada historia es como si fuese un pedazo de mi vida.
—Mira vos, gracias entonces por el aguante. Son historias es ficción.
—Claro, ya se que es ficción, pero hay una en la que parece que me hablaras a mi, tocas fibras sensibles todo el tiempo, y das detalles que me hacen sentir tan bien.
—Bueno, me alegro entonces, espero que cuando saque el libro me lo compres.
—¡Por supuesto!.
—Mentira, te lo regalo, de aquí a que lo saque.
—Y si, me imagino debe ser un quilombo.
—Es bastante complicado, ¿te jode si dejamos de hablar del blog?.
—No, para nada.
—Bueno, yo no sé vos, pero me estoy muriendo de frío. Acá nomás a tres cuadras hay un bar, es chiquito, esta bueno.
—Vamos, no tengo problemas.







Parte 1 - Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7 - Parte 8

Seguir Leyendo...

Parte 4

Entre la niebla
Jueves, 8:50


Todo el humo negro que dejo el auto, más la niebla típica de las 10 de la noche en pleno invierno, cierra toda la calle, más que una calle es un playón en donde la gente acostumbra a dejar los autos para ir a los comercios.
El playón es grande-grande. Ahora sí, el cagón se regocija en el fango y se me ríe en la cara. El valiente me mira despectivo, baja la cabeza y hace un gesto de negación. Yo me digo “Soy un pelotudo” y me respondo “Sí, y siempre lo serás”.
Prendo otro cigarrillo y doblo la columna vertebral para que no me duela el estomago, no tengo ánimos de volver a la facultad, después de todo, no estudie para el parcial.
Con estos dolores, con la facultad a punto de dejarme en la calle, con el bajón de quedar como un idiota frente a una mina que seguramente no vea nunca más. Todas las piezas encajan para que mi vida sea un fracaso completo.
Un estruendo me hace saltar del banco, el cielo esta completamente gris, pensar que hace unos minutos atrás estaba hermosa la noche, pero que frase más chota use, por dios.
Que llueva, que llueva mucho y que se inunde la ciudad. No me importa más nada. Estoy condenado a que todo siempre sea gris. A vivir entre la niebla, a que todo se desmorone en mi cara. Ya nada tiene sentido.
Mi fracaso no termina ahí, ahora comienza a dolerme la cabeza, me duele justo arriba de las cejas, si me apreto el cráneo deja de dolerme, cuando saco la mano de ahí me vuelve a doler.
Pongo ambas manos en mi cabeza y cierro los ojos unos segundos, necesito pensar en algo que me saque de este infierno.
El corazón late agitado, se hace visible, puedo verlo al cerrar los ojos, lo imagino como la boca de un pez gigante respirando bajo el agua. Se abre y se cierra, se abre y se cierra, me da la sensación que cada día que pasa le cuesta más latir.
Y sigo sentado acá, ¿A dónde voy a ir?. Ya nadie me espera, nadie me dice que lo que más quiere en la vida es que yo sea feliz. Esta tan lejos la felicidad, volveré a mi encierro, otra mano más de revoque para endurecer el alma.
La ultima vez que llore fue cuando mi papá me negó ir a un baile al cual asistía ella. Tanto que llore que al final me dejo, y ahí le di mi primer beso. No me importaban sus tetas, por que esa noche no se las toque.
Ahora ni siquiera esta mi viejo, ni a él le puedo llorar.
Saco las manos de mi cabeza, abro los ojos y vuelvo a cerrarlos, las pongo nuevamente en mi sien, que sostengan mis ideas, que nadie vea mi rostro amargado.
Ya estoy arto de dar lastima.






Parte 1 - Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7 - Parte 8

Seguir Leyendo...

Y sí, seguramente lo escribi un Domingo. Nuevo texto en almibar:
"Las cosas cambian, pero cambian para mal".

Seguir Leyendo...

Parte 3

La charla
Jueves, 8:23


—Hola...
—Hola
—¿Todo bien?
—Sí, todo bien

¿Esto era todo?. Una antipática de mierda, era más piola por flog. ¿Qué onda?.

—Que linda noche
—Sí, hace un poquito de frío nada más.
—Sí, ¿Sufrís mucho el frío?
—Sí, bastante
—Ah, que garrón
—Sí
—Bueno

Por dios.

—¿Fumás?
—No
—Bueno

Prendí un cigarrillo, y es extraño antes de que ella me había dejado, comenzó a fumar.
No la puedo reconocer, y a las tetas las tapa una camperon con corderito. Viste de Jean y unas botitas John Foos color cremita.
Ella no se sorprendió en lo más mínimo. Es más, en toda la charla me miro tres veces.
Me acomodo en el banco como puedo, y no sé que más inventar.

—Y bueno, no quiero faltarte el respeto, pero pensé que eras más piola.
—¿Qué decís flaco?
—Eso, que pensé que eras más copada, más charlatana. ¿Sabés quien soy?
—No
—Uh... cierto, no me presente. Soy Cristian, el chico que escribe el blog.
—¿Y?
—Y nada, te comentaba.
—Ah, ¿Qué es un blog?
—Nada, una pelotudes que escribo cuando estoy al pedo.
—Ah, que bien.
—Sí. A propósito gracias por los comentarios.
—Flaco me parece...

Un auto toca bocina, se para y corre hacia el auto. Se sube adelante y le encaja un beso tremendo al pibe que maneja. El flaco me mira a los ojos, con bronca alcanzo a leerle los labios, puedo observar claramente un “Gil”.
Sale arando y deja una bocanada de humo.






Parte 1 - Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7 - Parte 8

Seguir Leyendo...

Parte 2

¿Y si es ella?
Jueves, 8:05

A través de la ventana de la facultad se puede ver el banco en donde ella me va a esperar, por el momento no hay nadie sentado ahí.
Después de años, vuelvo a sentir miedo al enfrentarme con una mina. Es una rara sensación, de no sé, de quedar como un boludo. De empezar a tartamudear, todo de a poco se pone difuso y la temperatura empieza aumentar, es como si tuviera puesto setenta camperas.
La ventana tiene rejas, la facultad esta cercada con rejas, parece una cárcel, no se ve mucho y el sol empieza a bajar, alcanzo a ver a una morocha, esta de espalda, recién se acaba de sentar en el banco. Me pregunto si será ella.
El pelo es igual-igual. No sé que hacer, siento nervios, me traspiran las manos, el miedo de salir y que realmente sea ella.
Me prendo un cigarrillo y camino por el hall, diciéndome en voz baja, sí una persona puede ser tan estúpida. Me resigno, no tendría que ir, pero al mismo tiempo sale el hombre valiente y me dice “Che estúpido, ¿No habías cambiado? ¿No eras más sociable?.”
Pero el cagón tiene más fuerza. Opaca al valiente y el cigarrillo en cada pitada me clava un cuchillo a la altura del corazón, cada vez que aspiro el humo siento como que me estiran los riñones y necesito apoyarme en algo, hay una mesa negra, repleta de firuletes horribles, y pensar que estoy en una facultad de diseño.
La observo distante, clandestinamente, ella mira el reloj, y también se debe estar preguntando, ¿Qué hago acá?. ¿Quién me mando a venir?.
Seguramente no encontrara respuestas, pero las mujeres son así. Ellas van de frente, a su forma. Los hombres simplemente tienen que tratar de no parecer estúpidos para avanzar a una mina.
Es tan simple la teoría, me la repito de memoria:
“Te acercas, te presentas y le pedís disculpas por el retraso. Te sentás en el banco y te pones a hablar, de cualquier cosa, pareces interesado en ella y todo se va a ir dando.”
El cagón se despierta y acota “¿Y si es ella?”.
Y todo se cae a pedazos.






Parte 1 - Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7 - Parte 8

Seguir Leyendo...

Parte 1

Sus tetas
Miércoles, 15:32

—Te digo que es igual boludo, igual-igual.
—No, otra vez lo mismo loco, no puede ser, te fumas un faso y pensas cualquiera loco.
—De verdad... las tetas son iguales-iguales.
—Pero no por eso es ella.
—Es morocha, si no es ella es muy parecida
—Para mí no es, ¿Cuánto hace que no la ves?
—Y como 5 años, seguro esta más grande, esta mina tiene las mismas tetas.
—¿Y qué onda?
—Se las chupo toda.
—No, pelotudo ¿qué onda, cuando la ves?
—Mañana, tipo 8 me espera cuando salgo de la facu.
—¿No salís a las 10 los jueves?
—Sí, pero mirá si es fea, me escapo a las 8 y fue, de ultima que vuelva otro día a esperarme a las 8, no creo que me encuentre.
—Estás enfermo loco. Muy.
—Chabón, te lo juro, para mí es ella.
—¿Le pediste foto?
—Sí, por eso te digo, sigue igual, viste que ella usaba remeras para que indirectamente se le vean las tetas, o sea, la flaca es re consciente de los pechos que tiene.
—¿Vos le pasaste alguna tuya?
—No, boludo, tengo menos fotografía que un centro musical. Salgo horrible, me describí, hasta le dije la misma ropa que use la ultima vez que la vi, a ver si caía o algo.
—¿Y de donde es?
—De Capital
—Entonces no es.
—Sí, capaz que se mudo, tiene 22 años igual que ella. Para mí es.
—¿Y sí es, qué mierda vas hacer?
—Y que sé yo, ¿da para besarla de toque?
—No sé, fíjate que onda, si cuando te ve se sorprende, mándale mecha.
—Sí, voy a ver... espero que este con escote.
—Loco, afloja un toque con las tetas, man, estas desquiciado.
—Esos pechos no me los olvido más. Nunca más.






Parte 1 - Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7 - Parte 8

Seguir Leyendo...

Odio los lunes. Son todos iguales, aburridos, luego de un típico Domingo, arrancar un Lunes me genera más tristeza. Hoy no voy a ir al colegio. Me quedare en casa, ya se me ocurrirá algo para levantar un poco el animo.

Sentado en este banco, con las manos heladas, miro por la ventana. El profesor hablándome de una historia que jamás viví, el hipócrita la cuenta como si él la hubiera vivido. Habla de los monos, como progresaron, dice que antes no tenían educación, ni colegio, ni nada. Que todo lo aprendieron por sus vivencias, entonces se me viene a la cabeza preguntarle, ¿Para que venimos al colegio?. Ya sé su respuesta. Entonces obvio esa pregunta, y a lo lejos puedo ver como una ventana marrón se habré del edificio del frente. Esa ventana que nunca se abrió, se abre. Quizás de ahí salga alguna mina que me haga señas para que me fugué con ella.

Odio los lunes. Encima esta casa es horrible. Genera asfixia, depresión, la única ventana que da afuera, me muestra un paisaje del cual me quiero escapar. Da justo enfrente de un colegio, desde acá se puede ver a dos nenes mirando mi casa. Riéndose, se están riendo de mi.
De mi aspecto, de mi tristeza, ellos se ríen a carcajadas, disfrutan verme así.

Y es una mina, un amigo me dice un chiste, del cual no puedo dejar de reírme y dudo que logre olvidar, es más o menos así; “Suena el teléfono y atiende un tipo, “Hola”, “Hola Alfredo ¿Cómo andas?, soy yo el Dr. Suárez”, “Ah, ¿Qué dice doctor?”, “llamaba para decirle que tengo dos noticias una buena y una mala” “Bueno, arranque por la primera”, “Le queda un día de vida, sus análisis dieron ese resultado, posee una enfermedad que mata en 24hs.” “¿Y la mala?” pregunta el tipo, “Que desde ayer lo estoy intentando localizar”.
Solo el humor negro puede sacarme una sonrisa, y no sé por que.

Odio los lunes. Un solo lunes recuerdo haberlo pasado con alegría. Un poco feliz, para navidad, mi padre me regalo un rifle. A mi siempre me gustaron las películas de guerra, lo más probable es que termine anotándome en el ejercito o trabaje para la policía. Por que me apasionan las armas. No es muy común que a las chicas les guste eso pero a mi me encantan. Cuando mi padre me llevaba a cazar él se sorprendía por mi puntería, y yo me sorprendía por la sangre, sin duda, tiene un color único, me fascinaba ver la chorreadera de sangre que dejaba el animal, delatándose. Si hay algo que no se puede ocultar es la sangre, te va marcando un camino hacia su cuerpo muerto. Con un agujero en el pecho. Solo, agonizando.

Es una chica rubia, muy bonita. Debe tener mi edad o un poco más. Me pongo serio y trato de mirarla a los ojos, espero ansioso una seña, un saludo, algo.
No me atrevo a saludarla. Pero tampoco puedo dejar de mirarla.
El profesor sigue hablando, mi amigo se da vuelta y yo sigo ahí, como un tonto, mirándola.
Ella también me mira, pero no hace nada. Solo se toca el pelo y balbucea algo, debe estar cantando, se aleja de la ventana y ya no puedo verla más.

Odio los lunes. Odio que la gente me mire como un bicho raro, como si yo no fuera una persona más. Son cosas que realmente me ponen muy nerviosa, y por momentos no se como actuar. No se que hacer y mucho menos que decir. El chico del frente fija su mirada en mí. Yo lo miro por el miedo que genera la tensión de esa situación, no sé si me va atacar, o que va hacer.
No me pienso quedar de brazos cruzados, no pienso tolerar que alguien me atormente así. Me alejo de la ventana y camino unos pasos hacia el ropero, ahí esta la solución. Es ese rifle el que va hacer que el chico deje de mirarme, que deje de insultarme.
Vuelvo a la ventana y desde un rincón saco el caño. Me aposto ahí, y lo mido.

Espero que salga. Si vuelve a salir, dejare de ser tímido por una vez y la saludare, si total no tengo nada que perder.
En una punta de la ventana se ve salir un caño, una especie de telescopio que apunta hacia mi. Presiento que estoy siendo observado por ella. Que es tímida igual que yo, quizás le guste. No lo se, yo me acuerdo del chiste y vuelvo a reír como un estupido.

Odio los lunes. Y el chico este no deja de reírse de mi. No es mi culpa. Yo no quiero ser así. Apunto y vuelvo a medirlo con la mira, el tiro será directo a la cabeza, caerá rendido en el banco, luego dejara una marca con su sangre hasta deslizarse al piso.
Nunca me enseñaron a comprender a las otras persona. Mis padres piensan que soy una chica feliz, que la vida me sonríe, que soy como los escuche decir a otros padres “Una chica de oro”. Pero yo no puedo tolerar que se rían de mi. No, no puedo.
Disparo, el sonido se repite en un eco precioso. La bala esta en camino, por el ruido el chico mira, le da directo a la frente, lo vuela para atrás. No deja ninguna marca, más que la mancha en la pared del fondo.
Todos gritan, al mismo tiempo comienza a sonar el timbre del recreo, opaca todos los gritos. El profesor se acerca ayudar, también le puedo dar en un hombro, cae al piso. Ya nadie pasa por la ventana.
Los chicos desde adentro del aula, piden auxilio, el patio se llena de niños, comienzo a disparar a ellos.
Son ocho nenes los que ahora están tirados en el patio. El director se tira encima de uno de ellos. Le pego en la espalda, muere al instante.
Todo es un desastre, ahora soy yo la que sonríe. Hay mucha sangre dispersa por todo el patio. Muchos llantos, ahora soy yo la que se ríe.
Sin dudas, esto logro levantarme el animo de un día Lunes. Odios los Lunes.
No me gustan los lunes.

*Inspirado en una historia real de Brenda Ann Spencer.

Seguir Leyendo...

Nuevo Texto en almibar: Heroína my love

Un saludo grande, gracias Patricia por el mail.

PD: Preparense para lo que se viene.

Seguir Leyendo...

—Hola... hola.. ¿Quién habla?.. HOLAA —la voz más dulce de mi ciudad se propaga por un tubo frío, que ella mágicamente logra entibiar, simulando una caricia para mi oído con su suave piel de bebe.
Y el tiempo se detiene, no sé que es lo que tiene, o que es lo que me pasa a mí. Pero me paraliza y siento transpirar, nervios, ganas de decirle otra cosa, no puedo prestar atención.

—Hola
—¿Quién habla?
—Hola, Cristian —respondo totalmente opacado ante su bella voz.
—¿Qué Cristian?
—Cristian Sena
—¿Qué necesitas?
—¿Está Sebastián, Norma?
—Sí, ya te paso.
—Gracias —y muero por decirle: ¿Qué tal tu día?, ¡NO!, no me pases un carajo, llame para hablar con vos, quiero morir escuchando tu voz y si no es así prefiero vivir sordo.

Y no puedo evitar pensar en ella. Imaginarla frente al teléfono, sonriendo al escuchar mi voz, sonrojándose, dibujando corazones en la libreta que esta apoyada en la mesita. La misma mesita de donde yo me robo los papeles y guardo sus garabatos como tesoros. Y todo se resume en ella.

—Hola...
—¿Qué haces Sebita?.
—Che pelotudo, la próxima vez, pedí hablar conmigo de una. Mi vieja se altera cuando no le dicen quien habla.
—Disculpa, es que no sé, no se escuchaba bien.
—Todo bien, ¿Qué pasa?.
—Venite cuando puedas, tengo que hablar con vos.
—¿Es urgente?.
—Sí, muy.
—No me asustes.
—Es una charla que quiero tener con vos. Si podes venite.
—Ok, ahí voy.

Seba vive a diez cuadras de casa. Es mi amigo de la infancia, hace más de nueve años que lo conozco. Cuando era pibe me quedaba a dormir los fines de semana o el venia para casa. A la salida del colegio hacíamos los deberes juntos. Siempre iba a la casa. Estaba más tiempo en la casa de él que en la mía.
Fuimos creciendo y ahora tengo veintitrés años y no sé como decirle que me gusta la madre desde los quince. Pero ya no aguanto más.
Me enamore, no quiero sexo, quiero que sea mi esposa, que tengamos un hijo solo, que se llame Santino y que seamos felices. Ella esta casada, pero no me importa. Ya no es más la madre de un amigo, es el amor de mi vida. Y llamo siempre que puedo solo para escuchar su voz, y me pone pelotudo, pero lo necesito, me apasiona su forma de ser. Tan mujer, tan integra, es una señora mujer, impecable. Envidio al marido y también envidio a Sebastián que vive con ella, a los compañeros del trabajo de ella, a los vecinos, envidio a todo lo que este cerca de ella.
Quisiera besarla, amarla, cuidarla y quererla. Y ya no sé que hacer, si bien Seba no tendría por que enterarse, ya no puedo compartir las cosas simples con él, me cuesta mirarlo a los ojos. Siento el cargo de conciencia, similar a una traición. Es mejor que lo sepa.
Ahí sonó el timbre debe ser él.
Abro la puerta y el mundo se vuelve rosa. Todo parece brillar. El humo de la quema de los campos no me afecta, el frío no altera mis nervios, la presencia de Sebas queda fuera del marco, ahí esta ella.
De elegancia soberbia, morocha de cabello castaño, ojos de luna, boca exquisita pintada con lápiz labial marrón clarito, cuello de camisa blanca asomándose por encima de un chalequito negro que acaricia sus hermosos y delicados senos de seducción ingenua, creadora de las fantasías mas chanchas que alguna vez tuve.
De pronto un golpe me baja a tierra. Dos bocinazos y quedo como imbécil con la mano levantada.

—Che boludo, es urgente y estás congelado man, entremos, hace un frío de cagarse y este humo de mierda me sigue hace una semana.
—¿Que haces sebita? —sigo mirando el movimiento del auto hasta que dobla la esquina— ¿Es un Ford? —preguntó para disimular mi fascinación.
—¿Lo qué?
—El auto de Norma...digo de tu mamá, esta muy cuidado eh, una pinturita.
—Es un Clio, se lo regalo mi viejo.
—Por eso un ford...
—Es de Renault. No de Ford.
—Claro, Por eso...

¿Un auto le regala?. Todas mis ilusiones se caen, mi vida es un altibajo de sensaciones. Cuando la veo no puedo moverme, me pongo estupido, cuando la pienso no puedo sacar la sonrisa de mi cara, me pongo estupido. Cuando la escucho no puedo hablar, me pongo estupido.
¿Amar es de estupido?. Si es así, yo la amo infinitamente.

—Bueno... ¿Preparo unos mates? —arremete seba, mientras se frota las manos.
—Dale, esta lindo para tomar unos verdes.
—Sí, igual esta calentito acá .

Es el momento justo. No puedo esperar más.

—Seba, pónele, un suponer, ¿Vos que haces si viene Juan y te dice que esta enamorado de tu vieja? —Seba se da vuelta con el paquete de Yerba en la mano, lo deja en la mesa de forma agresiva.
—Lo fajo, le pego una piña directo al hospital. Traumatismo de cráneo, quiebre de tabique, dislocamiento de mandíbula. ¡La papilla por el orto le van a tener que enemar! —gritó rematando su ira.
—¿Tanto?
—Boludo, es como que vos vengas y me digas: Me gusta tu vieja. O que yo te diga: Che desde los quince que me quiero coger a tu mamá.
—Y sí, un poco de verdad tenes... pero puede pasar que te enamores de la madre de otro, no seria nada de otro mundo, vos pensa que es una mujer.
—Mirá hay dos cosas que tenes que tener en claro. Ni una madre ni una hermana. Lo demás, prima, tías, sobrinas, abuelas, lo que se te antoje, pero esas dos cosas no podes. Son intocables, hay códigos.
—Bueno, pero igualmente, no dejan de ser mujeres. Yo no lo vería tan raro, si vos te enamoras de mi vieja... es más te puede pasar. —vamos de vuelta.
—Sí, me puede pasar, pero jamás te lo diría. Vos viste que yo no soy de pelear, pero si me confiesan algo así, no me importa nada me peleo así sea mi tío el que me lo diga. Aparte justo Juan a vos se te ocurren cada cosas.
—Bueno che, era un suponer.
—¿Y que me tenias que contar, tan urgente?
—Ah... que me enamore de tu vieja y...
—jajaja andá a cagar boludo, ¿De enserio que era?
—y también era para que te fijes unos bocetos para la entrega del jueves.
—Hoy es Lunes, vos si que estás al pedo eh.

Ya se lo dije. Ahora me siento mejor. La vida es hermosa.
Y la mamá de Seba, más.

Seguir Leyendo...

He cometido el peor de los crímenes, te he fallado amigo, he roto todos los códigos, solo pido piedad. Juro que pagare con mi vida todos mis errores. Es que sinceramente no sé que fue lo que paso, pudo más la naturaleza, pudo más el corazón, pudo más el alma.
Es que no debí mentirte, no debí decirte que no la conocía, hermano mío, si la conocía, antes que vos estés con ella, yo ya la había conocido, es que en ese momento no pude decirte que la conocía te vi tan enamorado y te conozco, se que la hubieras dejado, no hubieras salido con ella, no lo hubieras hecho. ¿Como podría impedir eso, hermano mío?.
Y no la culpo a ella, aunque pienses que la culpa también es de ella, la culpa es mía, yo la volví a buscar, es que jamás la olvide, aun estando contigo, yo pensaba en ella en cada noche, a cada instante.
Y aunque respete y nunca me metí en tu relación, aunque te aconsejé para cuidarla, para que la quieras, para que nunca le hagas daño, amigo, te falle.
Y el coraje se ausenta cuando más lo necesito y el valor se escapa y me convierto en un verdadero cadáver y me escondo, me refugio en la tinta y en este papel húmedo por mis lágrimas, lágrimas de sangre. Las lágrimas que derrama ella también al cometer tal asesinato, al sentir que te ha usado, ella esta tan mal, estamos tan lejos de vos. Tan alejados de la realidad en este cuarto, en esta habitación de hotel, pensando en como salir, en como desaparecer, jamás podríamos volver a verte, jamás podríamos estar ahí, compartiendo una tarde, cenando como solíamos hacer los jueves, cada jueves era especial para mi, no solo te veía a vos, también la veía a ella. Nunca falte un jueves, es que en verdad amigo, jamás la olvide. Lo juro.
¡Me cago en el amor! Y en la mierda de vida que me toca vivir, ya no tengo más nada que perder, es como si un hermano mío o aun más importante, eras como un padre para mi, la única sensación en este momento es la de morir en vida, no dejo de pensar en vos en que harás cuando leas esta carta, en como reaccionaras, ella esta acá y ambos nos marcharemos buscando la paz, rogaremos por tu paz, buscaremos al mismísimo dios para que te guíe y te ayude, para que puedas superar este momento que te toca vivir, para que no bajes los brazos, para que nada te impida llegar a tu felicidad. Hermano, la amistad no tiene fin aunque jamás podrías perdonarme, aunque jamás volverás a confiar en mi. Amigo jamás te olvides que el mundo estuvo a tus pies. Como el mío lo estuvo al conocerla a ella.
Nuestros pasajes esperan en un cilindro oscuro en el que alguna vez guardamos nuestros más preciados recuerdos. Dos pasajes diminutos que se toman con el liquido que alguna vez nos trajo al mundo.
Espero que logres entender que como tus seis años se derrumban en un segundo, mis veintidós, también lo hacen.
En unos instantes, nose quien vera nuestros cuerpos acostados, abrazados, pensando en ti. No se quien te entregara esta carta, no se si al final la leerás, solo veo nublado, solo veo entre lágrimas lo triste que es nuestro final, solo te pido piedad, no para que me perdones, sino para que me entiendas...

Seguir Leyendo...

Otro texto más en en almibar: Y tu, escondido en un sueño.
(Pasen que ni frío hace ahí)

Seguir Leyendo...

—Al fin y al cabo, todos guardamos un muerto en el placard.
—¿Y eso que significa?
—Claro, todos tenemos un secreto.

Ana es diferente, ella me ama. Ana no es Carla, ni Pamela, ni Paula. Ella me ama como nunca nadie me amo. Me pregunta todos los días como estoy, si almorcé, si dormí, si escribí.
Ella me quiere, no es Carla; esa perra que me abandono ni bien le dije que la amaba. No es Pamela; que el tiempo me dio la razón y ella jamás me amo. Cuando se lo dije por teléfono me insulto. Me trato de hijo de puta por haberla llamado a las seis de la mañana, un sábado que volví borracho a casa.
Tampoco Ana, aunque se esfuerce, no le llega ni a los talones al sexo oral que me daba Paula.
Carla y Pamela, jamás me amaron y sin embargo con Paula fue con la que menos conviví, tres semanas, dos días y cuarenta y cinco minutos.
Con Ana ya llevamos dos meses y ni una pelea, me da miedo, por que con Pamela paso igual. Con Carla nos llevábamos a las patadas. Paula me ignoraba directamente, ni le importaba saber como estaba yo. Se cagaba en mí, pero yo la quise igual.
Ana es diferente, ella no se mete en mi vida, me da libertad condicional, puedo hacer lo que quiera mientras la llame al trabajo todos los días a las diez de la mañana, para ver como esta. Ella me exige eso, yo le prometí que iba a estar bien. No pensaba hacer ninguna locura, que aprendí la lección.
Con Paula nos vivíamos drogando, una relación en el aire, atada con alambres, eran otros tiempos, en donde yo pensaba que mi vida no tenia sentido.
A Carla la conocí dos noches después de haberme peleado con Paula, Carla es prostituta, ni bien cogimos me enamore, me enamore de una puta y no podía entenderlo, ni tampoco asumirlo. Siempre la quise, es más le prometí que dejaría de visitar burdeles si ella era mi puta. Dijo que no, y me dejó al intemperie, como un idiota con el corazón en la mano.
Arruinado por una mujer, un hombre no sabe que hacer. Gracias a dios conocí a Pamela, ella me rescato de toda la miseria que me envolvía, era demasiada absorbente, hoy mismo puedo afirmar que le gusta más sufrir que reír. Por eso me amo, me cuido y me dejó.
Ana por momentos me hace acordar a Paula, me da tanta libertad que no se que hacer con ella. Es como cuando cobras tu primer sueldo y no sabés si comprarte ropa o gastártelo en hamburguesas de Mc Donalds.
Por momentos extraño el sexo de Carla, el sexo oral de Paula, y el culo de Pamela. Pero Ana compensa todo eso al sacarse la blusa.
Algunos dicen que un clavo saca a otro. Yo desconfió plenamente de eso, no lo creo así.
Y aunque Ana me ame, yo no la amo ni un poco. Es más estoy con ella por que no me queda otra, yo extraño a Carla en realidad.
Ana con la luz apagada es Pamela, pero cuando se enciende la luz, vuelve a ser Ana, y eso me asusta.
De espalda sin embargo es igual a Paula. Igual, igual, camina idéntico a ella, su voz es muy parecida nada más que un poco más grave.
Ana me ama, ella me ama muchísimo, y yo, cada día me fijo en el placard, para ver si el muerto sigue ahí.

Seguir Leyendo...

Cuando apago la luz del comedor, todo el trayecto hasta la pieza, aunque este todo oscuro, no sé por que, cierro los ojos y voy palpando las paredes hasta llegar a mi pieza.

¿A alguien más le pasa?

Seguir Leyendo...


Invitame un café en cafecito.app



Copyright 2005-2020


Invitame un café en cafecito.app


Autor | Secciones | Contacto