Te Cortaría en Mil Pedazos : relatos, historias propias. Resucitandote en cada historia. | Weblog de Cristian Sena

Parte 8

Y cuando me pierdo en la ciudad, vos ya sabés comprender

—Así que me cambias por unas pizzas...¡Que bonito!
—Vos... ¿Qué haces acá? —pregunté sorprendido.
—Lo mismo que vos. —respondió con total naturalidad.
—Pero si nos íbamos... —dije desconcertado.
—Me arrepentí —se apresuro.
—Me da mucha vergüenza decirlo pero yo también me arrepentí Sandra.
—Ok hagamos una cosa, decime por que te arrepentiste vos y yo te digo por que me arrepentí yo.
—Al revés, empezá vos, por favor...

—Bueno. La verdad, es que sos lindo chico, me caes súper bien, a pesar de que grabes una canción en todo un cassette, que trabajas en un call center que detesto y que seas zurdo, esta todo bien, pero hablando en serio, el problema soy yo, te voy a confesar algo que cuando les cuento a los flacos como vos salen corriendo, todos, todavía no conocí un flaco que tenga los huevos para bancárselo.
—Sí, ya sé, sos mamá.
—No, bueno, sí, en realidad sí, soy por así decirlo mamá, pero acá es la parte en la que salís corriendo, mi hijito es adoptado. Yo no puedo tener bebes. ¿Y cual es la razón por la cual te arrepentiste vos?
—La verdad, mi razón es una idiotez al lado de la tuya y no vale la pena ni que te la diga, de verdad.
—Ay no, no seas así, decime, dale, si al final todo sigue igual
—Ves, eso me da pánico, que siempre todo siga igual, yo te digo mi razón pero vos me prometes que no se la vas a decir a nadie. a nadie, no creo que podría ser un buen padre.
—¿De enserio, es eso?
—Sí, ya sé, no me digas nada, me recontra súper adelante, me hice la película, ni siquiera nos queremos, es mi horrible forma de ser, tenés que comprender, que no puedo sentarme y ver como todo pasa, siempre me adelanto a las cosas, a veces para bien y otra veces para mal.
¡Es más, ni un beso nos dimos! y me gustas, mucho me gustas, pero que tengas un hijo me hace cagar hasta las patas, y te soy franco...
—Y sí —interrumpió— lo sé, yo entiendo que debe ser complicado salir con una mina como yo, de hecho, sos el primer flaco que me viene de frente y me dice las cosas como son, todos, generalmente primero se acuestan conmigo y después se los traga la tierra, como si yo les fuese a pedir la cuota alimentaría, o que le pague el jardín al nene. No pienses que para vos solo es complicado, para mí también, pero la diferencia es que mi hijo es mi tesoro y lo amo y a pesar de no ser su madre natural, lo siento como si lo fuera. Y él ya esta empezando a entenderlo de a poco, no es nada fácil adoptar a un nene y tampoco es fácil criarlo, pero me encanta y me hace feliz, y gracias a dios, no necesito de los hombres ni soportar a un padre fugitivo como pasa muchas veces.
—Esta bien, es tu decisión, vos elegiste adoptar a tu hijo y es muy lindo eso que decís, realmente me abrís la cabeza. ¿Bajamos del colectivo?
—Dale



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Parte 7

Nada nos deja más en soledad que la alegría si se va

Estoy camino a la parada del colectivo y definitivamente estoy demasiado arrepentido. No sé si fue la charla de recien con Jime o que, pero estoy confundido y en verdad, tampoco sé, si quiero conocerla, ya se me fueron las ganas de acostarme con ella. No quiero joderla, igualmente se que no podría, no sé que hacer, si ir a verla, o quedarme acá como un pelotudo.
Tengo como una especie de miedo o presentimiento que al llegar ahí ella va a estar con el hijo, y me lo va a presentar, no quiero conocerlo, no estoy en condiciones de saludarlo, y lo gracioso es que no sé por que, mi cabeza repite palabras como jamás lo hice antes, todo es “no sé, no quiero” y una inseguridad que me desborda, pensar en su hijito me ofusca.
Tampoco quiero que se me quede grabada la imagen de ella sentada en la mesita de la puerta del bar, el nene sentado al lado, en las sillitas para bebés, tomando una pepsi con sorbete, y yo al lado de él tomando cerveza como si fuésemos un matrimonio súper moderno que salimos a los bares los viernes al atardecer a comer una picada, ¡ay por dios, que postal tan fea!

—1,90.
—Buen día caballero, como no, ahí esta su boleto.

Retorno a mi casa, y me escondo en el pasillo en el tumulto de gente que tantas veces critique ahora sin quererlo me esta ayudando, soy un cobarde, me oculto así ella no puede verme cuando pase con el colectivo por la parada donde quedamos en encontrarnos y mañana será otro día, le voy a mentir, le voy a decir que no sé... que tuve un percance, o mejor, que tuve que quedarme trabajando hasta tarde... que se yo, la única verdad es que se fue todo a la mierda y me importa tres carajos, después de todo es una mina, hay miles de minas en el mundo.
Algo vibra en mi bolsillo y seguramente es ella, no voy atender el teléfono, no sé ni que decirle me siento pésimo y con muchísima vergüenza. Un idiota total.
Volvió a sonar el celular, lo saco del bolsillo y observo el display “Afro...”, es el Rulo;

—Qué haces Rulo.
—Negro, ¿Y qué onda?
—Nada, no fui, que se yo, pinto el bajón.
—Y... yo te dije, es complicado.
—Sí, que se yo, no sé si es complicado, pero me siento un pelotudo enorme.
—Y bueno, venite para casa, tengo unas cervecitas, un winning, es viernes.
—Dale, le pego derecho entonces después pedimos unas pizzas y comemos algo.
—Ok, un abrazo.
—Nos vemos negro.
—Rulo
—¿Qué?
—Gracias.
—No jodas, nos vemos.

Mientras guardo el celular en el bolsillo, un empujón provocado por una frenada de este colectivo del culito, hace que se caiga, por suerte todavía queda gente buena, una persona me lo alcanza, pero no es una persona cualquiera, es Sandra que acaba de subir al colectivo y no la vi por estar distraído hablando por teléfono.
Se acerca y comienza hablarme.



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Parte 6

La melancolía de morir en este mundo y de vivir sin una estúpida razón

—Que hacés afro, ¿Cómo andamos?
—Bien, acá, despertándome gracias a tu llamado.
—No sabes peluca, hoy me veo con la minita.
—¿Con la mamá?
—Exacto, con la mamita.
—¿Y que onda? ¿en que quedaron?
—En tomar una birrita, tranquilos, en un barcito sin que nadie nos moleste.
—Ja, ojala te caiga con el pibe.
—Ya no me importa más que tenga un hijo.
—Me muero si te cae con el pibe. —Y se escuchaba la risa del hijo de puta.
—Okey, vamos hacer una cosa, yo me encuentro con ella a las 6, escúchame Rulo, 6:20 me llamas al celular, sí la loca esta con el pibe, me borro simulo un... no sé, le digo que chocaste, cualquier cosa, y me borro enseguida. Pero si la flaca no está con el pibe, ni te atiendo, ¿okay?
—Dale, todo bien, déjalo en mis manos.
—Forro, pone la alarma, no te colgues.
—Todo bien Negrito, sigo durmiendo.
—Dale, a las 6:20.
—Sí papá, cuídate y suerte.
—Éxitos, la suerte es para los mediocres.
—Andá a cagar. —Y me cortó.


Llego la hora del almuerzo y la verdad que no tengo hambre, pero tengo que comer por que sino me desmayo del sueño y aparte la cerveza si no tenes nada en el estomago te puede jugar una mala pasada, así que comeré algo tranquilo, como para engañar al estomago.
Acá en el trabajo hay 4 chicas y 6 flacos, 3 son feísimas, y la 4ta nadie se la quiero mover por que tiene un hijo. Voy a ir a encararla, así me saco unas dudas. No creo que le moleste, de hecho para mí es como una amiga, obvio, ya se lo que piensan, sí, se la pongo, pero prefiero que sea en alguna ocasión especial, como la despedida de año de la empresa en la que estamos todos dados vueltas.

—Jime... ¿podemos hablar?
—Sí, ¿Qué pasa?
—Decime, vos que tenés un hijo, ¿Saldrías con un flaco como yo?
—O sea, somos compañeros de trabajo, somos amigos, no pienso salir con vos.
—Ya se boluda, digo... así, vos, mejor dicho una mina como vos, o las minas como vos, ¿son de salir con gente como yo?
—A ver Lu, una mina como yo, ¿Es por que soy madre? ¿Y un flaco como vos, es por que estás soltero y sos un atorrante?
—Exacto
—Sí, ¿por que no?, yo estoy en pareja hace 3 años y él no es el padre de mi nene.
—¿Y que onda?
—Y... yo no sé lo que piensa él, supongo que debe ser complicado por que el no es el padre, aunque se encariño bastante y al nene lo quiere como si fuese su hijo, muchísimo lo quiere y eso a mí me llena, entendes, yo no lo obligué a él a salir conmigo, él ya sabia que yo venia con Facundito, y si decidió estar conmigo es por que realmente me ama.
—Claro, entiendo... ¿Y tu hijo como lo ve a él?
—Y Facu es chiquito, sabe que Jorge no es el padre, pero igual lo quiere como si lo fuera, él al papá lo ve los fines de semanas...
—¿Y el padre, que opina de Jorge?
—El no tiene por que opinar nada, no me importa lo que piense, yo estoy rehaciendo mi vida, al igual que él, tenemos un hijo, somos concientes de eso, pero tampoco vamos a dejar de vivir por eso, al contrario, ahora puedo decir que soy feliz.
—Ah... o sea, ¿no es nada malo que tu hijo este con otro tipo que no es el padre?
—No, es lo más natural del mundo si educas a tu hijo para que de a poco lo vaya entendiendo, se acostumbrará.
—Gracias Jime, sos una genia, ves, yo me casaría con vos.
—Chanta, vos sos un chamullero y apropósito ¿Andas con una mamá?
—No
—Ja, el que nunca iba a tener hijos, el que no soporta a las minas con bebes, que te vivías quejando, una te movió el piso, que fácil resultaste ser...
—Sh...no digas nada, pero hoy me voy a ver con una mina, que sí, es mamá, y nada, tenia esas dudas.
—¿Y que edad tiene?
—Más de 30 y menos de 40.
—A jovatona, mira vos, un consejo: deja que todo fluya, y sé feliz.
—Gracias, la ultima vez que me dijeron eso, salió todo como el orto. Me voy que si pierdo el micro me la corto.
—Dale, apúrate salame, ¡éxitos Luchi!



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Parte 5

Cuando me di cuenta estaba vivo

Y ahora el aburrido trabajo, soy operador, trabajo en un call center, pésimo laburo, pero necesito dinero, quiero comprarme una moto y luego un auto y así crecer hasta comprarme la línea 202 y prenderla fuego. Por que si lo hago ahora voy preso.
Mi trabajo es el siguiente: Llegó a mi puesto, me siento en la silla, agarro la planilla y empiezo a llamar por teléfono. A las 2, me voy almorzar, a las 3 vuelvo a sentarme en la silla, agarro la planilla, vuelvo a llamar, a las 6 me levanto de la silla, saludo y me voy para la parada del micro.
No hay premios por razones presupuestarias, no hay necesidad de vender por que yo llamo a clientes, hay puteadas si un cliente decide bajarse y dejar de serlo.
En fin, hay días buenos que solo renuevo la cuenta y hay días malos que tengo que soportar al sorete de mi jefe. Un idiota inoperante, que no puede hacer nada solo y que siempre necesita que le festejemos cualquier pelotudes que hace.
Ayer a la noche, le grabe la canción en todo el cassette de los dos. Del lado que lo ponga la va a escuchar.
Y al final con mi voz hay unas palabras que no las pienso transcribir por vergüenza y aparte por que quisiera que les queden a ella sola.
Ahí esta ella, con su brazo extendido, ya subió, se acerca a mí, yo esta vez estoy en el fondo, se pega a mí, y me saluda. Tiene un lunar arriba del labio del lado izquierdo, la hace tan sexy. Lo descubrí recién, jamás le había mirado la cara con tanta tranquilidad.

Es ella, aunque no sé si realmente es ella la que me transmite tranquilidad o es cuando pienso en ella lo que me da tranquilidad, pero es una sensación muy linda. Más o menos podría compararla a la tranquilidad de aprobar un final justo en el momento en que te dan la nota.

—Hola, ¿Cómo estás? —le pregunté.
—Bien muy bien, ¿vos? —respondió el hermoso ser.
—No pegué un ojo en toda la noche, perdón por mi apariencia, debo estar impresentable —típico al tener nenes chiquitos.
—Y sí, te entiendo.
—¿Me entendes?
—Sí, a mi cuando viene mi sobrinito a casa me vuelve loco y no duermo en toda la noche, me tiene de acá para allá, son inquietos los pendexs. —¿Pendexs? dios, que horrible palabra, no sé como se me escapo.
—Y sí los nenes son así.
—Ah, te traje el cassette, lo grabe de los dos lados.
—¿Todo un cassette con la misma canción?
—Sí, si te gusta te grabo más.
—Dale, pero pone más canciones.
—Yo pensaba comprarte 30 cassettes así te grababa 30 canciones, pero si querés las grabo todas en un cassette. —que comentario estúpido, se va a pensar que soy medio lelo.
—Sonso —me dijo sonso, es la primer señal de confianza.
—Escúchalo, mirá que mañana cuando subas te tomo examen.
—Dale, vas a ver que buena alumna soy.
—Todas dicen lo mismo.
—¿Todas?
—Es un chiste.
—Ya se.
—Que inteligente que sos
—También lo sé
—¿Algo que no sepas?
—Sí, si me vas a invitar a tomar una cerveza o si solo te gusta chamullar por colectivo
—Ah bueno, perdón —¿lo qué? ¿Qué la invite qué?, esta mina esta completamente loca.
—Todo bien, era un chiste.
—Hoy es viernes, podemos hacer una.
—¿Una qué?
—Una, así salir digo...
—Mmm pero de noche no puedo —respondió. Ya me parecía extraño que quiera salir de noche.
—Vamos de día, mejor todavía, por que yo de noche me convierto en el lobisón.
—Y yo en el increíble Hulk.
—¿Con tetas?
—Sí, y verde
—¿Verde loro?
—Más tirando a militar, un intermedio
—¿Vos estás re loca, no?
—Como todas las mujeres
—Me gusta tu forma de ser
—Yo me amo —dijo
—Y yo también
—¿A mí?
—A los dos
—Ok ¿A que hora salís del trabajo?
—Tipo 5
—Joya, yo salgo a las 6, voy para la parada del micro en donde bajas vos espérame ahí y después vemos que hacemos.
—Dale, te espero ahí
—Ok, ¿tenés celular?
—Sí, anota, 1563256261
—Gracias, de nada
—¿Nombre?
—Dos
—¿Cuáles son?
—Sandra Estefanía para servirle
—Mi nombre es Luciano Morales, sector ventas, ¿en que puedo ayudarla?. Sandra, te toca bajar
—Es verdad
—Yo no miento
—Y yo tampoco —y comenzó a descender del colectivo.

Me apuro así de una, me dejo pelotudo al preguntarme cuando la invitaría a salir. Y les digo la verdad, no me acorde de su hijo más que en algunos instantes, es decir que en realidad no debe ser tan malo estar con una mina que tiene un hijito.
Voy a contarle al rulo, ya lo estoy llamando, desde la oficina obvio.



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Parte 4

Y yo estoy acercándome hasta vos

—Buen día maestro, 1,90 por favor.
—Buen día pibe —Y el milagro sucedió, me saludo nomás. Era cuestión de hablarlo.

Yo creo que si a toda la gente le enseñaran modales aprenderían a saludar y el mundo seria mejor. O al menos mi ciudad, ahora que el calvo me saludo estoy mas tranquilo y realmente me alegra su saludo, por que la amabilidad va directo al corazón, siempre que quieran pedir algo sean amables y nadie podrá negarse.
Ahí viene...

—Me saludo el pelado...
—Hola, ¿Qué pelado?

No pude evitar reír cuando me preguntó eso, y obviamente no pude evitar quedar nuevamente como un pelotudo, pero siempre que me dicen “¿Qué algo...”, suelo responder “essstttaaaa” totalmente excitado, sí, todo un enfermito y contener eso físicamente y no poder contenerlo en mi imaginación me convierte en un idiota bastante importante.

—¡El chofer! —Luego de esas palabras recupere el habla.
—Ahh, pensé que me ibas a decir una guarangada. Pobre, no le digas pelado.
—No, como te voy a decir una guarangada si no te conozco, estas loca, igualmente si te conociera al margen de que me encantaría, jamás te diría algo así.
—Ayer me dijiste algo del pelado también, ¿sos gay?
—No, sí... no, gay no soy, y sí, ayer te había preguntado si te había saludado, por que nunca saluda.
—A mí siempre me saluda, que raro...
—Que pajero —murmure por lo bajo.
—¿Perdón?
—Qué de pasajeros...esta lleno, de no creer.
—Este colectivo siempre esta lleno y más a esta hora que es pico, no entra un alfiler.
—Lo sé, y vos también lo sabes ya que viajamos todos los días.

El silencio es mi peor enemigo, yo no tolero el silencio y sí o sí necesito decir algo para romperlo, generalmente digo boludeces, todo el tiempo, pero por que me aterra el silencio, la mayoría de las veces cuando la otra persona esta en silencio es por que esta pensando y es muy difícil que piense en otra cosa más que en la otra persona, por que es la que esta presente ahí y llama su atención. Es decir que en este momento ella piensa en mí (es fantástico) el problema es que no sé si está pensando algo lindo de mí, necesito lograr decir algo que al menos sea un poco inteligente.

—Ayer, cuando vos te bajaste, una abuelita se rompió la boca contra el piso. Justo cuando estaba pasando por el pasillo al chofer se le cruzo una moto, esas Zanellas que andan a los palos y clavo los frenos, no sabés como voló la abuelita, mierda se hizo contra el piso del colectivo. —Sí, lo sé, quizás no fue algo tan inteligente, pero estaba desesperado.
—Pobre ¿Y la ayudaste?.
—Obvio, amortigüé su caída, cayo encima mío, mirá las zapatillas, todas manchadas de sangre.
—Sos un héroe —y comenzó a reírse.
—Se, ahora es gracioso, pobre vieja.
—Es verdad, pobre, a mi me da un miedo cuando suben esas chicas con los hijos a upa, se me pone la piel de gallina.
—Y sí, me imagino, es difícil para las madres viajar en colectivo.
—Mas o menos algunas ya le tienen la mano y la gente es buena, sede su asiento, gracias a dios todavía queda gente amable.

Es obvio que se iba a sentir identificada si ella con su hijo yo la habrá vivido, tuve que mentir, pido perdón, pero tuve que inventar lo de la abuelita, no me quedo más remedio que hacerlo, primero por que tenía que sacarle una sonrisa y una caída ridícula causa gracia y segundo por que cuando haces alguna boludes que ayuda a los demás por más boludes que sea, siempre quedas bien.
Aparte ella ni se va a enterar, tampoco es que le miento una mentira importante, es ¼ de mentira real.

—“Solo me iré con vos si me escribes una canción...”
—¿Perdón?
—Estelares
—Ah..
—Es una banda
—Ah...
—No la conoces, ¿no?
—No, no escucho mucha música.
—¿Cómo haces para vivir sin música?
—Me gusta leer
—Ah, mira vos, ¿Qué estás leyendo?
—Es un libro, no creo que conozcas, se llama “Lo inconsciente”
—¿Jung?
—Freud
—Ah, sabía que venía por el lado de la psiquiatría
—Es de psicología
—Es todo lo mismo
—No, son cosas diferentes
—Bueno, mañana te traigo un cd con mp3s, vas a ver que con música lees mejor
—Muchas gracias, pero no tengo computadora
—¿Dvd?
—Tampoco, el que tenía se rompió
—Perfecto... me ahorras trasportar 15 gramos pesadísimos.
—Pero podes grabarlo en un cassette al tema ese que cantaste —y luego sonrió.
—Sí, como poder puedo, ¿lo vas a escuchar?
—Grábalo y después te cuento si me gusto o no.
—Listo, tenés que bajar en la próxima —le avise por que me pareció que no se había dado cuenta.
—Ay, es verdad, muchas gracias, chau —y se fue, toco el timbre y bajo.

Al final no era todo tan complicado, lamentablemente soy de esas personas que no pueden dejarse llevar por la situación, me cuesta bastante, por que cuando me suelto por ahí me excedo de confianza, y no es bueno eso, en realidad nunca son buenos los excesos.



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