Te Cortaría en Mil Pedazos : relatos, historias propias. Resucitandote en cada historia. | Weblog de Cristian Sena

Acabo de borrar un escrito en donde hablaba de mi mala memoria, lógicamente no podría reescribirlo ya que no me acordaría tal cual. Lo borre de bronca aunque a decir verdad, yo quería hablar de vos, y no quería introducirte en una historia, porque sinceramente la historia sos vos.
Fue en Salvador donde te ví, donde escuche tu voz que quedo como impregnada en mi oído, en mi sangre, y la recuerdo, la recuerdo sin recordarla con exactitud, es como que se fue perdiendo con el paso del tiempo, y uno necesita alimentar esas cosas.
Ya pasa en el amor, cuando uno no alimenta la pareja que el amor se va perdiendo, que de amor en los mejores casos pasa a una amistad muy fuerte, hasta una pequeña amistad como si uno se va olvidando de la otra persona o no la respeta tal cual lo hacia antes, hasta que bueno, luego, perdón por el pesimismo, pero luego de un tiempo, aparece otra persona, y en ese instante se regenera el amor, pero es en ese instante cuando nos damos cuenta que el amor se generó con otra persona.

Y la perdida, y todo lo que ello conlleva a las noches de soledad, la soledad misma que antes se fue germinando.
Quizás tendría que volver al Salvador a buscar algún fragmento tuyo, pero no estoy seguro de que todavía estés ahí, yo sé muy bien que ni siquiera te acordarás de mí, habrá pasado tanta gente después de mí.
Soy un ser que se enamora rápidamente y se desenamora aún más rápido, cuando el frío en los pies, el aire en la cara me despierta de esa irrealidad y de todas las escenas que se pasan por mi cabeza, las mil formas de encararte (todas exitosas), tus reacciones sumamente agradables, es prácticamente proporcional al bajón instantes después de que todo eso se vuelve en contra. Ser introvertido, tímido, y melancólico. No son cualidades para nada admirables.
Solo estuve seis días en El Salvador, por trabajo, y ahí es cuando te vi. Ojos negros, morocha, labios pintados, pelo con muchos rizos, bella. De una voz tan hermosa que es capaz de hipnotizar a un cocodrilo.
Pero como decía antes, me volví, y olvidé hablarte. Olvidé decirte que eras linda. Que eras muy hermosa. Que me daba mucha alegría verte. Que me enloquecía cuando veía tu cintura mecerse al caminar.
Y es por esto que amo El Salvador, es por vos, mi recuerdo de ese lugar sos vos, y sé que a nadie le importa que yo hable de los volcanes, las montañas, y la temperatura hermosa que hace ahí sea cual sea el mes. Vos sos mucho más que todo eso junto.
Sos un temporal de buenos recuerdos.
Quizás este año, vuelva a El Salvador, a buscarte, ya sin mi esposa, ni mis hijos. Vuelva solo a buscarte a vos. Porque necesito de esa pasión que hace un tiempo atrás, era el motor para seguir sobreviviendo ante tantas injusticias, y tantos besos mal dados.
Y solo espero que todavía estés ahí, sirviendo el mejor café del Villa Florencia.

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Nosotros en realidad íbamos a despedir a los jugadores, por qué ya estábamos en el descenso, re descendidos, pero uno viste como es, en el fondo tiene una esperanza, yo ya soy grande, pero ver a todos los viejos, las minitas con sus pibes, nietos, hijos llorando en la cancha, sabes cómo te duele hermano, te paraliza todo.
Yo el partido lo viví de lejos pero mientras me alejaba en la tribuna, mientras más soledad buscaba para verlo tranquilo, más en compañía me sentía. Si hay algo que uno jamás se va a poder alejar es de los sentimientos.
Yo miraba alrededor mío, loco, te juro que buscaba esa esperanza, esa magia, yo apoyo a los jugadores, mirá que nunca nos dieron un campeonato, nada, hasta llegué a replantearme que si Gimnasia se iba a la B, yo ya dejaría de seguirlos, y no por el descenso, ni por el odio, o la bronca, porque habría concluido una etapa, se habría cerrado un ciclo, ya no soy un nene, ni me lleva mi viejo a la cancha, me entendés, si me emociono como si fuese un pibe, se me caen las lagrimas hermano, yo que nunca en mi vida lo vi llorar a mi viejo, no sabes como lloraba, me partió al medio, a partir de ahí dije que no seguiría al equipo tan de cerca, no más bondis, no más encuentros, me alejaría de la filial para siempre, estaría más tranquilo, porque uno no se cansa de las pasiones, me va a costar, me va a costar horrores.

Vos sabes como lo vivía yo, soy un poco orgulloso, como todos, pero ese gol, varón, nos partió a la mitad, mi cabeza se transforma, es como que me explota el corazón y me dan ganas de desaparecer.
Para mí la barrabrava es gilada, me entendés, porque yo si quiero al club, jamás putearía a un jugador, al contrario, yo se que no todos son hinchas de Gimnasia, pero bueno, si uno aleja el sentimiento, es su trabajo.
Era la tardecita, y faltaban treinta segundos cuando se produce el incidente. Un tiro libre inexplicable que no lo ví, porque desde la tribuna a la otra punta uno no ve nada, solo ve que hay un tiro libre.
El tipo patea y en el quilombo nos clavan un gol que nos tira al descenso. Un gol, mirá que nos hicieron goles, pero ese gol dinamito mis cuerdas vocales, me enmudecí, me quería ir, saltar de la tribuna a la calle y rajar. No soportar a nadie, por qué perdimos, todo perdimos.
Ya antes de salir de casa, justo antes de salir para la cancha me largué a llorar, cuando mi viejo, me acompaño a la puerta y con los ojos llenos de lagrimas me clavó “Pase lo que pase, no hagas boludeces”.
Todo mi mundo esta muy triste. Todo va a pasar, pero con la sangre no se juega, campeón.

Para Bertito que siempre encuentra un momento para entonar “Señores yo soy del lobo y tengo aguante…”



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