Te Cortaría en Mil Pedazos : relatos, historias propias. Resucitandote en cada historia. | Weblog de Cristian Sena

En una cama, en un lugar, a las 4 a.m. Juraría que era Buenos Aires, con su popurrí de estilos de fachadas de edificios. Estaban tomando café amargo, negro y caliente. Ella en bombacha blanca, odia usar corpiño, cuando logra un mínimo de confianza se lo saca, dice que es una sensación única de libertad. Se sentó en la cama y se prendió un Parisiennes, él en musculosa, ya estaba sentado, le alcanzó el cenicero, estaba callado. Son amigos, cambiaron los bares por la compañía, cambiaron la televisión por las películas. Libros en el piso, filosofía y letras, música indie-pop. Rock, fatal.

—El problema no radica en que él te dejo, el problema es que te dejo por otra mejor. Y eso te duele.
—Por ahí es eso, tenés razón.
—Al hombre lo que le gusta es coger. A un tipo si le gusta una mina es porque en cada situación que la ve, la ve desnuda o ya se está imaginando como se la va coger, ¿me entendés? Ustedes son muy putitas desde la pose para la foto, hasta como toman agua. Y está perfecto, pero después no lloren. El hombre jamás podrá dominar sus ansias de coger, porque está curtido así, y no sos vos la única, son todas, a cada instante, desde la forma de caminar, hasta la miradita perdida, todo el tiempo. El tipo se cría así, llega un momento en que el hombre no sabe diferenciar, que mujer quiere amor, y cual quiere tener sexo con él, y después, obviamente, pasa lo que pasa.
—Entonces es culpa mía, lo cogí mal.
—No creo, esta el dicho “pájaro que comió, voló”
—Voy a morir soltera
—No, pero no pretendas que un hombre se enamore de vos con la ropa puesta.

—Bueno, yo también muchas veces me enamore de una pija.
—Claro que sí, somos iguales, nada más que ustedes tienen ese amor de madre incorporada por naturaleza. El estar con alguien para cuidarlo, para protegerlo, para darle amor y hasta incluso la ridiculez de intentar cambiarlo. Un tipo no sabe dar amor, pero eso no quita que lo intente día a día. Primero esta el sexo, después la persona, siempre será así.
—Suena horrible eso que decís.
—Es que yo no sé expresarme. Otro te diría lo mismo que yo, y te enamorarías, generalmente ustedes buscan las palabras que les gustan escuchar y eso, lamentablemente a mí no me sale. Esta en su filosofía de vida el chamullo perfecto, la promesa que se van a seguir viendo.
—La promesa que no es solo sexo. Que estúpida somos.
—No te maltrates, no pasa por una cuestión de estupidez. Es el engaño, la mentira justa. Vos, y todas, tienen una ventaja indiscutible que es la posibilidad de elección. Y lo saben. El hombre no elige, ¿entendés? Al hombre lo eligen, y eso es completamente diferente.
—Pero yo lo elegí a él, y él se va con otra.
—Todo es una cuestión de tiempos, ahora solo te queda esperar a que él vuelva. Si vuelve es porque te quiere, o porque coges muy bien.
—No comparto lo que decís, no creo que todos sean así.
—Es que no son todos iguales, está en vos el reconocerlos. Hay hombres que te vas a dar cuenta enseguida si te quiere coger o si realmente te quiere, por pequeñas acciones, la forma de hablar es una. No conozco un tipo que se haya enamorado de una mina que en la primera cita se lo haya movido. Cuestión de tiempos.
Vos ponete en lugar de él ¿Volverías con un tipo que en la primera cita te cogió?
—Sí, ¿por qué no?
—¿Volverías por amor o por más sexo?
—Que sé yo, no sé, mira lo que me preguntas.
—Para el hombre sos muy fácil. Y no esta mal que seas fácil, ni tampoco digo fácil para menospreciarte, es de por tu accesibilidad con la que tenés sexo, vos también podes voltearte a mil tipos, de eso se trata todo, de poder disfrutar la vida. Y si te gusta el sexo, me parece perfecto, seria muy inteligente de tu parte. Pero sábelo, que un hombre no volvería con una mina que tuvo sexo en la primera cita, siempre están las excepciones, pero no te confundas con los que vuelven por más sexo.
No dejamos de ser personas, sentimos esa necesidad de afecto, de amor, como te pasa a vos, esa necesidad de no ser un objeto sexual. El tipo del que me hablas es un pelotudo, porque vos estas buenísima. Yo sé que no te muevo un pelo, pero eso no me quita la posibilidad de que vos algún día te enamores de mí.
Entendés, la posibilidad de elección. Si vos me decís de coger, yo te doy. Y si me decís de salir, también. Porque sos buena mina.
—Entonces no entiendo.
—Sos un poco lerda también y eso me encanta. Claro, yo te conozco de antes de tener sexo, y sé que podría estar con vos, por ese motivo. Porque sos buena gente.
Vos a él, no le diste tiempo a que te conozca como persona.
—Pero de que tiempo me hablas, si me decís que todos la quieren poner.
—Es normal que así sea, pero todo es una cuestión de mostrar la persona. Somos una vidriera, ¿Nunca sentiste que entraste a un local y nada te gusto, pero en la vidriera te querías comprar todo? Es así.
Yo me juego que si él viene con un ramo de flores, vos pensarías que es un pelotudo, y que te quiere volver a coger.
—De seguro, además, no me gustan las flores.
—¿Y, entonces? Le anulas una posibilidad de decir me gustas.
—Él sabe que no me gustan las flores.
—Es que no pasa porque sean flores, bombones, un poema, pasa por la acción primitiva de no poder expresar un te quiero, de no saber decir te quiero sin sentirse un pelotudo. No a todos nos gusta ir paseando con un ramo de flores, porque denigra, te denigra públicamente andar con flores por la calle.
—¿Vos regalaste flores alguna vez?
—Jamás
—¿Y porqué?
—Porque yo no regalo flores. Las flores son para los muertos. Pero sabía que ibas a quejarte de las flores. Porque te conozco.
—No sirve tu ejemplo. Creo que tu posición es muy machista y materialista.
—Posiblemente sea como vos decís. Ves como de un segundo al otro las cosas cambian, ya te fastidia seguir hablando.
—Nada que ver, solo te doy mi opinión. No comparto mucho de las cosas que decís.
—¿Qué te gustaría que hiciera él?
—Ya perdí la fe, haga lo que haga será muy difícil. A mí no me gusta un hombre que se pase por todas las minas y vuelva, además, imagínate que tengamos sexo y se vuelva a ir, lo tengo que matar.
—Y en ningún momento, se te pasa por la cabeza disfrutar el momento, tener sexo con él. Y después que se vaya a la mierda.
—Sí, fue lo primero que se me paso en la cabeza cuando lo conocí. Por eso tuvimos sexo.
—Y ahora, yo me pregunto ¿Cuándo vamos a tener sexo nosotros?
—Es que yo con vos me casaría, tendría que elegirte.
—Me gustas porque sos tan tonta. La elección no se puede forzar, tiene que salir de adentro de vos. Te quiero mucho, amiga.
—Ya me cuesta creerte, amigo, ahora todo lo que digas será usado en tu contra. Que loco lindo sos.
—Bien, estás comprendiendo. Hacete la difícil que me encanta.

Ella apagó la luz del velador y se acostó. Él se calló, miró el techo un rato y se durmió.

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Hola amigos, quería en primer lugar agradecer los comentarios y la buena onda que tiran. También a los que están en facebook, que por suerte son bastantes.
A ustedes les agradezco que hoy y siempre estén acá, porque no sé si mañana podre hacerlo. Porque a veces nos quedan tantas cosas por decir. Por eso, amigos, amigos a la distancia, amigos de la misma ciudad, amigos hermanos, familia y demás, muchas gracias.
A los que trabajan y me leen, a los que se hacen ese cachito de tiempo, a los que muchas veces entran con la ilusión de una nueva historia, les digo gracias.
Ya se viene una nueva historia, pero quería que sepan que estoy acá. Como siempre. Y quiero pedirles algo muy especial, que nunca me bajen los brazos, ni miren al costado, siempre persigan a sus sueños. Cuiden a su amor y si no lo tienen ya vendrá, mientras tanto aprovechen para cumplir la promesa de aquel café, el almuerzo o la cena, eviten defraudar a su familia, y ya saben, un abrazo y una sonrisa siempre vienen bien.
Se los quiere.
En leer más les dejo un videito que hice, que si bien es cortito me gusta mucho.
Abrazos, y gracias de nuevo.




Ya saben que pueden leerme en Twitter y en mi otro blog: ¿Lo dije o lo pensé?

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Yo no podría agradecer un amor correspondido
desde la tristeza me sentiría un inútil incompleto
no tendría la forma de comprender una realidad así
no podría creerla, y esa es la pura verdad
el miedo a la desilusión cegó mis pasos y ya no puedo seguir
no estoy loco, solo trato de comprender los sentimientos
desde mi angustia, desde lo peor de mí
no puedes confiar en mis palabras, no puedes interpretar cada cosa que digo
te equivocas, fácilmente te equivocas
y si amarte es ser sincero, no puedo estar contigo
mis ideas no lo permiten, mi corazón me confunde, me atormenta día a día
es difícil vivir así, no es justo para vos, no naciste mujer para sufrir
no entras en mi vida del todo, estas dentro como una astilla
que cuando te siento me duele
al tocarte mis manos se convierten en filosas navajas

¿cómo explicarte que realmente te amo?
no puedo fingir, no puedo dejarme llevar, lo siento
¿lo siento?
no alcanzan las palabras, no alcanzan los gestos, me siento mal
quisiera nunca haber nacido, pero ya ves, aquí estoy
jodiendo toda la situación de nuevo, es que no puedes confiar en mí
solo sirvo para hacer daños, nací para buscar mi libertad
es que te amo, a tal punto que te rechazo de la forma más cruel
no naciste mujer para sufrir, no soy nadie para herir a quien se me crucé en mi camino
es que todo termina y tu vida es una sola.
No naciste mujer para sufrir, aunque siempre ha sido así.
Busco el cambio, mujer, busco el cambio, aunque no lo entiendas ahora... ni nunca.

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