Te Cortaría en Mil Pedazos : relatos, historias propias. Resucitandote en cada historia. | Weblog de Cristian Sena

“Citito Papas Gordis” (de ahora en mas, Cito). Cito estaba enfermo por triunfar como iluminador. A la edad de 15 años armo un tablero, con los interruptores que vos tenes en tu casa para prender la luz, con esos, ocho interruptores, en una caja de madera balsa, en la cual se podía ver el chispazo que daba abajo, cada vez que la prendía y la apagaba.

Un enfermo, pero a los 15 años, somos inmortales y si nos morimos, no hay nada que perder, ya que la vida, comienza cuando nos rompen el corazón por primera vez.

En los viejos tarros de pintura ya vacíos, Cito, agujereaba la lata, ponía un portalámpara y adelante, sin la tapa, pegaba un papel celofán color verde, rojo, azul, el que tenia a mano. Así armaba los tachos, que serian el condimento exacto para un buen malón. Yo lo ayudaba, pero lo mío no era la electricidad, no compartía ese placer que le daba a él, sentir a la corriente pasar a través del interruptor.

El primer y todos los malones se realizaron en la casa de él. Hizo hasta tarjetas, jamás cobro entrada, solo había que llevar bebidas, principalmente, licores. Así estemos en un 15 de Enero, esas noches en que el calor, sigue quemando. No importaba, la cerveza, no era furor en esa época, importaba el “Blue Curazao”, Licor de Chocolate, Dulce de leche, tampoco estaba el de Melón, pero si había con gustos a jarabe, como son los de Frutilla, Cereza, Guinda, Mandarina, etc.

El sonido, eran los parlantes de su equipo de música y algunos más que hacia él con parlantes viejos. Yo quemé dos centros musicales, por pasar música de la PC al equipo, luego me entere, que se quemaban por que la computadora le manda más sonido al equipo y el centro musical no se la aguanta, y eso hace que se queme. Conectaba la salida de los parlantes de la compu a la entrada de micrófono del centro musical, y mierda, duraba unas horas y después no funcionaba más, se quemaba.

Hasta que conseguí una lectora, no me pregunten de donde salio esa lectora, pero estaba en mi casa, en ese momento con la lectora de su equipo de música, más la mía que se podía conectar como auxiliar, ya estábamos hechos, ahora podíamos jugar a ser DJ’s, por que se podrían enganchar los temas, bajando el volumen de uno y subiendo el volumen del otro, pensar que ahora tienen bandejas del tamaño de una mesada, como pasa el tiempo.

La sala en donde se organizaba el malón, era un viejo galpón que Cito tenia delante de su casa, era de chapa y apunto de desmoronarse, lo sostenía un tirante que estaba en el medio de la pista. Había que tener muchísimo cuidado a la hora de bailar, por que si se caía el tirante, se caía el techo.

La primer fiesta fue un fracaso, casi se incendia la casa;

—Cito, creo que esa luz, se esta prendiendo fuego.

—¿Qué luz, esa? —y señalo otro tacho.

—Sí, esa también, me parece que tendríamos que desenchufarlas.

—Uh mira, esa también, pero que mierda pasa.

Y prendió la luz central, gritándome;

—¡Controla a estos pelotudos, que no le tiren agua!

Sin dudas, tenia alma de Técnico en seguridad e Higiene, aunque no se podía descifrar a simple vista ese don, dado que ahí era imposible organizar un malón, pero en el fondo, algo sabía.

Esa noche, se suspendió el malón y todos nos quedamos en la puerta tomando los licores, riéndonos de él, injustos, nadie valoro todo el esfuerzo que hacia él, solo por vocación, sin que nadie se lo pida.

Yo entraba y salía, le daba una mano a Cito, mientras chusmeaba con los que estaban afuera, hasta que encontró la falla. Me di cuenta que sentía la necesidad de excusarse, aunque sea conmigo, inventar un problema, o simplemente, delegar la culpa.

—Soy un pelotudo —dijo Cito, desmoralizado.

—¿Qué paso?

—No me percate de la lámpara, la lámpara tuvo la culpa, calienta mucho, y prendió fuego el papel celofán, ¡Como no me di cuenta!

—Pero, vos me dijiste que ya la habías probado.

—Si, pero las prendí y las apague nomás para ver si andaba la lamparita

—Ahh, bueno, por lo menos no se te quemaron las lamparitas —Trate de darle ánimos.

—Sí, es verdad, sabes que la cajita se la aguanto, si vos miras acá —y dio vuelta la caja —apenas se recalentó —dijo Cito, mostrándome con su dedo, el lugar de la quemadura. Había una aureola negra, inmensa, pero no quería bajonearlo más.

—Tendrías que pintarla de negro.

—Sí, me sobro un poco de pintura, negro mate, la voy a pintar.

—Bueno, vamos que estos se están tomando todo.

—Dale, vamos –le dije y le di una palmadita en la espalda.

Dos fines de semana después, organizo otro malón, esta vez, mucho mas organizado, con su cajita de interruptores pintada de negro, cambio el sistema de luces. Ahora en vez de latas de pinturas, se consiguió los tubos largos, esos en donde vienen las papas “Pringles” al ser más largas y con algunos pequeños agujeros, el calor no llegaba y por ende no derretía el papel celofán.

Nuevamente, toda la gente estaba en el galpón y la fiesta estaba por comenzar, Cito no paraba de recibir felicitaciones y halagos, estaba orgulloso de organizar una fiesta así.

Se lo podía ver sonriendo y saludando.

El único problema es que él se quedaba media noche aproximadamente, hasta que alguien por curioso le decía si podía manejar las luces, entonces ahí él lograba sociabilizar con la gente de la fiesta.

A la caja de interruptores, pintada a pincel, había que apretarles los pulsadores, dos o tres simultáneamente, para lograr prender y apagar las luces rápido, de esa forma se generaba un ambiente disco de los años 80’.

Consiguió una bola de espejos, mas adelante se compro una maquina de humo, una luz semi profesional, saco a pagar una bandeja, y comenzó a ser Disc Jockey, para esa época lo que tenia él alcanzaba para alegrar algún cumpleaños de 15 casero, o algo de bajo presupuesto. Un DJ profesional te cobraba el triple de lo que él cobraba, por consiguiente, comenzó a trabajar de DJ, y se fue armando de a poco, con unos buenos parlantes, más luces y mucha actitud. Me acuerdo que en los últimos días, necesitaba flete o alguna camioneta para llevar todo el equipo que poseía.

Pasaron los años y siguió creciendo, hasta que se canso de pasar música y dejo al hermano, pero no era lo mismo. Cito era el creador, conocido como sonidista en mi ciudad, tenia toda una imagen, que solo él podía administrar.

Ahora, algunos me dicen que es Policía, otros comentan que es Contador, no lo sé en realidad, tal vez volvió a su primer amor y es DJ, o simplemente es un electricista que pelea día a día para llevar el pan a su casa.

Volver a la infancia con nostalgia y cariño es muy fácil, imaginar la vida de uno con el paso de los años, es demasiado complicado. Muy pocas personas son las que llegan realmente a ser lo que siempre soñaron ser.

No sé que será de él, solamente sé que esta bien, y que es un gran amigo. Hay cosas que con los años no se desgastan, no cambian, él sigue siendo “Citito Papas Gordis”, como lo apodamos en el colegio.

Cito, pudo de niño hacer lo que realmente le gustaba, a su manera, a su forma, eso es algo que ahora de grande, me doy cuenta que marco mi vida.

Cuando voy a una fiesta, todavía esquivó un tirante imaginario que veo en el medio del salón.

2 Comentarios:

# Anónimo dijo...

No todos pueden ser lo que sueñan de chicos... En este momento más de uno se está acordando de algo con nostalgia...
Medio fuera de tema esto, pero, si mantenés el blog de Wordpress como un archivo de todo lo que escribiste alguna vez, si es que no pasás todas las historias a Blogger?

# Cristian Sena dijo...

@mylifecomoes: Sí, se complica con el tema de los comentarios, por que a mi me gusta responderlos y estar en los dos blogs al mismo tiempo me llevaría el doble de tiempo, por ahora estoy pasando las ultimas o las historias que más me gustan. Pero con el tiempo lo cerrare.

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