Te Cortaría en Mil Pedazos : relatos, historias propias. Resucitandote en cada historia. | Weblog de Cristian Sena

Parte 2

Empleado del mes


Y en verdad, me sentía mejor. El laburo es salud dicen y como estaba enfermo y podrido de que me traten de atorrante, me metí ahí. Unos jefes de mierda, unos compañeros frikis pelotudos, mogoliquitos 2.0, esos típicos que pasan tu msn sin tu consentimiento, que viven contándote las novedades tecnológicas, en fin, mucho no me curaba pero prefería seguir estando ahí, “antes que nada”.
Pasaron los tres meses de prueba y le pedí por favor a los dueños que no me echen, y ellos dijeron que me quedaría tres meses más de prueba. Sí, estafadores al mango. Pero no me importaba.
Una de las hijas del jefe se llamaba Carola, no puedo explicarles lo que era esa mujer. Con solo decirles que cuando la vi lo primero que pensé fue “Está no me da pelota ni en cincuenta años”, es más era tanta la inhibición que me producía y era tanto el cagaso de saber que era la hija de los dueños que cuando entraba no la saludaba. Ni la miraba, seguía acomodando mouses, teclados, y cualquier gilada que haga parecer que estaba concentrado en mi trabajo.
Analia, la dueña, la madre, me dice si no podía acompañar a Carola, si podía llevarle un monitor hasta el auto.
Por supuesto como buen empleado y forro que soy, acompañe a Carola hasta el auto, en el trayecto de una cuadra y media ni siquiera nos dijimos hola, nada, ni un clásico ¿Qué calor, no?.
Igualmente no podía despegar mis ojos del culo, cada paso que daba, mi cabeza se balanceaba para los costados. Un culo, h-e-r-m-o-s-o.
Llegué hasta el auto, me abrió el baúl, apoye el monitor y le pregunte si necesitaba algo más, secamente me dijo que no.
Volví al local y Analia me pidió si no le podía alcanzar las llaves a Carola que se las había olvidado.
Corriendo en pleno centro, llegué hasta el auto de Carola, justo se estaba yendo, alcancé a darles las llaves y en ese instante ella, busco en su cartera y me dio 50$ pesos por las molestias ocasionadas.

—No, gracias, es mi trabajo.
—Dale, no seas tonto, acéptalo. Tu trabajo no es arreglar el despiste que soy yo.
—Sí es por eso me fundo, no sabés lo despelotado que soy yo. —y agarre el billete, sí algo aprendí es a no ser desagradecido y más aún cuando me conviene.
—Son simpático, ¿Cómo te llamas?
—Uh, para, me haces acordar a una ex. Vuelvo al trabajo, ¿Necesitas algo más?
—Retiro lo dicho, ya voy averiguar tu nombre.
—Me haces acordar a otra ex. Me llamo Valentín.
—¡wow! que hermoso nombre.
—Sí, ¿Vos tenés segundo nombre?
—No... —respondió Carola.
—Ah, yo sí, pero es como que mis padres eran de diferentes escalas sociales o estaban un poco borrachos por que mi segundo nombre es Rubén y como que no da.
—Valentín Rubén, ¿Vamos a tomar un café? —me apuró.
—Tu vieja me mata, cuando salgo del trabajo vamos, con gusto.
—A ver.. espera un segundo.

Saco el celular y llamó al negocio, le avisó a la madre que yo iba con ella hasta la casa así le conectaba el monitor y revisaba la computadora de ella por que tenia problemas con el correo y no podía recibir los mails de la facultad.
Se ve que la vieja agarro viaje por que me dijo que después de ahí me tome el día. Eran las dos de la tarde, yo laburaba hasta las ocho así que estaba más que feliz.
Y Carola me hizo seña de que me suba al auto.

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1 Comentario:

# Nu dijo...

Que loco que al preguntar su nombre le dijo automaticamente que se parecia a una ex!!! Y no habian charlado ni 100 palabras!

Muy lindo todo che. Que se venga la tercera!

Besoooo

Nu

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