Te Cortaría en Mil Pedazos : relatos, historias propias. Resucitandote en cada historia. | Weblog de Cristian Sena

Y no es poca cosa, Hernán Casciari obsequia su libro para que lo puedan descargar desde su blog Orsai. Es una enorme generosidad y por supuesto aquellos que lo puedan comprar mejor, por que escribe de puta madre.
Éxitos en tu novela Hernán.

A Hernán lo sigo hace mucho tiempo, y realmente sorprende en cada historia, se disfrutan sus historias, es uno de los pocos blogs que entro a chusmear si publico algo. No soy de leer blogs ni de comentar, pero es problema mio, se me hace imposible leer una novela, o demasiado texto por computadora, me cansa, me hace doler la cabeza, y todo eso me termina aburriendo y para leer, me gusta estar concentrado. Si leo, leo. Igualmente siempre ando chusmeando todo, por que soy un poco masoquista.
Saludos muchachos, ya vendrán tiempos mejores. Gracias, infinitas gracias por el apoyo, los comentarios y la buena onda que siempre tiran, en verdad llega todo ese amor.

Seguir Leyendo...

Comencé a destapar las cartas, de a una, tengo tres en mi mano derecha, la primer carta genera una sonrisa en mi rostro, trato de simularla y rió, al mismo tiempo que digo “Que golpe que te diste el sábado” no me interesa, tengo que simular recordar una caída, que por cierto fue muy graciosa y contagia a mi contrincante, ahora no se si el tiene cartas mejores que yo. Empiezo a empujar hacia abajo la primer carta, lo que hace es mostrarme el comienzo de mi segunda carta. Apretó las dos y veo el comienzo de la tercer carta. Hoy es mi día de suerte. No soporto más;

—¿Por qué jugamos? –le digo en tono poco amistoso, sabiendo que con mis cartas es casi imposible perder.
—Por el honor –me responde Federico.
—¿Por el honor? ¿Sos William Wallace pelotudo? Anda a cagar –digo desganado.
—¿Y por qué entonces? –Me pregunta el futuro perdedor.
—Por... toda la plata que tenes en la billetera –le digo en tono desafiante.
—¿De enserio queres jugar por eso? –es obvio que ya me tiene miedo.
—Nunca hable tan enserio –le respondo intimidando hasta su sombra.
—Déjame de romper las pelotas. Jugamos por dos pesos. –no esta seguro de sus cartas.
—Ok, por dos pesos, ponelos en la mesa –solo para incentivar el juego.
—¿Ahora desconfías de mi? –me dice mirándome a los ojos, con mirada maliciosa.
—No desconfió, prevengo. –No me gusta perder ni a la bolita.
—Buena suerte –me dice.
—No la necesito –respondo al instante.

Ya esta, lo peor ya paso. Él ahora perderá dos pesos. Esta el juego en marcha. Me estoy convirtiendo en un jugador empedernido. No tolero perder. Aunque realmente sea un perdedor.

—¡Envido! –dice.
—¡Envido, carajo! –le grito apoyando mis manos en la mesa, salivando su cara.

Con suerte robare dos puntos. Se que me va a decir “no quiero”. Él piensa que las personas no tienen días buenos, esta equivocado. Hoy no solo es mi día, también es mi mano de la suerte. Imposible de perder.
Todavía no sabe que hay cosas que no se pueden defender. Pasa en la vida, pasa en todos lados. Siempre algún indefenso, lucha sin descansar hasta morir en su causa. La cual no logra mas que un recuerdo difuso de que era un gran luchador, sin acordarse del por que luchaba.

—¡Quierooo, pelotudo! –responde, el iluso, insulta por que no se puede defender con las cartas.
—¡28! –canta él.

Tengo que reconocer mi derrota. Perdí, el azar dispuso que yo diera y que él sea mano. Pero no esta muerto quien pelea.

—Son buenas –respondo por lo bajo. Se que ahora subirá su autoestima, pero él no sabe que es lo que le espera. Logro cuatro puntos, que no le servirán para nada.
—¡Jugá, maraca! –le digo, hace mas de un minuto que esta observando sus cartas, yo espero el error. Como un asesino espera su víctima, sin prisa y con calma.

Juega un siete de espadas. ¿Un mísero siete de espadas? Piensa hacer primera que es la que vale doble con un mísero siete de hojalata, que no sirve para nada. Por favor. Eso saben que es, miedo. Solo el miedo puede hacerte actuar así.
El miedo es algo que no podes controlar y mucho menos manipular. Con miedo la gente actúa mal.
Juego el as de basto y sonrió. Es hora de que sepa quien manda. Quien es el jefe. Quien es su papá.

—Que fácil –digo en voz alta, y doy vuelta su carta con el ancho de basto, para darle un poco más de temor.

Al jugar el ancho de basto tengo en mi poder el siete de bastos y el ancho de espadas.

—¡Truco! –le digo totalmente excitado.
—¡Quiero, quiero re truco, puto! –me grita, soñando que esta vez ganara.
—¡Quiero, mierda, Quiero Vale Cuatro! –respondí.

Yo no omito gesto, pero por dentro unas hormigas recorren mi cuerpo, eso se llama adrenalina. Sé que ganare, por eso estoy tranquilo. Ya es hora de resolver esta mano.
Juega un 2 de oro y mata al siete de bastos. Raro por que canto veintiocho, y juego el siete de espadas, tendría que tener el ancho de espada, pero lo tengo yo. Igual estoy tranquilo, ya nada me asusta. Sé que mi carta es la más alta de todas.

—Te queres matar –me dice mientras apoya un as de espada.
—¡Tomaaaaaa, mediocre –le grito, sin mirar la carta que él jugo.

Agarre sus dos pesos, más los dos míos, me pare y comencé a caminar hacia la salida.

—Espera –escucho que dice Federico. Por ahí quiere que le devuelva la plata, pero no señor, tiene que aprender que en la vida se gana y se pierde. Hoy le toco perder.
—¿Qué pasa? –le digo sin darme vuelta, con la mano en el picaporte de la puerta.
—Hay dos as de espadas –Me dice como asombrado.
—Imposible, no puede haber dos ases de espadas, ¿Qué decís? –le digo.
—Date vuelta pelotudo, mira, hay dos anchos –me dice señalando las cartas.
—Es verdad, ¡No te puedo creer! –Y me agarro la cabeza.
—Bueno, deja la plata acá, sacamos un ancho y volvemos a jugar.
—Ok, con esta plata voy a comprar una cerveza más

En la vida no solo se gana o se pierde. También hay segundas oportunidades, generadas por factores externos a nosotros.
Muchas veces estamos perdidos, caminamos sin saber si ese día será una buena mano. Buscamos salidas, corremos, escapamos, hacemos todo lo posible por esquivar esa mala mano que tanto daño nos hace.
Lo lindo de la vida, es que a veces se puede equivocar, y eso hace mezclar todas las cartas. Con tres cartas mucho no se puede hacer. No importa cuanto es lo que se puede hacer, lo importante es hacer algo. Todos los días la vida nos da tres cartas.
La existencia es un juego, en el cual para sobrevivir hay que saber jugar. La diferencia entre un juego de azar y la vida, es que en la vida siempre se gana, por más malo que sea lo que te pase, vos siempre algo vas a ganar.

Seguir Leyendo...

“Solo quería saber como estabas” —siempre dice lo mismo— me llama para preguntarme como estoy. Y sé que me cita acá para saber como estoy. Nuevamente va a disfrutar de mi monólogo, de mi humillación. Otra vez, el mismo idiota de siempre. Hoy será diferente, no tengo nada que perder.
Y esta vez, asiste a la cita. Increíble. Mil veces me cito y jamás fue —siempre tenía una excusa, pero ahí la veo venir. Sigue estando hermosa. Radiante, esplendida. Pero tengo que ser fuerte y no dejarla hablar, así es como tengo que actuar, así es como voy actuar.
—Hola, disculpa, el micro tardo más de lo normal —se excuso por su tardanza, raro, siempre fue puntual.
—Ya me di cuenta —respondí sin dejar de apretujar mis dedos.
—¿Te pasa algo? —me pregunta, ja, que hija de puta.

—Mira, ya se por que me citaste acá. ¿Solo queres saber como estoy? ¿no? —trago saliva, y me apuro al hablar.
—Te voy a ser sincero, estoy mal, estoy como el orto. No puedo olvidarte. No dejo de pensar en vos día y noche. No puedo más. Ya no se más que hacer. No entiendo nada, nose ni por que vine acá, sabiendo que me hace tanto daño verte, pero lo necesito, es ilógico y no entiendo esta puta necesidad de verte. Tu llamado me ilusiona, tu presencia me cautiva, estas hermosa. Y es mágico que al verte se me ericé la piel como el primer día en que te vi. Y de verdad, te amo. Por favor, cree un poco en mí. No existo sin vos, no puedo imaginarme esta vida sin tu voz, sin tu locura, es que fue tan poco el tiempo que ni siquiera llegaste a conocerme. Y no entiendo, no se como actuar, hace años que no me pasa algo así. No dejo de buscarte, miro tus fotos y lloro. Te extraño demasiado. Te quiero mucho. No se realmente en que falle, que es lo que hago mal. Muero por escucharte decir que tenes ganas de probar, de intentarlo, de algo, cualquier cosa.

—Espera… —me dice.

—No, no puedo esperar más —interrumpí— no puedo, ya estoy harto de esperar. El maldito tiempo no hace pasar las cosas que siento y mi vida es un desastre, todo se va a pique desde que no estas. No le encuentro sentido a las cosas. Y si vos en realidad no me amas más, solo decímelo, necesito escucharlo de vos, si al escuchar estas palabras no te muevo un pelo, solo decímelo, no tenes por que bancarme hablar así.
Y sí estas mejor con él, quiero que sepas que él fue el que me sugería que me acerque a vos. El que me decía que no tenia que olvidarte, el que me aconsejaba que en el amor nadie pierde. Pero se equivoco, perdí lo que más amo en mi vida, ya no tengo ganas de vivir. Y cada día me parezco mas a los infelices de tus ex’s y ahora los entiendo, no se que es lo que tenes, que te diferencia de las demás mujeres, pero no consigo olvidarte y odio vivir mendigando mi amor. Pero no doy más.

—Yo no estoy con nadie Nico, ¿de que hablas? —me dice con los ojos llenos de lagrimas, nuevamente me esta mintiendo. ¿Por qué la vida es así? ¿Por qué tengo que seguir así?
—No mientas para hacerme sentir bien. Yo se muy bien que estas con él, pero no tengo rencor, ni mucho menos, quizás él fue mas inteligente que yo, tal vez él te ama de verdad. Tal vez él jamás necesite una segunda oportunidad. Pero por favor, conóceme. Antes de dejarme en este pozo ciego, conóceme, si te queda un poquitito de amor, dame una mano. No me mates en vida. Todavía estamos a tiempo, ya me estoy volviendo loco, cada día entiendo menos las cosas que alguna vez creí entender.
Y si ahora estoy acá, era por que al menos necesitaba escuchar que salga de tu boca, “No te amo”. No quiero ser un infeliz más. Ya no mas, por favor.
—Es que… me parece que estas muy mal Nico, lo nuestro paso hace tres años. ¿Cómo se te ocurre que volvería a querer estar con vos?. Yo no te olvide, al contrario te quiero mucho, y sí, es verdad, a veces necesito saber como estás, pero se que te hago daño…
—¡Ves! —interrumpí su clásica respuesta— Ahí te equivocas al pensar que me haces daño, es todo lo contrario, soy el hombre más feliz del mundo con tan solo verte, si cuando siento que me estas mirando, ya no me importa más nada. Solo vos. Mis problemas se esfuman y quedo cara a cara con la vida. Descubro que sos inmensa, que tenes el don de manejar mi vida. Y si seguís pensando que me vas hacer daño, que si el tiempo pasa nuestro amor crece y la caída es más dolorosa, no me importa, pero déjame ser feliz, déjame hacerte feliz, no pido demasiado, solo una chance, una oportunidad, si ya no nos queda nada, basta de ignorarnos, basta de vivir así. Déjame creer en alguien otra ves. Quiero que estés a mi lado, te necesito. Ya estoy cansado de andar sin rumbo, ya no doy más… —y comencé a llorar.

La vida es muy injusta. Muy cruel, a ella no le importan las personas, el destino la puso en mi camino y sinceramente ya estoy cansado de sufrir, ¿Acaso este es otro obstáculo de la vida para aprender? ¿Así cree que me voy hacer fuerte? No hace mas que maltratarme, mas que humillarme, mas que golpearme hasta dejarme tendido en el piso. ¿Y como me levanto? Si ella no me da la mano. Ya estoy harto de esperar, como también estoy harto de jugarme por lo que quiero.

—Nico, te cite acá por otra cosa. Que ahora ya no tiene sentido pedírtelo. Me siento una basura, la peor persona que existe en el mundo. No sabes lo que es mi vida, no estas en mi piel, no voy a llorar, aunque me muera por dentro. No se que decirte, no me sale pedirte perdón por todo el daño que te estoy haciendo. Lo siento mucho Nico, mi vida al igual que la tuya es un infierno. Pero a diferencia de vos, no necesito verte para saber que estas.
—¿Y entonces que haces acá? —le pregunte.
—Solo quería los apuntes de Historia del Arte.
—Después que me dejaste, yo deje de estudiar.

Hay personas que necesitan seguir soñando en que el amor retornara, simplemente por el echo de sentirse vivos. Aquel que no espere un amor, aquel que no sueñe con alguien, pobre de aquel, comprenderá que nunca amo en realidad.
Y lo mejor es que vaya haciendo las maletas.

Seguir Leyendo...


Invitame un café en cafecito.app



Copyright 2005-2020


Invitame un café en cafecito.app


Autor | Secciones | Contacto