No sé si me gusta más tu lunar, tus tetas o el sonido del saxo. No se si me atrae el pensar que sos una mina común, cuando en realidad se que esas minas no existen. Andas diciendo que te pesan las horas, que las cosas se derriten o se rompen al verlas. Que andas con miedo al miedo de tener miedo. Es una sensación extraña todos la sentimos alguna vez, pero estás tan Rayuela, tan Cortázar, tan Pola, tan lejos, me siento tan Maga por momentos. Que me voy buscando la vida a cada ratito, por eso será que terminamos tan cansados de la vida, que nos arrastra como olas, en el túnel que se forma, que no se toca porque si se toca se rompe y te caes y te rompes todos los huesitos chiquititos de tu cuerpecito diminuto, que te habló así porque sé que te enternece que le meta diminutivo a todo, como piececitos, remerita y bufandita.
Como aquel juego de vivir un día normal sin palabras con A, que difícil que era, decir, “vumos e tomur unos mute, que el dío esti hermoso.” Y nos tentábamos, en la cama nos moríamos de risa, íbamos pegando en la heladera las palabras que nos parecían simpáticas, mucha plata gastada en imanes para heladera, pero esas son cosas que nos llenaban un poco el alma.
Un loquito que te canta, desafina y rompe la guitarra, la parte a la mitad, vos miras mordiendo la boquilla, deseas ser esa guitarra.
Vemos fotos de pibes, y anotamos atrás con referencia del día y la fecha que nos parece en la foto, que es lo que vimos. Vamos así juntando fantasías atrás, es increíble ver que cada vez que vemos la foto vemos otra cosa, después dicen que la gente no cambia.
Yo nunca creí en la importancia del pelo, ni tampoco de los ojos. Sí en la boca, ya que es un objeto de deseo que me hace capaz de perder lo que no tengo, pero si hay algo que aprendí amándote a vos, fue que los lunares no son lunares cuando el piercing está bien hecho.
Archivado en: Vidas Ajenas
Dicen que el seis es el número perfecto, pero en realidad son los años que cumple el blog. Que mágicamente me acuerdo en navidad, que increíble, la fecha real fue el 13 de Diciembre, pero viste que el tiempo pasa volando y el calor te abomba.
Hoy me desperté pensando en que me faltaba un regalo, y que cumplía otro año el blog. Pensé en mostrarle esta entrada de ocasión, que todos los años publico para esta fechas, la de "Fotito" que ya es un clásico.
En cada año, estamos más viejos (qué ocurrencia), pero es verdad, estamos más viejos y más completos. Nos vamos transformando en eso que tanto queríamos ser, o al menos, lo intentamos. Ya que de eso vivimos, de intentar.
Les dejo un saludo muy grande, inmenso, al blog y a ustedes mis queridos, que siempre andan por ahí. Imaginemos que esto es un bar, que lindo seria ¿no?. Un bar las 24hs del día, o al menos un lugar para distendernos y escaparnos un poco, a escondidas, de la gente mala onda que absorbe nuestras energías.
Feliz navidad, y un prospero año nuevo.
Los quiero.
PD: No tiren cohetes. No sean giles.
Archivado en: Acerca del Blog
Del sur me vengo y al norte me voy
dejando atrás mil canciones en repeat
caracoles me acompañan, un buen hermano que me guía, y me aconseja, y se enoja,
cuando compró dos fernet, y lo dejo sin un peso, pero el fernet es solo una excusa,
para escurrir un poco más la noche, que se copa en una copa de un buen vino
bien barato, que te saca la sed y te rescata, y te hace sonreír como monito, para después dormir
dormir para escapar un poco después de andar tanto tiempo despierto
Veinte cuadras en subida, parecen mil kilómetros, y es la distancia que me aleja de vos
quizás más, quizás menos, como el calor, que no da calor, cuando el frio, es muerte
es muerte por doquier, es muerte estar lejos, pero es vida
la música, es vida la mañana, es vida la vida que continua,
el buscar, el caminar para encontrar, algo, un cacho de algo
que nos guie, que andamos tan perdidos matando el tiempo
tiempo, que nos achica, que nos reduce al ser uno, el que brinda
con gente que nunca vio, pero que le desea feliz año y buena vida,
que le desea lo mejor y que le sirva otro trago de sidra,
sidra que jamás se me ocurriría comprar, pero acá la estoy tomando
es la depresión de fin de año, es el abrazo a la nada, se abraza a la voz por teléfono cuando se está lejos, uno corta y se siente morir, ahí parado, tan lejos, no llora porque hay que festejar
se festeja otro año de estar vivo, se agradece, mirando al cielo, y se extraña, aquellos que están,
pero que por algún motivo se alejaron, para siempre, porque cuando uno se va,
ya no vuelve a ser el mismo, ni tampoco se encuentra con lo que dejo,
eso que deja, que no quiere decir que no importe, sino que significa que todo continua,
que se puede traspasar el tiempo y el espacio, que desaparecemos, cuando nos buscan,
pero que estamos sin estar, y que aunque te caigas, yo te levanto, porque es mi función en tu vida,
y en la de los demás, levantar, sin preguntar, atajar para no golpearnos, entre nosotros,
que estupidez, la de golpearnos, todos amontonados, como pidiendo algo que todos queremos,
como el chocolate, o el helado, o la canción, o la poesía, o la voz, esa que escuché allá en el sur.
Que quizás acá jamás la podría escuchar, porque allá todo suena diferente, del sur me vengo y al norte me voy, a buscarte, que quizás estés allá, aunque hoy estés acá.
Archivado en: Desde el sofá
Ya nos cuesta todo el doble y más. En jaque a cada rato. En el
armario buscas bufandas y collares que hagan juego con tus zapatillas,
en la búsqueda constante de una renovación, de algo que va a pasar y
nunca pasa.
Estás buscando ese accidente, lo dicen tus calzas,
ese accidente, ese choque de planetas, definitivamente lo buscas a él.
Me lo dicen tus mejillas coloradas, tu pelo feliz.
Lo vas
buscando a él, vas pensando en la casualidad, en como pasarle tu
teléfono sin que se de cuenta, en fingir esa cosa en común que tanto los
une. En falsear una casualidad. En la mentira del pintor y del autor
que nunca leíste, y la obra que jamás viste.
Se van cayendo las mañanas, está fresco. Abrígate, che, ponete tus guantes bordo ¡Cuantos problemas!
Que remera elegir, para que elegirla si arriba va una campera que te llega a
los talones, sé que esa campera no es tuya, siempre está presente esa
fascinación de usar ropa prestada o regalada, invocando así un gramo de
personalidad de otro que te sume un puntín a tu autoestima fría como
este invierno.
Y ya salís para tu trabajo, quizás este él ahí,
imbécil como pocos, desaprovechando cada minuto, no comprendiendo que la
vida es una sola. Siempre está ahí, parado, fumando como idiota,
hablando por teléfono, sonriendo como si estuviera haciendo una
publicidad de celulares.
Te da bronca que él sea tan idiota, te da bronca que siempre te quejes por todo.
Pero nena, nunca opaques tu sonrisa de princesa, tu mirada que reconforta a cualquier tarado.
No
quiero ser cruel, sabés, pero me cuesta a veces, verte ahí, muerta de
frio, fingiendo esperar a alguien cuando él pasa por al lado, sin
preguntarte ni siquiera la hora. Sin decirte, ¿tomamos un café? y sin
sorpresas (A cierta edad, las sorpresas ya no existen más), yo quisiera
verle la cara, cuando le digas, “Tomemos el café, pero en el cuarto de
algún hotel”.
Yo sé la historia, yo la escribo, él nunca te va a
hablar, porque jamás se animaría a decirte algo, porque no puede, lo veo
en su cara pálida cual idiota enamorado, un tonto al estilo caballito
de carrera que solo mira para adelante. Se pierde todo el panorama, se
pierde tu bufanda roja, tu saquito anti-fiesta tapa culo.
Quizás es momento, niña, que vayas y le digas, que se puede ir bien a la mierda, quizás sea la hora de mandarlo a cagar.
Quizás ese quizás es un ya inmediato.
París, está muy lejos, y el invierno es muy cruel.
Archivado en: Vidas Ajenas