Te Cortaría en Mil Pedazos : relatos, historias propias. Resucitandote en cada historia. | Weblog de Cristian Sena

Se desparramó en la cama y con su dedo índice recorría mi pecho. Subía y bajaba, me daba escalofríos, me hacia temblar. Ella me hacia temblar, no los escalofríos.
Me sentía pleno cuando me besaba el hombro, cuando sus labios resecos, quebrados por el viento, se posaban en mi hombro izquierdo.
Me gustaba mucho cuando se subía encima de mi cintura tratando de no aplastarme para comenzar a besarme, desde la frente hasta los pies.
Cuando la escuchaba susurrar “sos hermoso”, cuando decía por lo bajo “¿Cómo podes ser tan lindo nene?”. Cuando no hacia falta responderle, cuando con un abrazo, con un beso, con un suspiro, ella lo comprendía todo. O cuando simplemente nos encontrábamos después de tiempos crueles de canibalismo de oficina.
Estaba completamente desnuda y sentía su calor en mi cuerpo, no hacia falta ni que me roce para sentirlo, con solo aproximar sus labios a mi frente yo ya sentía el calor.
Su pelo descansaba en mis ojos, me acariciaba los pómulos, estaba frío. Siempre tenia el pelo frío.
Sus pechos, sus pezones se conectaban con los míos, sus tetas caídas, toqueteadas, maltratadas, entraban en la palma de mi mano, pero eran muy confortables, en verdad, me gustaban.
Se movía con suavidad, con delicadeza, como si yo me fuese a romper. Me hacia sentir querido, adorado, importante. Me cuidaba en esa cama de sabanas bordó. En ese colchón de dos plazas comprado a crédito.

No hablaba, apenas balbuceaba alguna que otra frase, pero la mayor parte del tiempo se mantenía en silencio. Era toda una gata, esas gatas que te ronronean en los pies, esas gatas que necesitan sentirte para saber que estas ahí.
También le gustaban mis brazos, lo podía notar cuando estos quedaban todos húmedos después de recorrerlos con su lengua.
Cuando lamía en círculos mi ombligo, por inercia mis manos la sacaban, y ella se paraba como un toro, firme, desafiaba mi fuerza para seguir besándome, hasta que mis dedos se introducían en su boca y ahí se entretenía besándome los dedos. Mordiéndolos suavemente, sutilmente.
Y a mi me encantaba hacerme el dormido cuando ella hacia todo eso.
Por que a mí, al igual que a ella, me gusta dormir de día.
La noche no es para dormir.

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Entre gusanos estiras tu mano
que pesado presente / darías todo por volver atrás, a ese pasado que tanto odias
ya no entra más nada, ni un pensamiento, débil te acurrucas
(siempre terminas acorralada)
como cuesta aprender, cuando son tantos los maestros
vas dejando tu humor en el medio del hall
¡vas dejando tus marcas en el medio del hall!
Saca esta mierda de acá, saca esta mierda de acá (gritas y bailas)
Si en la primera el encendedor no prendé, dos años de mala suerte
“cosecharas triunfos” la pegatina en la heladera / pozo oscuro y frío
vidrios rotos, crujen tus huesos y esa costumbre de no mirar atrás
nadie afirma tus sueños, ni siquiera te cantan a vos
tu alucinación ficticia-constante, tu cama indecente y tu incomunicación
siempre ahí, siempre esperándote,
sacá esta mierda de acá, saca esta mierda de acá / asentís y vas por más.
estás enferma sin estarlo, estrambótica y penosa
siempre falseando / neuróticas paranoicas por ahí, idiotas porfiados por allá,
ensalada de hormonas y al otro día
otro crimen esperando a suceder, así cosechas, así te alimentas,
reacciona.

Yo / te perdono.

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Parte 9 - Final
“Mira nene, hacelo fácil dar es dar”

¿Y ahora a donde me meto?. Como puede ser que todo se de vuelta constantemente, que siempre me lleve una sorpresa. Que viva en un zig-zag de pareceres constantes, no es bueno ser un panqueque, esto seguramente debe ser un trauma, un karma, algo malo.
Quizás se llama inseguridad. O Quilombofobia.

—Sandra, la verdad que te pido disculpas, me comporte como un boludo.
—Si, yo también, ni siquiera te avise, actué muy mal.
—Somos dos mal educados.
—No, mal aprendidos.
—En fin, ahora que estamos más tranquilos, y que ya nos dijimos todo...
—Pará un poco Luciano, vos hablas mucho, déjame a mí, veni seguime... —y camino hasta la vereda, levanto su brazo y freno un taxi.
Subimos y ella automáticamente le dijo al taxista “llévame al telo más cercano”, la mire desconcertado, me miró, sonrió y me besó.

Llegamos al hotel muy excitados, fue hermoso, sorpresivo, esas cosas que jamás te pueden pasar en la vida, bueno, verdaderamente pasan, y me paso a mí.
Ya acostados en la cama, nos pusimos a charlar, de todo un poco, hasta que sonó el celular, era el Rulo, me fui al baño y le dije “¡me la garché Rulo!, bah, ¡me re garchó!, te llamo después, chau” y le corté.
Ella estaba acostada en la cama, tapada con la sabana blanca hasta los pechos, sus piernas entraban y salían de la sabana, y su cara había cambiado, estaba distinta, muchísimo más linda.
Me acosté al lado de ella y le pregunté;

—¿Nunca te sentiste un mono al estar agarrada del pasamanos?
—¡¡Siempre que me subo al colectivo y me agarro de ahí, me rio sola!! —respondió y siguió— y un día, me voy a colgar y me voy a empezar a balancear por el aire, vas a ver.

Se dibujo una sonrisa en mi rostro y empecé a reírme a carcajadas, a los gritos, estaba loco de alegría y ella también se reía y fue la situación más descontracturante de todo el día, nos reímos mucho y nos abrazamos y justo ahí, en ese instante ella con su cabeza apoyada en mi hombro, se creo el silencio, esa pausa en la que todos aprovechan para pensar, ese cable a tierra y fue justo ahí en ese instante que llegué a una conclusión que cambio mi vida; tendría que dejarme de planificar todo.
Que podría comenzar a dejar que todo fluya, por que después de todo no me fue tan mal en mi primer experiencia.

Y de vez en cuando garchamos, pero le dije que no quería conocer al nene, esta de acuerdo y respeta mi decisión, a cambio yo le prometí que no me iba a enamorar de ella.
Sandra ya tiene la cabeza en otra cosa y me dijo que duda mucho que se vuelva a enamorar, yo espero que se enamore y que sea muy feliz, igualmente me confesó que la caliento, y además me dijo que no tenía problemas en que garchemos cuando podamos, cuando realmente tengamos ganas, por que ella también era un ser humano, que necesita tener sexo como todas las demás personas.
Por otro lado el Rulo, siempre brinda por mí y me dice que soy un maestro, me pregunta como hice para levantarme a ese camión y yo simplemente le respondo, que si ella esta conmigo, es por que soy muy cagón.
Y por mi primera vez en años, estoy en condiciones de corregir a Rulo y decirle que esas tetas, son naturales.



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