Parte 1

Ciudad de locos corazones

—Me gusta una mina que tiene un pibe.
—Uhh... que mal te veo...
—Un pibe chico, tendrá 3 años. —primer intento para minimizar la situación.
—En resumen: Madre soltera, hijo, 3 añitos, quilombo en puerta.
—Esta buenisima Rulo, terrible minón.
—Sabes Negro, al final le voy a terminar dando la razón a los científicos, vos viste que yo mucho no creo en esa movida, pero loco, todas las minas que están buenas tienen un hijo. Es verdad entonces, que las minas lindas son menos inteligentes que las feas.
—O tienen más sexo por que son lindas Rulo —una deducción bastante lógica.
—Si, pero no se cuidan por que no les da la cabeza.

—Tampoco es tan así, andá a saber por que tienen un hijo.
—Volviendo al tema, la flaca tiene un pibe, ni lo sueñes. —El Rulo es un amigo, de esos que piensan igual-igual a uno, así es el chabón, un tipo de fierro y un poco cerrado.
—¿Por?
—Es madre... —Termino de decir eso, cerro los ojos y levanto las cejas para arriba acompañando el movimiento de las cejas con un leve balanceo de cabeza.
—¡¿Y?!
—No da...
—¿Por?
—Por el hijo, después el pibe se te encariña con vos, por que vos vistes como son los guachos...
—Se dice viste y sí, ví como son los pibes. Pero a mi me gusta la madre, el hijo, es hijo de ella.
—Si, pero es madre...
—Termínala con lo de madre, ya sé que es madre, pero me gusta.
—Si, pero viste como son las madres, después no te dan ni pelota y vos tenés que bancar al pibito que te tire del pelo, sonreírle por cualquier pelotudes que haga, comportarte como un imbécil para simular que lo querés, y todo te la tenés que comer de cayetano ni “mu” podes decir.
—Bueno, gracias Rulo, que amigo que sos vos.
—Negro, vos sabés que quiero lo mejor para vos, pero me parece que no da.
—Igual seguro esta desesperada por tener sexo. Yo quiero chuparle las tetas, no te voy a mentir.
—Las tetas están así de grandes, ¿sabés por que?
—Sí, ya sé, por el pibe.
—Exacto —se caía de maduro esa respuesta— Igualmente, chárlalo con ella, ya son grandes ¿qué edad tiene?, decile que te calienta, por ahí arranca sola y te la enfiestas y fue, no tenés que casarte ni nada.
—Unos treinta y pico debe tener, sí, voy hacer eso, la voy a encarar y listo, total no pierdo nada.
—No te vas a enamorar pelotudito
—No, no, las cosas claras. —Ni yo me lo creo a eso.
—Hasta mañana Rulo, cuídate.
—Chau negrito, nos vemos, suerte con eso.



Parte 1 - Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7 - Parte 8 - Parte 9 - Final