Te Cortaría en Mil Pedazos : relatos, historias propias. Resucitandote en cada historia. | Weblog de Cristian Sena

Es una ocurrencia con una amplia fundamentación, de hecho la pregunta iba a ser ¿Alguien sabrá cuanta sangre nos chupan los mosquitos por día?.

Entonces, se me ocurrió -valga la redundancia-, hacer el siguiente planteo de un problema bien de profesora vieja setentona, con olor a Parisienne que se mezcla con la colonia horrenda y barata, aros grandes símil oro y labios pintados de rojo, bien trompuda la guacha, pero eso no es todo, voz ronca y regla de madera en mano. La que te decia "Tiene un 3" con sonrisita en el rostro.

Todo un problema y de esta forma puedo ver que tan astutos son mis lectores.
Supongamos que un mosquito común y bien hijo de puta cuando estás durmiendo te pica y te succiona 5 microlitros de sangre.
¿Cuantos litros de sangre succionaran al cabo de un año bisiesto, si estos te pican 20 veces por día?

Más datos para la resolución del problema y otras yerbas.

Un mililitro tiene 1000 microlitros.
Un litro tiene 1000 mililitros.
Esto quiere decir que un litro tiene 1000000 de microlitros.
Solo pican los mosquitos hembras.

Conversores


Sí, busque en google "Cuanta sangre succiona un mosquito", sí, soy un pelotudo. Pero me sentí mejor cuando ví esto.

Y me la juego que nadie va a comentar esta entrada, es más se van hacer los que no la leyeron, miren que tengo estadísticas y pienso decir cuantas personas leyeron, miren que rastreo su IP y les llevo un pack de 50 mosquitos gratis (Ahora se re usa la palabra "Pack" ¿Vieron?).
La idea es saber cuanta sangre nos chupan esos hijos de puta, para empezar una demanda a nivel mundial y erradicación de todos los mosquitos o al menos que la gente que vive en Mar de Plata también los sufra, de envidioso nomás.

Buen fin de semana, el lunes la otra parte de la historia.
Ah, gracias a todos los que tienen Facebook y se sumaron a la red. Somos 29 y quiero llegar a los 60, soy un ambicioso re terrible, pero quiero figurar en el top, así me vuelvo más top.
Les quiero contar todo y no quiero alargar, publique un par de discos en el grupo de Facebook, aquel que lo quiera bajar o chusmear se puede fijar en la cartelera, los discos son gratis y libres de descarga ya que las bandas nos los obsequian por fin de año (?). Son buenas bandas, ambas dos, totalmente diferentes.
Basta, dejen de leerme por que en realidad estoy feliz que aprobé un examen y bueno viste como es, te pones pelotudo y nadie logra comprender que esa felicidad la descargas diciendo boludeces todo el día.
Los quiero, ¿si?. Buena vida.

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Parte 6

Y te doy todo mi amor. Y quiero todo tu amor

—Esto es de película —me confesó.
—¿Esto está amargo? —pregunté
—Sí, ¿No te gusta?, yo tomo amargo.
—Si, si, me gusta, me gusta, esta muy rico —respondí con total falsedad.

A mi en realidad el mate amargo me da mucha acides, no lo puedo pasar así nomás. Tampoco soy de tomar mucho mate. Tomare una o dos veces en el día.

—Yo soy adicta al mate y si es amargo puedo pasar días tomando.
—Es lindo el mate, un buen invento.
—El mejor ¿Vos estás bien?
—Sí Clau, muy bien, me encanta este lugar y más si estoy con vos —y la abrace— la verdad que sos una buena co-pilota si no fuese por ese tramo que te dormiste, venías bien —dije eso y me reí para descomprimir un poco el abrazo, ella se sonrió también.
—Sí, estaba cansada, pobrecito, vos manejaste todo el día ¿No estás cansado?.
—Maso, estoy bien, eso si, no me pidas de salir a bailar a la noche —y empecé a reírme.

Si tuviera que elegir algo que no me gusta, es manejar. Por que yo tenia pie plano de chico, y es como que eso me jodio un poco la cadera y estar mucho tiempo sentado me cansa, más que cuando manejas tenés que estar atento, sinceramente y entre nosotros, la paso como el orto, me estresa mucho.

—No me gustan los boliches, no soy de salir mucho. —esto es asombroso, es una mina tranquila, no toma, no fuma, no sale, come vegetales, me casaría en este mismo instante con ella, tres veces me casaría.
—Yo tampoco soy de salir mucho, si salgo es con mis amigos y muy de vez en cuando.

Hablando de eso, me acuerdo cuando salimos con el Patilla, recién nos conocíamos, fuimos a “Miró” un bar, acá en Berisso, el pedo que nos agarramos, me acuerdo patente, estábamos bajando la escalera, por que tenia dos pisos y el Patilla venía adelante, y me dice, “negro, me voy, negro me voy...” y empezó a vomitar todo. El boliche abrió, pónele... hacia dos semanas, tenia la escalera alfombrada de rojo, tipo carpet de los Oscar’s, así, el Patilla le vomito todo el clerico, llenó de frutas todo el bar, los patovas a boleos en el culo nos sacaron, que buena noche.

—Cris, ya esta casi de noche, ¿Vamos a descansar?
—¿No querés comer algo?
—La verdad que con esas facturas yo me llene, si querés cocinamos algo... —es una dulce, pero como la voy hacer cocinar, es tan tierna, tiene un vocecita que no le podes decir que no a nada. Una carita de nena, ojos bien redondos, labios apenas rosados, usa unos aritos estilo artesanales, le quedan preciosos.
—No, yo tampoco tengo hambre, bueno, dale, vamos a descansar un poco.

No tengo fuerzas para nada, estoy agotadísimo. Tengo un poco de hambre, pasa que si no ceno bien al otro día me levanto hecho percha, el estomago se pone en huelga no sé que onda, me duele la cabeza, pero quizás me la pueda garchar.
Nos metimos en la cama y ella se puso un pijama. Usa pijama ¿No es un amor?. Un pijama que en la parte de adelante tiene un osito comiendo helado, blanco con mangas rosas. El pantalón es rosa y le marca el culo de una forma que pierde casi instantáneamente toda la ternura que al mismo tiempo ella genera.
Me dijo “buenas noches, que descanses”, se dio vuelta y tenia el culo ahí, a pasitos, la abrace y le hice cucharita, sin intenciones, lo juro.
Me dormí.
Cuando me desperté al otro día, no saben como me putie a mi mismo. Encima me desperté y ella no estaba. Al rato entró a la pieza, con el mate. Tome el primer mate y para tragarlo me costo un huevo y la mitad del otro, amargo como la concha de la lora.
Fue como chupar un pomelo. Horrible.
Le dije que estaban riquísimos, que le iba a decir pobrecita, si lo preparo con tanto amor. Me la quería comer... en todos los sentidos.

—Buen día, dormilón.
—Buen día, reina. Que lindo mate, gracias por despertarme así, sos un angelito.
—Usted me mimo mucho, así que es lo mínimo que tenia que hacer, traerle el dechachuno a la camuchis —cambio la voz, hablaba extraño, como si fuese una nena seis años.
—Gracias Clau.

Se sentó al lado mío y me dijo que él día estaba espléndido. Un sol enorme, y en verdad estaba muy lindo el día. Se escuchaban a los pajaritos alegres, ella estaba más hermosa todavía. Todo era genial.

—Vino un tipo esta mañana, a ofrecerme caballos, le dije que sí enseguida, ahora a las dos de la tarde los traía me dijo.
—¡Que bueno! Muero por andar a caballo. Hace tanto que no ando... —la ultima vez que anduve a caballo me caí, pero por la pajera de mi prima. Un caballo súper manso, pelotudon, por que son pelotudos esos animales, me subí y mi prima se empezó a ir para el costado, yo lo note, pero imagine que seria gratificante verla caer. El tema es que se agarro de mi campera y nos matamos. A partir de ahí, dije nunca más un caballo.
—Sí, a mi me encantan los caballos. Pensar que son animales tan inteligentes, tan valientes, con tanta fuerza...
—Sos una genia Clau —interrumpí—, estás en todo. Me alegras la vida.
—Vos estás cambiando la mía Cristian. —Ese fue el primer piropo que me dijo desde que llegamos y no pude más, me tire encima y empecé a besarla. La bese como un desesperado, le toque las tetas, la acosté, tire el mate a la mierda, le tocaba el culo, cuando de pronto se escucharon palmas.

—¿Escuchaste? —me preguntó.
—Sí, pero no debe ser acá... —y seguí metiéndole mano, tenia una teta, entraba en mi mano, completa.
—Somos los únicos que estamos acá. Andá a ver, dale. —yo no se por que las mujeres se preocupan por todo, en realidad estaba en todo. No mentía cuando se lo dije, pero era nuestro momento.

Salí afuera y había un paisano con dos caballos.





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Sublime y humilde
te creí,
música inglesa,
te creí.
De sueños simples, promesas falsas
redención a tus pies (y ni mosqueas)
Ropita nueva, sueltita,
como le gusta a él,
regalos anti-regalos
como te gusta a vos.
¿Qué hacés?
solita, solita, en la ciudad,
¡Qué sola estás!
dependiente de tu insomnio
marcas por caprichos
tan vulgares
que idiotizan a cualquier imbécil
solo escuchas, lo que querés escuchar
siempre existirá alguien que te dirá lo que queres oír
un polvo, o dos, quizás tres,
la piba esa al otro día te olvidó,
se va a limpiar los brazos, se va a borrar tus besos,
a desbastarse los brazos, a bañarse sin bañarse
siempre sucia, siempre malherida.
¿Toda tu vida será igual?
Amistades imperfectas, desapariciones,
escapando de tu sombra,
zapatitos, escaleras,
lejos, muy lejos, siempre quedara tu verdad.

(Pónele más azúcar)

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Parte 5

Bombita de amor


Llego el jueves y pase por la casa, con más nervios que un final, salude a los padres, buena gente parecían, el padre me amenazó indirectamente y le dije que se quede tranquilo, que la iba a cuidar, prometí ir despacio, usar el cinturón de seguridad, y por sobre todas las cosas, cuidar a su hija.
Estaba hermosa, pero más, por que no sé, tenia cara de dormida, eran las 3 de la mañana, y partimos para Villa la Ventana.

Charlamos en el viaje, paramos para buscar agua para el mate, en un instante se durmió y casi nos matamos por que me colgué mirándola, lo que pasa es que en la ruta que va para la Villa, pasan muchos camiones, se despertó exaltada y le dije que esquive a un perro. Sos un amor me dijo y siguió durmiendo.
Al rato puse música, y se fue despertando.

—Ya llegamos Clau, falta poquito. Media horita, prepárate unos mates, recién pare y compre medialunas, están calentitas.
—No lo puedo creer nene —dijo con los ojitos brillosos.
—¿Qué no podes creer? —pregunté, actuando normal.
—Que este pasando todo esto, es tan lindo, tan lindo. —se podía notar que no salía de su asombro.
—Es que Clau, perdóname, pero sos hermosa y me es inevitable no tratarte como una reina, te veía pasar en la facu, tantas veces, tantos días sin poder hablarte, para mí también es increíble, y estoy feliz.
—Que lindo todo eso que decís —y tarareo la canción que sonaba en la radio— ¿podes subir un poquito?.
—Sí, como no, estaba sonando All my loving de los Beatles.
—Esta canción es hermosa, es mi grupo favorito este —movía la cabeza y los rulitos se movían con ritmo, con estilo, es hermosa. Es hermosa. —además son pioneros, me encanta, subí más.
—Sí, los Beatles son geniales —grité.

Ya nos acercábamos, decí que Marquitos me mostró unas fotos del lugar, por que no tenía ni idea, igual es la única cabaña perdida en el bosque, no hay vecinos, no hay nadie que pueda interrumpir nuestra paz, nuestra estadía.

—Esa es la cabaña, Clau.
—¡No te puedo creer!, que hermoso es este lugar Cristian, es increíble, mirá los árboles... —y estaba como enloquecida con el lugar, similar a cuando sos chiquito y te regalan ese juguete tan ansiado, así estaba ella, chocha— mirá, hay una hamaca, ¡podemos cortar leña!, no, no lo puedo creer.
—Viste, te dije que te iba a gustar, es magnifico este lugar, tiene como una vibra súper positiva, es muy natural.

Entramos a la cabaña y Claudia en dos minutos la recorrió toda, probo la silla mecedora de roble, salto en la cama, salió afuera, y lo primero que hizo fue sacarse las zapatillas.

—Sácate, sácate las zapatillas, sentí la conexión con la tierra, mirá, es magnifico, vamos afuera, dale, vamos... —y me agarro de la mano— dale, que esperas, vamos... —y salí con ella para afuera— no, pero sácate las zapatillas, dale... —me saque las zapatillas y salimos.
—Es verdad, siento una energía diferente

Yo tengo un trauma con andar descalzo, nunca ando descalzo, por que de chico me meaba en la cama, pero era cuestión de cerrar los ojos para mearme todo encima.
Entonces mi vieja siempre me decía “ponete las zapatillas... te vas a mear encima” y ahora de grande, tengo un cagazo de mearme encima cuando ando descalzo mucho tiempo, pero bueno, por ahí ya no me pasa más eso.

—Esto es fantástico y decime ¿Cuánto te tengo que dar?. Por que un lugar así debe salir muy caro.
—Clau ya te dije, es de unos conocidos de mi viejo, no me tenés que dar nada.

Dos mil pesos, tres putos días, en una cabaña para dos personas. Una locura, pero ya no había vuelta atrás, todo el aguinaldo ahí, pensaba ahorrar para comprarme un auto, a la mierda con eso. Pero lo vale, esta mina me encanta y si no la invierto en un recuerdo tan hermoso como este, ¿en que la voy a invertir?.

—Bueno, voy a bajar las cosas del auto, antes de que oscurezca por que acá no hay luz.
—Bueno, dale, ¿Te ayudo?
—No, prepara el mate de mientras
—Bueno —y me regalo una de las sonrisas más lindas que puedan existir, esas que todavía nadie las invento, ellas las creaba a cada instante. Y era para mí, solo para mí.
No traje la filmadora, que pajero soy, sabés si lo ve el petiso, si ve esa sonrisa, se caga de envidia.

Me calce por las dudas, y me puse a bajar las cosas, dos bolsitos de mano, un sol de noche, cubiertos, algunas provisiones, algunas verduras, y una radio a pilas.
Cuando volví a entrar, ella se había sacado el buso y estaba en musculosa, una musculosa blanca, vi su espalda, seguido de su culo, y en verdad, nunca ví algo así. Tanta magia junta.
Es perfecta —perdón por ser tan repetitivo, es que no me salen las palabras— me quede parado en la puerta solo para mirarla mientras ella le ponía yerba al mate, estaba en una mini-convivencia con la mina de mis sueños.
Deje las cosas en el cuarto, una cama matrimonial, todo madera, un palacio. Una cabaña maravillosa, también con lo que valen, tendrían que traer esos negros africanos que te apantallan con las hojas esas gigantes.

—¿¡Qué haces con zapatillas!? —preguntó la hermosura de persona.
—Nada, me calce para entrar las cosas.... —invente una excusa— porque acá hay mucho verde, pero las víboras te comen los pies.
—No hay víboras, sos un personaje —me dijo y comenzó a reírse.
—Sí, hay víboras, chanchos jabalíes, alacranes, acá hay de todo.
—¿De verdad?
—No, mentira
—Bueno sácate las zapas.
—Bueno... —dije como resignado, no podía decirle que no, ni tampoco le podía decir eso de mearme encima, en el primer día cortarle el entusiasmo, que iba a pensar. Me saque las zapatillas y me senté con los pies sin tocar el suelo, los apoye en la maderita de la silla del frente— ¿Te ayudo? —pregunté.
—No, ya esta.

Salimos afuera y nos sentamos en el escaloncito de la entrada de la cabaña.





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Pura psicología, 2 descubrimientos asombrosos.

-La gente cuando esta en verano prefiere el invierno y cuando esta el invierno prefiere el verano. Y ahora entiendo por que el país esta como esta.

-El Yogurt causa tres síntomas:

Juventud: Al comerlo, sentirte joven al recordar tus primeros yogures.
Vejez: Sentirte viejo cuando se acaba.
Un idiota: Al rasquetear el final y terminar desistiendo por que los mogoliquitos que los fabrican se comieron una carrera en la facultad para hacerle todas ranuritas y agujeritos al fondo del envase(totalmente a propósito) para que vos te calientes al pedo.


Y en realidad este es un post para agradecer a todos los comentarios, a los que siguen al blog, los que estan en facebook, tambien a los que estan subscritos por mail a los del feed, a los tímidos/as que solo leen, y a todos, por suerte toda buena gente.
Esto esta creciendo y estoy muy orgulloso. Que la vida se sonría con ustedes.

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Parte 4

Close your eyes and I'll kiss you

La noche no pasaba más, vueltas y vueltas en la cama, deseaba que a ella le este pasando lo mismo, que no se pueda dormir, que este evaluando mi propuesta, seria grandioso que así fuera.
Me desperté un poco cansado, no pude dormir nada al final, llego el Patilla a casa y el boludo se olvido la mochila, yo lo veía venir muy liberado, se colgó pintando y salió apurado me decía.


—Soy un pelotudo, me olvide la mochila.
—Lo sé, parásito.
—¿Llamaste a Marcos?
—Sí, ya me paso el teléfono de las cabañas, me dijo que estaba medio complicado, pero que cualquier cosa me dejaba la reserva de él. Por que dijo que ahí, si fuese por él se quedaría a vivir.
—Que groso, bueno, me alegro loco. —Creo que el Patilla es buen tipo, me parece que todo lo dice de onda, en verdad le creo.
—Gracias Pati, y gracias por el aguante.

Entramos en la facu y paso el pelado mascaporongas por al lado y yo me moría por gritarle en la cara que Claudia se venia conmigo a Villa la Ventana, pero me moría por gritárselo. No me pude contener y presumí frente al Patilla, casi a los gritos para que me escuche.

—Por suerte con Claudia está todo bien —grité— es una muy buena mina, ayer nos quedamos charlando un rato en la puerta y es genial, muy macanuda —y pude observar como al petiso se le paraba la oreja.
—¡Que bueno ché! ¡HACEN BUENA PAREJA! —Gritó el Patilla.
—Tranquilo Patilla —le dije en voz baja.
—Disculpa me fui a la mierda, es la emoción de destruir al petiso —me susurro.
—Sí, la verdad, que tuvimos buena química —ya el petiso caminaba cada vez más lento, hasta que nos pusimos a la par— MUY BUENA QUIMICA —dije en voz alta y podía ver al mascapito ahí, totalmente perturbado, sin mirarnos, le toque el brazo y le dije —¡¿Qué haces campeón, todo bien?! —, y se moría el hijo de puta. Tendrían que haberle visto la cara, se moría, y yo me retorcía, una alegría indescriptible, calladito se quedo, siguió caminando y doblo para el buffet.
El Patilla se empezó a reír y me decía “sos un hijo de puta, que hijo de puta”, es como si me hubiera ganado el bingo, ver al petisito todo destruido, apagado, que placer. Hippie del orto.

Entramos al aula y Claudia, no salía, no salía, pasaron las horas y no salía. Entré al aula, estaban las compañeras, el batracio pequeño, y todos me miraban. Me importo poco, me acerque a una de las compañeras y le pregunte por Claudia.

—¿Claudia vino?
—No, ayer, en el cumpleaños de la madre, comieron unos sandwinchs de miga y bueno parece que estaban en mal estado y se intoxicó.
—¿Pero está bien?
—Si, si, quédate tranquilo, nada grave. ¿Vos sos Cristian?
—Sí, soy Cristian
—Ah, me dijo que te pase el teléfono, anota —y me paso el teléfono, no lo podía creer, viste cuando no lo podes creer, que esperas que no sé, se caiga el techo y te morís al toque, así me sentía, alegría, tiraba ondas expansivas de alegría.
—Gracias, ¿Tu nombre?
—Carla
—Gracias Carla
—De nada Cristian

Y guarde el papel en cámara lenta para que el chichón me observe, solo para eso. Salude a la comisión “Chau chicos”, no me saludo nadie, pero no me importaba.
Y camine hasta el Patilla, y le dije.

—Boludo, ¡tengo el teléfono!
—¿Posta?, pensé que ya lo tenías.
—No, no, me lo paso recién la compañera.
—¿Cuál, la tetona?
—See, terribles tetas.
—Viste, increíble, buenísimo loco.
—Sí, ya le estoy escribiendo.

Le mandé un mensaje súper archí pelotudo simulando estar preocupado por su salud y me respondió casi al instante. “Quédate tranquilo, estoy bien, llámame”.

—Mira patilla, mirá, boludo, me pidió que la llame.
—Y llámala
—¿Te parece?
—A ver préstame —y agarro el teléfono, apretó un par de botoncitos y me lo dio enseguida— hablá, dale pelotudo, está llamando, hablá.
—Sos un hijo de.... —Y escuche la voz de Claudia, como apagada, me puso mal.

—Hola Clau, ¿Cómo estás? —pregunté
—Bien bien —respondió
—Ando con náuseas pero ya mañana voy a estar bien, sabés, eso de la cabaña...
—Sí, ya sé, no querés venir ¿no?, igual está todo bien...
—No, no es eso, lo pensé y estaría bueno, si vamos como amigos, seria lindo, además me vendría bien despejarme un poco.
—¿De enserio? —se escucho una risa y me dijo que sí, que era de verdad.
—Bueno, listo entonces, salimos el jueves a la madrugada así aprovechamos el viernes, un besote, me llenas de alegría.
—Dale, otro beso para vos también Cristian.

Corte y la alegría se vino de golpe, como una trompada. Entre en un estado de pelotudes más que la normal. Increíblemente la vida, por fin, me tiraba una soga.

—¡¡Patilla!! —grité eufórico— Patilla, abrázame loco, abrázame —y me tire en los brazos del Pati— me dijo que sí hermano, quiere venir conmigo a la cabaña, boludo, sosteneme que no siento las piernas.
—No seas exagerado y empezá a pensar como vas hacer.
—Boludo, pensa en el petiso, cuando se entere, se cae de orto.
—See, hippie del orto.
—Soy muy feliz, muy feliz.
—Que no se corte loco, me alegro por vos.

Y esa tarde fue maravillosa, lo ví al petiso y ya me daba lastima, era una escoria en la facultad. Opte por tenerle piedad y fingir estar normal. Después de todo, ni un beso le dí, no quería agrandarme más por que viste como son estás cosas después te sale todo como el orto.





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Parte 3

El arte es una mentira que nos acerca a la verdad

Nos sentamos en el banco y empezamos a charlar, bah, es un poco tímida, me encanta que sea tímida, la hace tan dulce, tan hermosa. Es muy hermosa, perdón que parezca repetitivo pero es como cuando vas por la calle y decís “mirá este pan triste con la mina que anda”, es tal cual. Yo no tengo mucha facha, en realidad, aunque me cueste asumirlo, el petiso tiene ojos celestes y yo no los tengo. Igual no quiero darle importancia a ese quiste de la sociedad.

—Che y decime ¿Cómo la llevas a la facu? —arranque con la pregunta más pelotuda e inevitable que hace una persona que esta más tiempo estudiando que viviendo.
—Bien, por suerte, este año, me fue bastante bien. —responde, estudia, me encantan las minas que estudian, que son cultas, inteligentes. Me encanta.
—Que bueno eso, yo arranque este año. Voy bastante bien, me apasiona el diseño. Bastante.
—Que lindo, yo no sabía si empezar diseño o plástica. Pero me gusta pintar, y me da mucho placer. —Pinta, es artista, como yo. Me encantan las mujeres que pintan, por que su imaginación es inalcanzable, tienen talento. No cualquiera pinta.
—Es hermoso pintar —y no miento, en realidad, si bien no es una pasión que tengo por la pintura, me gusta pintar.
—¿Qué pintor te gusta? —preguntó, me gano de mano. No creo que le guste el mismo pintor que a mí, pero me la juego.
—Candido López —La mate, seguro ni lo conoce.
—¿Candido? El que perdió un brazo, que pintaba retratos de guerra, muy naif para mi gusto.
—Sí pero tenia talento y una calidad de detalle impresionante. Pensá que el flaco era militar y sin embargo se ponía a pintar.
—Si, que se yo, no sé, mucho no me gustan los cuadros que tenes que mirar con una lupa.
—A ver a vos.. ¿Cuál te gusta? —pregunte.
—No podría elegir uno pero admiro mucho a Picasso.
—Muy cubista. Muy apagado. No me gusta.
—Sí, puede ser, son gustos, igualmente Picasso no fue solamente Cubista, paso por casi todos los estilos. —dice eso y miró el reloj. Obviamente soy un embole. Pero no me gusta Picasso, no me gusta para nada. Lo único que hizo bien fue el Guernica y cuando lo contemplas te deprime.
—Che Clau, y contame, ¿Qué haces de tu vida?.
—Estudio, pinto y trabajo para una familia, le cuido los nenes los fines de semana. —Le gustan los nenes, es perfecta. —También hago Yoga, Pilates, de todo un poco, me gusta bastante meditar.
—Sos vegetariana —y no lo pregunté, lo afirmé.
—Sí ¿Cómo sabías?
—Y la mayoría que hacen esas cosas son vegetarianas. ¿Sos rasta? —pregunté para probarme, si ella responde que sí, le encajo un beso, si dice que no, no me la juego.
—Rastafari, ¿Cultura rasta?. No, nada que ver, siento una atracción por esa forma de vida, pero no podría.
—Ah, esta bien. Es medio complicado ser rasta. Te entiendo. —Que voy a entender, me estoy enamorando de cada palabra que sale de sus labios, cada cosa que dice me enamora más.
—Hablando de meditar, me encantaría volver a Villa la ventana. Necesito ese aire puro, ese calor, esa vibra que esta allá y solamente allá.
—¿Sos de Sierra de la ventana? —preguntó.
—No, soy de acá, pero tengo varios conocidos allá.
—Y aprovecha, este fin de semana largo —dice ella.
—Es que no te imaginas. Cabaña, bosque, tranquera, hilitos de agua trasparentes. Verde, mucho verde, naturaleza, cerra los ojos e imagina lo más lindo. Pajaritos a la mañana, hogar a leña, magnifico, es una vida muy diferente a la de acá.
—Me imagino, debe ser hermoso... es muy lindo como lo describís, que placer, y pensar que esta tan cerca.
—¿Y si te venís conmigo? —me la juego, ya no me importa más nada— digo... si querés, sin compromiso, mira que esta todo bien, vamos a pasar el fin de semana y volvemos, son 3 días. Como para cambiar la rutina.
—Y no sé, creo que vas un poco rápido.
—No, pero no me mal interpretes Clau, de onda te invito, dormimos en camas separadas, lo que quieras, yo te invito por que al escucharte sentí que por ahí te gustaría conocer ese lugar tan maravilloso.
—Sí, me encantaría, pero no sé...
—Bueno, hagamos así, hoy es martes, el jueves me decís que te parece la idea, pensalo tranquila, sin compromisos ni nada, como amigos..
—Bueno dale, yo ya me tengo que ir...
—¿Tenes novio?
—No, me tengo que ir para casa, cumple años mamá y quiero cenar en familia —Es familiera, seguro es la que ayuda a cocinar, la que se lleva bien con la suegra, la que se preocupa cuando el hermanito esta enfermo, es una mujer integra.
—Uh, no sabía, me hubieras dicho, bueno, anda, dale, total nos vemos mañana —le di un beso en la mejilla y ambos nos paramos del banquito, empezamos a caminar y nos separamos.

Mientras volvía a casa me arrepentí de no haberla acompañado hasta la casa, pero ya era un exceso de confianza, no creo que lo tome como un gesto amable, tampoco quería pasarme de pesado.
Camine una cuadra y llego el Patilla corriendo.

—¿Y, boludo?
—Y esta todo bien, no sabés, la invite a Villa la ventana.
—¿Villa la ventana? ¿Donde carajo queda eso?. Estas loco... —se secaba la transpiración de la frente— a Villa la Ventana... que chabón bravo.
—Creo que queda en Provincia a cuatro horas de buenos aires. Nunca fui, pero Marquitos dijo que era excelente, ahora a la noche lo voy a llamar así me tira más data.
—¿Dijo que sí?
—Dijo que lo iba a pensar, yo le dije que tenia parientes allá.
—Supongamos que acepta, llegas allá y no conoces a nadie, ¿que vas hacer?
—Improvisar loco, improvisar, las minas son un constante naufragio, siempre hay que remar, siempre.
—Estás loco.
—Por ella.
—Nos vemos mañana Pati.
—Dale, nos vemos —y se fue riéndose solo.





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Parte 2

En tu mirada yo veo estrellas

—Prometo no tirarte más nada, solo quiero un café. —Le digo y sonríe, siempre esta sonriendo. Es muy simpática, muy.
—Todo bien, pero tenés que caminar un poco más despacio —me dice sonriendo.
—Vos me chocaste —le digo serio.
—Bueno, Ro, nos vemos después. —Saluda a la del buffet y se dispone a marchar. No la voy a dejar ir, no pienso dejarla ir.
—Espera.... —digo tímido, como si tuviera 11 años. Así tal cual.
—¿Si? –No puedo explicarles como me calentó ese “Sí”.
—Nada... —le dije mirando el piso.

¿Nada?. Idiota, idiota, idiota. Me tiene obnubilado, como fascinado.

—Bueno, tengo que cursar. Chau. —me dice y se da vuelta, empieza a caminar por el pasillo. Lo veo al Patilla sentado en la escalera, salió a fumar, se la pasa fumando.
—Para —le grité— tres preguntas. —le digo bajando un poco la voz mientras me acerco a ella. Aprovecho así también me ve el Patilla. Que seguro se muere por cogersela. Se muere.
—Me asustas —me dice ella.
—Sí, y cuando me levanto, mi vieja me deja el desayuno en la puerta de la pieza y sale corriendo —le digo mientras sonrío. Que estupidez acabo de decir, por dios.
—Estás loco —dice y sonríe.
—Bueno, sé que estás apurada. Así que me apuro, ¿Cómo te llamas? ¿En que año estás?.
—Claudia, estoy en 2do, y si no entro me matan. —responde. Claudia, ¿Existe mejor nombre que ese, para una chica con rizos, con 1,80 y pico de estatura?. No, no existe.
—¿Gráfica? —Haciendo referencia a la cursada.
—No, Plástica. Te dejo.
—Bueno Clau, ¿te puedo decir Clau? —pregunto para hacerme el poronga.
—Si, todo bien —y se va riendo. No sé si se ríe por lo ultimo o por lo ridículo que me mostré.

Lo miro al Patilla. Me mira y baja la cabeza pasa su mano por su cabeza y la deja caer por los pies. Me hace una reverencia similar al saludo de los músicos. Yo me acerco y le digo.

—Patilla, decime la posta, así como amigo. ¿Yo soy muy nabo?.
—Nada que ver loco, ¿Qué onda? le hablaste, tenés que estar contento viejo, le hablaste.
—Quede como el culo. Me quiero matar.
—Na, sonrió tres veces.
—Sos del Indec ahora, boludo.
—De verdad, para mí que no le caíste tan mal.
—Ojala, Patilla, ojala. —y un suspiro demuestra la desazón del momento. Cero alegría, a pesar de que por fin le pude hablar.
—Vamos Pati, entremos —y ambos volvemos al aula.

Estamos dentro del aula y no puedo dejar de pensar en todo lo que no le dije y en que momento la volveré a cruzar, me auto-aliento por que la veo todos los días, eso me tranquiliza.

—Che Pati, ¿Te imaginas la cara del Petiso morfón cuando se entere que hablo conmigo?
—Se muere boludo, se muere. Por fin, ojala loco, ojala te salga bien.
—Se, muerte al petizo ese, hippie del orto.
—Seee —afirma Patilla, con total complicidad.

Llego la hora de irnos y me quedo en la puerta haciendo guardia con el Patilla, se queda apropósito, debe esperar que la mina me corte la cara, por que es un compañero el Patilla, no es un verdadero amigo de esos que te desean lo mejor. Seguro-seguro, se queda apropósito.
Y ahí viene caminando por el medio del pasillo, rodeada de compañeras, pero ella se destaca, me vuelve loco, loco, y me hace hacer cosas idiotas, pero sé que lo más difícil ya paso, que fue hablarle, supuestamente según lo que me dijo el Pati, ahora todo se va dando, tenés que esperar. ¿Esperar?, ni en pedo.

—Clau... —la llamo y todas las amigas me miran y comienzan a reírse, ella se queda parada y todas se ríen, de yeguas, para hacerme sentir mal, solo para eso, no las conozco a ninguna, no cursan conmigo. Es decir que estoy solo, solísimo.
—Que haces distraído... —me dice, y las minas comienzan a saludarla y se van murmurando por lo bajo, veo al Patilla apoyado en el piano, que aunque no lo crean hay un piano en el medio del hall de entrada, el Patilla esta ahí, espectante a todo, se queda a deleitarse, no me inhibe en absoluto, es más, me hace agrandarme y así juntar más coraje.
—Clau, me olvide de preguntarte, ¿Vamos a tomar una cerveza? —Dije eso y al instante me quise matar, como le voy a decir eso, se va a pensar que no sé, que la quiero violar, que... que se yo, que soy como el petiso ese degenerado.
—¿Hoy? Te parece... no sé... —lo pensó. Dios, gracias por todo.
—Sí...bueno, todo bien, es media desubicada la idea, si querés vamos otro día... —decí que no rulito de mi alma, decí que no, dale, hace calor, es verano, no podés decir que queres ir otro día.
—Es que no tomo alcohol —me responde.
—Yo tampoco soy de tomar, es una excusa para estar con vos —C-A-M-P-E-Ó-N el Patilla cierra los ojos, se le dibuja una sonrisa, y balancea la cabeza para los costados como diciendo “que hijo de puta”, lo puedo leer, lo leo en su cara, se está muriendo de envidia.
—Gracias por el piropo, pero entonces, vamos al banco.
—Ya cerro el banco son las diez de la noche Clau.
—Tonto, al banco ese que esta ahí, el de la puerta —a ver... analicemos la situación: la flaca tira algo de onda ahora si yo voy a estar así de pelotudo toda la noche, o el tiempo que este con ella, voy para atrás. Tengo que tener actitud.
—Dale, vamos... —dije decidido, la deje pasar adelante, por que es una dama y por que quería guiñarle el ojo al Pati, al mismo tiempo cerraba el puño, subía y bajaba el brazo de alegría, típico festejo de gol.





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Parte 1

Los planetas están locos

—Ese petiso mascaverga es un hijo de mil puta.
—Seee —declaró el Patilla, un tipo de pocas palabras, pocas pero exactas.
—Encima mirá, corre el putito, que bastardo —estaba realmente enojado, me da bronca que el petiso se quiera levantar a esa minita, mucha bronca— mirá Patilla, mirá, le alcanza las hojas, qué basura.
—Seee, encima mira lo que es, un soretito, habría que fajarlo —balbucea el Patilla, compañero de la facultad.

Estamos sentados en la escalera, yo fumando un pucho y él mirando culos. Al costado nuestro esta el pasillo que comunica al aula de la comisión en la que cursa una flaca que me vuelve loco.

—Mirá como se vino, Pati, mira vos. Es perfecta, es perfecta —digo mientras me limpio la baba— encima el pelo, ¿Viste lo que es el pelo?. Tiene rulitos. El Jean ¿Viste lo que es el Jean, Pati?, se come el culo, único, único.
—No solo eso, fíjate las tetitas que tiene, se parte loco, se parte. Decí que yo estoy hasta las manos con mi novia, que si no, me tiro de cabeza. —Trata de cebarme, sé como es el Patilla, mete el verso de la novia, sabe que esa mina no le da pelota ni en pedo. Y lo peor es que sabe que a mi tampoco me daría bola ni en diez mil años luz.
—Si, boludo... —me puse reflexivo— me parece que me enamore, yo con una mina así me caso.
—Y por que no te mandas, andá loco, decile algo, que se yo, no parece una mina jodida.
—Que se yo... Patilla —y largué un suspiro con aires de resignación— no sé, mira si quedo como un pelotudo, la tengo que ver todos los días, no sé...uhh, otra vez este petiso y la concha de su madre. Decime vos, que necesidad tiene de andar como un perro alzado atrás, todo el día atrás.
—Ya te dije, hay que cagarlo a trompadas, encima seguro, o sea, lo peor, es que así de pelotudo que lo ves, debe pintar o dibujar como un animal, por que es ley, todos los que tienen cara de pelotudo, algo saben hacer o toca la guitarrita...
—Ni el nombre sé, nada. Patilla, vamos, dale, vamos a cursar que necesito mirarle las tetas a Valeria, vamos...

Y comenzamos a caminar para el aula ella se detuvo a mitad del pasillo y en un ataque de paranoia le toque el brazo al Pati.

—Es hermosa boludo, y me mira, ¿Decime tengo algo mal?
—Estás perfecto loco, te mira por que le gustas, viste como son las minitas.
—Encima tiene aires hippies, usa esos zapatitos que son de hippie, de acá a Japón, esos son de hippies.
—Es verdad, no lo había notado, mira si es hippona boludo, un golazo.
—Se, pero sabes por que pago, por verle la cara al mascaporonga del petiso cuando me la levante, por verle los ojitos inyectados en sangre de la furia, pago por eso Patilla, pago.
—¿Entramos? —preguntó el Patilla. Es de fierro, el tipo sabe que la mina me idiotiza y me hace el aguante.
—Banca que entre ella.
—Bueno... vamos, ahí entro. —Y la niña de rizos entró al aula del frente.

Como todas las tardes la observo, la miro de arriba abajo y me inhibe mal, cuando veo que me mira, miro para otro lado como un salame, siendo demasiado obvio que la estoy mirando como un degenerado.

En el aula me siento bien alejados de todos, totalmente solo, por que de ahí puedo ver la puerta que da justo enfrente a la de ella, entonces cuando veo que sale para afuera, me mando atrás de ella, siempre hago la misma pelotudes, cosa que me doy cuenta al rato.
Odio al petiso, el petiso es una especie de hippie, como un souvenir esos duendecitos de cumpleaños de quince, así tal cual. El forro cursa con ella, y se le nota en la mirada de pervertido que se la quiere levantar a toda costa. Es un verdadero problema, a veces me imagino pasando abrazado a ella, yo con mi mano en la cintura, caminando por el medio del pasillo y viendo al chichón sentado en un rinconcito, y con total sutileza le escupo la cara. Y él, me mira con carita de perrito mojado y ahí le encajo un beso a la rulienta que le rompo la trucha, mirá lo que te digo, ¡Le rompo la trucha!.

—Ahí salió Patilla, ¿la viste? —pregunto eufórico.
—¿Eh?
—Nada, nada, ya vengo.

Y salgo totalmente mamerto a perseguirla, voy rápido por que va adelante y en eso, podes creer que se da vuelta, se ve que se olvido algo, no se que mierda y me choca, creo que le desarme todas las fotocopias, todas en el pasillo, trágame tierra.
Me puse a levantarlas, y empecé a transpirar como un zapallo. En eso no va que sale el petiso, ¿Podes creer?, sale el petiso y viene corriendo el muy hijo de puta. ¡Corriendo viene!, ahora somos dos los que la estamos ayudando. En la desesperación agarramos los dos una misma hoja y se la hacemos mierda, cagó la fotocopia. La flaca nos mira, y se ríe. Yo lo miro al petiso y le digo “loco, rompiste la hoja, man” y me retruca, ¡A mí, me retruca! ¿Podes creer?, me dice que la rompí yo.
La miro y le digo “vos lo viste todo, fue él”, y con la sonrisa y la voz más dulce de todos los planetas que rodean a la tierra dice “chicos, gracias, no hay problemas, no se preocupen”.
Y comienza a caminar en dirección al buffet, como un desesperado salgo en dirección al baño, me miro al espejo y me digo, “cagón, cagón, cagón”, tres veces en vos baja, casi de reojo veo pasar al petiso por el pasillo, salgo cagando para el buffet, y ahí está ella, el mundo se detiene.
Todo se centra en ella, y veo como todo lo que esta alrededor desaparece, es como si una luz la iluminara, una mano apoyada en el mostrador, con la otra se acaricia el pelo, esta charlando con la mina que atiende el buffet. Se ríen, seguro le esta contando lo que le paso recién, yo la observo, y me enamora, me enamora.
Junto valor y me acerco al buffet.





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Recorriendo el viejo blog, y eligiendo los mejores textos para trasladar a este, encontré uno en el que hacia referencia a la película Kamchatka.
Al final de esa película hay una canción interpretada por Liliana Herrero "Palabras para Julia", decidi re-publicar el post, ya que al volver a escucharla siento la misma sensación que sentí por primera vez. La letra de José Agustín Goytisolo es excelente.
Si tienen un segundo, pueden darle un descanso al alma.

Palabras para Julia de José Agustín Goytisolo.

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Un hombre solo una mujer
así tomados de uno en uno
son como polvo no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otros hombres.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Y un poquito de más info de José Agustín Goytisolo.

Hay un hombre en el mundo que escribe para su hija un texto para todos los hombres. Su hija Julia.
Pero eso no es todo: hay otra Julia -su madre muerta en un bombardeo franquista a la Barcelona de 1938- que está en esos versos que consagran la vida en todos los sentidos.
Un hombre que -como tantos- le regala sus ideas a su hija - madre y encuentra así un motivo para dárselas a sus semejantes.
Un hombre que era licenciado en derecho y escritor. O mejor dicho, era un poeta.
José Agustín Goytisolo escribió “Palabras para Julia” para su hija. Un hombre que aún estaba “en el camino”, que pensó y pensando amó a su hija - madre y le dejó en unas palabras todas las intensidades: no se puede volver atrás, es mejor vivir en la alegría de los hombres, alguien solo no es nada, el destino está en la dignidad de todos, nunca entregarse ni apartarse, habrá amor y amigos, el mundo es el propio patrimonio: la vida es bella.

Este es el final de la película en donde se puede escuchar la canción.


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